'The Orville': la serie del creador de 'Padre de Familia' que es un sensacional homenaje a 'Star Trek' y su legado

'The Orville': la serie del creador de 'Padre de Familia' que es un sensacional homenaje a 'Star Trek' y su legado

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'The Orville': la serie del creador de 'Padre de Familia' que es un sensacional homenaje a 'Star Trek' y su legado

Hace dos años, en septiembre de 2017 y con menos de dos semanas de diferencia, la televisión estadounidense acogía dos estrenos de ciencia ficción espacial. Uno era un homenaje a 'Star Trek' y otras tantas series del género; el otro era la nueva entrega de la nombrada mítica franquicia. Una serie fue alabada por parte del público, llegando a ser aclamada como digna sucesora de la creación de Gene Roddenberry. La otra fue denostada, a pesar de sus evidentes virtudes.

La primera serie es 'The Orville', creada y protagonizada por Seth MacFarlane, el creador de 'Padre de Familia' en lo que es su primera serie en "imagen real". La segunda es 'Star Trek: Discovery', en el que Bryan Fuller ('Hannibal') y Alex Kurtzman (el 'Star Trek' de Abrams) se ponían a cargo de la franquicia con cambios demasiado drásticos para el fan.

No vamos a entrar en detalles, pero por un tiempo el fandom se polarizó y no paró de comparar ambas series con el "trekkiemetro" en mano y el clásico "este no es mi Star Trek" en la boca. El mundillo sentenció y 'The Orville' salió victoriosa de un debate un tanto absurdo a pesar de que la comparación es inevitable por la naturaleza e intención de la serie de MacFarlane.

Diario de a bordo, siglo XXV

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Inevitable porque a 'The Orville' solo le falta abrir cada episodio con un "Diario de a bordo, fecha estelar x" para consolidar aún más su parecido buscado con la franquicia. Ojo, que al estar hablando todo el rato de 'Star Trek' no me refiero únicamente a la susodicha franquicia, sino además a todas las series similares que vinieron detrás. En palabras de MacFarlane:

"Star Trek fue la primera franquicia en llevar [la ciencia ficción] a un punto que alcanzó al público mayoritario de forma masiva. En muchas maneras, posee la propuedad de esta idea de un capitán en el puente de su nave espacial en lugar de una nave náutica. Pero se ha convertido en la convención. No puedes evitar ir ahí si estás haciendo este tipo de serie, Solo intentas empezar aprendiendo lo que tus predecesores resolvieron y despegar en su propia dirección."

Pero vayamos por partes. La serie comienza con Ed Mercer (MacFarlane) que tras pasar una mala racha después de descubrir la infidelidad de su mujer (Adrianne Palicki), le es dada la oportunidad de tomar los mandos de la Orville, una nave exploradora de rango medio. Una nave que incluye en su tripulación a estoicos alienígenas, seres de vida artificial... y a su ex.

El primer episodio de la serie, donde presenta todo esto más la "misión de la semana" que involucraba en un prototipo capaz de alterar el tiempo, no gozó de buenas críticas (incluida la mía). Dirigido por Jon Favreau, nos encontrábamos con un piloto que, si bien tenía claros sus referentes, se quedaba en tierra de nadie.

No era tan "parodia" como se nos vendía en un primer momento y la mezcla de comedia con tintes dramáticos pretendida por Macfarlane era basta y grumosa. Parecía como si el guionista, algo más acostumbrado al formato de veintipocos minutos, estuviera desorientado ante la necesidad de rellenar el doble de metraje por episodio.

Seducción marca MacFarlane

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Sin embargo, lo que se veía claramente eran las ganas de ofrecernos un asiento en el luminoso puente de la Orville, que estuviéramos semana tras semana explorando planetas con Ed, Kelly, Claire, Bortus, Alara, Isaac, Lamarr y Malloy. Si algo positivo tenía la serie era que estaba sabiamente diseñada para que entremos en ella.

