Después de dominar el ajedrez y el Go, la inteligencia artificial pone a prueba su potencial en otro deporte: el curling

Después de dominar el ajedrez y el Go, la inteligencia artificial pone a prueba su potencial en otro deporte: el curling
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A la inteligencia artificial la hemos visto ganar, y por goleada, en el ajedrez, en el Go y hasta en el 'Starcraft II'. Hasta ha sido capaz de derrotar a un piloto profesional en una simulación de batallas de aviones. El potencial de esta tecnología es increíble y ahora lo ha vuelto a demostrar en otro deporte: el curling. Y no lo ha hecho en una simulación, sino en una pista real.

Unos investigadores de la Universidad de Corea del Sur han desarrollado un marco de aprendizaje de refuerzo profundo adaptable que, según ellos, tiene el mismo rendimiento en robots que el de los jugadores humanos. Esta tecnología fue implementada en un robot, Curly, que realmente son dos robots en uno, y el resultado fue una victoria aplastante: tres victorias en cuatro partidas.

El robot se adapta al juego

El curling es un deporte de precisión que se practica sobre una pista de hielo. Consiste en un lanzar una piedra de 20 kilos y llevarla lo más cerca posible de la diana. Para ello, los jugadores deben ir barriendo la pista para modificar la velocidad de la piedra, alterar su trayectoria, etc. Es "parecido", entre comillas, a la petanca, pero en equipo y más minucioso.

Es una cuestión de físicas y, como explican en Scientific American, aunque las simulaciones de inteligencia artificial se hagan teniendo en cuenta las físicas, llevar la simulación a entornos reales sigue siendo un reto. Una de las claves de Curly, el robot que vemos en el vídeo, es que aprende "a compensar las incertidumbres y desestabilidades que son parte inevitable del curling", es decir, que se adapta conforme avanza el partido.

Curling

El robot, como decíamos, está compuesto por dos robots: uno que detecta la posición de las piedras en el campo de juego y otro que lanza la piedra. De acuerdo a los investigadores, los componentes pueden comunicarse para identificar errores en el lanzamiento, interpretar los cambios en el hielo y hacer los ajustes pertinentes de cara a siguientes lanzamientos.

Para poner a prueba su desarrollo, enfrentaron al robot contra un un equipo surcoreano "de alto nivel" y el resultado fue una victoria aplastante de tres a uno gracias, en parte, a que el robot tenía una buena capacidad de adaptación. De hecho, los propios investigadores concluyen que "estos resultados indican que la brecha entre los simuladores basados en la física y el mundo real puede reducirse".

Vía | Scientific American

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