¿Te has preguntado alguna cómo puede ser que Google Maps tenga información tan detallada de comercios, restaurantes o lugares públicos? Aunque Google cuenta con una enorme masa trabajadora, no está dedicada, ni mucho menos, a mantener actualizada esa información sino que se vale de una mano de obra mucho más productiva: el usuario de a pie.
La escena es habitual si eres uno de los llamados Local Guides, las personas que editan la información que aparece en Google Maps. Te plantes frente al restaurante en el que tenías pensado cenar cuando, oh sorpresa, descubres que la información en la que te habías basado era incorrecta. No te queda otra que buscar una alternativa pero, antes de emprender el camino de regreso, abres la ‘app' en tu teléfono y editas el horario para que refleje la realidad.
“Me gusta usar un producto lo más exacto y fiable posible y creo que con mis contribuciones, y las de los demás, es como esto se puede llegar a conseguir. Cuanta más gente contribuya, más exacta y veraz será la información disponible”, explica Elena López, usuaria que desde hace algunos años se dedica a poner su granito de para que los datos de su ciudad, en este caso Madrid, sean lo más precisos posibles.
Elena, que conoció la aplicación trasteando por su cuenta en Google Maps, no ve inconveniente en que su mano de obra no esté remunerada. Por lo menos, “no mientras me siga ofreciendo productos mejorados, fáciles de usar e innovadores. Al final tú decides cuánto contribuir, no es algo que Google te imponga”.
La firma de Mountain View, sabedora de que pedir un esfuerzo a los usuarios sin darles nada a cambio puede ser algo descorazonador, ha añadido con los años un sistema de recompensas similar a aquel que Foursquare utilizaba para premiar a todos aquellos usuarios que hacían check-in en cualquier lugar del mundo.
En Google Maps no hay alcaldes pero sí Local Guides, usuarios reconocidos por sus contribuciones: son los encargados de añadir nuevos establecimientos, de escribir descripciones, de mantener actualizados los horarios de apertura y cierre o de subir fotos que muestren cómo es el local por dentro. No contentos con eso también escriben análisis y hasta puntúan los lugares. Un chollo que Google recompensa con un sistema mínimamente gamificado en el que aquellas personas que más contribuyen van subiendo de nivel. ¿Las recompensas? Acceso anticipado a mejoras de Google. Por ejemplo, aquellos usuarios que superan el nivel 6 pueden acceder antes a las últimas versiones de la aplicación de mapas mientras que con anterioridad. A los que llegan al nivel 4 se les ofrecen tres meses gratuitos en Google Play Music o un 75% de descuento en el alquiler de películas.
La aplicación cuenta con hasta diez niveles y la puntuación necesaria para alcanzarla varía en función de qué mejoras se implementan. Es mucho más valioso para la compañía añadir un sitio (15 puntos) que escribir una reseña, modificar datos o subir una foto (valorados con 5 puntos). Puntuar un sitio, publicar una respuesta o comprobar un dato se recompensan con un punto. Si bien para subir al segundo nivel bastan 15 puntos o 75 para llegar al 3, hay que ser un titán para alcanzar los escalones más altos: el nivel 8 se consigue a los 15.000 puntos, el 9 a los 50.000 y para obtener el 10, el máximo, hace falta reunir 100.000 puntos.
Que las recompensas no vayan más allá de descuentos o algunas mejoras para los usuarios tiene toda la lógica según Carlos González Tardón: “Es un tema de escalabilidad. Si das recompensas reales puede crear un efecto de farmeo (es decir, gente que se dedique a subir gran cantidad de información con poco esfuerzo para conseguir muchas recompensas), mientras que si son más sociales o de prestigio sólo lo harán los interesados”.
Tardón, psicólogo experto en temas de gamificación y videojuegos se dedica a la asesoría basada en el ocio interactivo en People & Videogames cree que la actividad del buscador, habitualmente opaco a la hora de facilitar datos de uso o futuras mejoras, pasará por diluir la frontera entre el mundo real y el virtual.