Algo que MacFarlane, admirador del cine y la televisión clásica, persigue: "Puedo ver una película antigua y meterme en ese mundo y disfrutarla por lo que es e implicarme en la historia". Y se siente impelido a provocar eso mismo en nosotros:

"[Seductor] es una palabra en diseño de producción que usamos regularmente. Ciertamente con los uniformes, los escenarios, la iluminación, ¿esto es algo que se sienta seductor cuando lo veas en pantalla? Creo que hay mucho de eso. Lo encontraremos, pero creo que hay más de eso de lo que damos crédito. Pienso que, por muy hilarante que son 'Los Simpson', se beneficiaron del hecho de que usaron una paleta de color muy seductora. Era muy saturada, rica y brillante. Tu ojo siemplemente iba. Esa es una pieza del puzle que a menudo se ignora."

Así, 'The Orville' está diseñado para que entremos en su juego gracias a una renovación estilística que rompe con lo que normalmente vemos en pantalla en las space opera actuales. Pero esto no se limita solo a los coloridos uniformes (aquí, afortunadamente, no existe eso de que solo mueren los "camisas rojas") o al mobiliario que parece como si Apple hubiera diseñado la nave, sino que también al modo de afrontar cada exploración.

Ciencia ficción optimista

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También juega el componente emocional. MacFarlane quiso prescindir de la oscuridad predominante en las series de televisión, y más en la ciencia ficción actual, para darnos una buena dosis de optimismo ante el futuro y la exploración espacial. No hay personajes con oscurísimos secretos, ni que se mueven en una gama de grises morales muy oscuros.

Son lo mejor de la galaxia. Y es lo que deben representar. Quieren explorar, ayudar a los demás y divertirse mientras tanto. Esto no quiere decir que no nos encontremos con capítulos que proponen debates muy interesantes y atrevidos como 'About a Girl'.

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En él, tercero de la serie, con guion de Macfarlane y dirección de Brannon Braga, Bortus (Peter Maclon) y su marido Klyden (Chad Coleman) piden reasignar el sexo de su recién nacida debido a que nacer hembra no solo es una rareza en su planeta sino que, además, la excluiría de la sociedad.

No es el único tema que abordan, pero quizá el más atevido. Hay episodios sobre la tiranía del "jurado de Twitter", sobre la sexualidad en múltiples variante, el colonialismo, la superstición y la religión además de sobre lo que hay que llegar a hacer para el bien común así como los temas políticos y sociales habituales y universales.

Todos estos últimos temas se podían ver bastantes veces a lo largo de 'Star Trek' y 'La nueva generación', sobre todo. Lo que hace Seth MacFarlane es actualizar todo ese espíritu al siglo XXI a lo largo de estas dos temporadas.

Ciencia ficción televisiva "de toda la vida"

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Lo mejor y lo peor de 'The Orville' se puede resumir en la misma frase: es buena ciencia ficción televisiva de toda la vida. Bien hecha, sí, pero no por ello menos clásica, arquetípica y amoldada a los cánones de la televisión en abierto actual.

Como serie autoconclusiva, cada episodio es una nueva aventura y el no tener una serialización demasiado fuerte hace que en FOX (la cadena original de la ficción) hayan cambiado de orden algunos episodios. Un ejemplo, lo tenemos en la decisión de emitir el que iba a ser penúltimo episodio ('Primal Urges') de la primera temporada como el segundo de la segunda. Una práctica más extendida de lo que pensamos.

Como la gran mayoría de series, 'The Orville' no está exenta de altibajos. Hay episodios fantásticos seguidos de episodios mediocres y otros que cuesta mucho no darle al stop e ir al siguiente.

Pero lo bueno supera con creces lo malo de la serie. Y, más allá de la aventura, clásicos enredos románticos y los conceptos de ficción científica que nos ofrecen en cada episodio con lo que nos quedamos es con una gran tribulación de la que se quiere formar parte. Y eso, que no deja de ser parte del legado de la franquicia creada por Gene Roddenberry, es por lo que 'The Orville' logra un hueco en el corazón del aficionado al género.

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