“Seguramente en breve lo que harán en hacer cruces de actividad real con online. Creo que la idea de Google es que esto sea de forma natural, ya que la siguiente evolución lógica es conseguir ciertos tipos de descuentos para cosas en las que hagas muchos comentarios y sean valorados o validados por el grupo de iguales”, afirma.
Hasta la fecha, Google ha organizado eventos para los Local Guides en los que se les ofrecen consejos para, por ejemplo, hacer mejores fotografías de la comida.
El usuario no es infalible
Quizá el mayor problema al que se enfrenta Google Maps y sus Local Guides reside en el problema de fiarlo todo al factor humano. Puede que no sea un problema en superficies muy pobladas, donde el uso de la aplicación está más extendido, pero si en lugares de menor densidad de población y donde es habitual que la información de los puntos de interés no esté actualizada.
“Pueden colarse errores, claro. Pero en todas las empresas con contenido generado por el usuario hay procesos de revisión, no creo que en ninguna se lo fíen todo a ellos solos”, ilustra Analía Plaza, periodista que ha trabajado recientemente en Citymapper, aplicación dedicada a mapear las rutas de transporte de las grandes capitales del planeta sirviéndose de la información proporcionada por las entidades de transporte.
Plaza recuerda que Google también tiene un programa para los negocios, llamado Google My Business, que les permite listarse en la aplicación y, de esta manera, “mejorar el SEO y aparecer en las búsquedas”, lo que permite que Google reciba ayuda desde dos frentes diferenciados: el de los usuarios interesados en disponer información actualizada y el de los pequeños empresarios que quieren acceder a esa masa crítica de potenciales clientes.
Plaza recuerda que Google no es la única que se alimenta del contenido creado por usuarios —“piensa en Tripadvisor, Yelp! o cualquier página de reviews”— aunque también opina que es “más lícito” que esa actividad la desarrollen plataformas abiertas como Wikipedia o OpenStreetMap.
Frente a estas alternativas, Google tiene armas para combatir y ganar por aplastamiento según Plaza: “Google tiene mejores herramientas para bombardear a más gente y que contribuya. Las ediciones geográficas en Google Maps (cuando editas una calle o un número) son mucho más sencillas que las de OpenStreetMap, cuya comunidad es de nicho, de cartógrafos, no de usuarios normales”.
Bombardeo con recompensa
La periodista, eso sí, advierte un cambio de tendencia en la estrategia de Google respecto a su comunidad. “Creo que el caso de Google es bastante invasivo. Desde hace un tiempo las notificaciones que envía Google Maps para que completes información son infernales. Allá donde estés te dice: ‘¡sube fotos!’ o ‘¡ayúdanos a completar la información!’”.
No es una pega para usuarios como Tardón, que admite que utiliza Google Maps como herramienta para decidir “dónde comer” y que toma su elección en función de la información disponible: “Si no hay información o fotos, me lo pienso”.
Para Elena López, Google Maps tiene una ventaja sobre aplicaciones similares como pueden ser TripAdvisor o Yelp!. A la posibilidad de “buscar sitios, añadir favoritos con notas, ver la puntuación y fotos de los lugares a los que voy a ir” se une la función de GPS. “Sí, lo uso más que el resto porque es mucho más intuitivo y fácil de usar que TripAdvisor o Yelp!”, concluye.
Tenlo muy presente la próxima vez que te guíes por Google Maps para llegar a un lugar, reservar una mesa en un restaurante o apurar antes de que cierre ese supermercado que tienes a pocas manzanas de casa. Detrás de esa información no se encuentra** un frío algoritmo** diseñado en un cuarto oscuro de California sino la cálida mano de algún vecino tuyo. Y todo, sin que Google destine un euro de más para que su aplicación se mantenga al día.
Imagen | the tinz
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