Hay momentos de mi vida digital que tengo grabados a fuego. Recuerdo cómo fue la primera vez que usé un ordenador, la sensación al jugar a mi primer videojuego, la primera tarde en que me conecté a Internet y el primer día que utilicé un smartphone. En todas esas ocasiones tuve la sensación de estar descubriendo algo más allá de lo que estaba usando.
También recuerdo la sensación que tuve al usar un iPhone, un iPad, un Mac, unos AirPods o un Apple Watch por primera vez. Ninguno inauguró su género, pero en mayor o menor medida todos definieron el estándar de su categoría por muchísimo tiempo (con asterisco para el iPad). Incluso con sus imperfecciones, sentaron unas bases que siguen vigentes tras muchas generaciones e impulsaron sus mercados.
Son sensaciones similares a las que he tenido probando las Vision Pro. No es el primer casco de realidad aumentada que he probado y hay alternativas bastante meritorias, pero sé que esta toma de contacto la recordaré muy bien cuando sea un anciano y también sé que este producto pone los pilares de lo que vendrá en los próximos años. Incluso con sus imperfecciones, que las tiene.
Por supuesto que podíamos enviar correos desde el móvil antes de BlackBerry. Por descontado que podíamos usar aplicaciones antes del iPhone. Claro que había gente usando auriculares TWS antes de los AirPods. Y naturalmente que teníamos gafas de realidad aumentada antes de las Vision Pro. Pero hay quien se convierte en el punto de inflexión. No lo consigue cualquiera, ni siquiera el primero.
Estas son nuestras primeras impresiones (no un análisis final) de las Vision Pro, un dispositivo muy complicado de transmitir por imágenes: hay que experimentarlo, y os lo quiero contar de la mejor forma que sé.
Caja enorme, expectativas enormes
Uno esperaría que las Vision Pro viniese en una caja solo un poco más grande que su estuche, pero no es así: viene en una caja enorme, superior a la de un Mac Studio. Al abrirla vemos todo lo que trae:
- Las Vision Pro
- La almohadilla de sellado
- La correa simple
- La correa doble, que añade una tira superior
- El cargador (30W)
- La batería y su cable de 1,5 m
- Un llamativo cuaderno de configuración inicial, de calidad superior a la que solemos ver en productos de esta marca
Poco que comentar, salvo que a nivel estético la correa simple es muy superior, además de muy cómoda. No obstante, el peso queda repartido de forma muy asimétrica, por lo que mucha gente preferirá la opción doble, la cual trae otro problema: puede arruinar nuestro peinado. Suena frívolo, pero ocurrirá. No todo el mundo se pone un gorro para abrigarse si justo después tiene una cena.
Entremos en materia.
Conectamos el cable a las Vision Pro, damos un cuarto de vuelta al conector para bloquearlo y encendemos el dispositivo. Nos ajustamos la correa… y si algo va mal, el casco nos avisará diciéndonos que nuestros ojos están demasiado cerca de la pantalla, por lo que debemos cambiar la talla de la almohadilla de sellado.
Luego, el software nos va guiando para hacer la calibración ocular. Simplemente hemos de mirar fijamente algunos puntos y hacer el gesto del pellizco mientras seguimos mirándolos. El proceso para registrar nuestro Apple ID y configurar la red WiFi no tuve que hacerlo en esta prueba, pero solo hace falta acercar nuestro iPhone o iPad para traspasar esa información.
El mundo en visionOS
Una vez tenemos esa calibración ocular hecha, vemos por primera vez el mundo a través de sus pantallas. En el aire aparece flotando la interfaz de visionOS, con sus iconos circulares.
La curva de aprendizaje para manejarse por el sistema es bajísima. Mucho más intuitiva de lo que nos parecía, a mí y a mis compañeros que también la estuvieron probando. Enseguida se asume la forma de mover y redimensionar ventanas a nuestro alrededor, o de hacer ciertas acciones como cambiar el volumen.
El campo de visión no es brillante. Asumí, por los videos promocionales de Apple que era mejor de lo que realmente es. Produce una sensación similar a la de mirar por unos prismáticos: se ve, y muy bien, pero la amplitud no equivale a la de nuestra mirada. Es algo que podemos asumir que será de lo primero que se revisará en una futura segunda generación.
Abrimos Safari, el navegador, y comprobamos cómo una web se muestra a lo grande. La nitidez es muy alta, no vi en ningún momento la matriz de píxeles pese a tener dos paneles a pocos centímetros de mis ojos. Es la mejor que he probado en cualquier tipo de casco, pero incluso aquí hay un pequeño margen de mejora: si en algún lugar tengo ganas de ver paneles 8K no es todavía en mi salón, sino aquí.
Safari tiene poco más misterio más allá de ver webs ocupando equivalentes a pantallas verticales de 50 pulgadas, pero pronto empezamos a ver una de las gracias de este producto: la posibilidad de añadir otras aplicaciones a su alrededor y tenerlas a solo un giro de mirada. Safari delante, Apple Music y el correo en un lateral, la aplicación de recordatorios al otro... Hay muchas posibilidades, aunque no todo es perfecto. Pero del trabajo hablaremos más adelante.
Vídeos inmersivos
Vamos con una experiencia que eleve a este producto: el vídeo inmersivo. Abrimos la aplicación de Apple TV+ y accedemos al catálogo de películas y series. Son en 2D, así que verlas aquí "solo" significa verlas en una pantalla equivalente a la de un cine. De hecho, la oclusión (cubrir nuestro entorno con una imagen virtual) nos lleva a un cine en el que podemos elegir incluso en qué zona nos sentamos.
Es una experiencia fantástica y me encanta la idea de ver películas con este nivel de nitidez. El color es realista y realmente transmite la sensación de que estás en un cine. Para esos momentos en solitario, como viajando a solas por trabajo o en un vuelo largo, creo que es la experiencia definitiva.
En Disney+, una aplicación muy meritoria, podemos ver su catálogo en entornos inmersivos adaptados al dispositivo. El teatro Disney, Tatooine, la torre Stark...
En Apple TV+ no solo tenemos sus películas y series en 2D. También hay varias experiencias inmersivas, que son pequeños clips en los que podemos experimentar la realidad virtual de este producto. Me teletransporté a una montaña nevada en la que tenía a una alpinista a dos metros de mí, a un campo africano en el que unos niños jugaban al fútbol con unos rinocerontes como espectadores o a un camino pegado a unas vías de un tren a punto de llegar.
Sin embargo, dos de los ejemplos de estos vídeos inmersivos son los que me hicieron temblar la pierna, concretamente la del bolsillo en el que llevo mi cartera. En primer lugar, un vídeo de Alicia Keys cantando 'No one' en un estudio, junto a pianista, guitarrista, etc. Ese instante fue espectacular. La inmersión era total. Veía a Alicia como si realmente estuviese allí. El seguimiento de mis movimientos era tan suave y la imagen estaba tan lograda que sabiendo perfectamente lo que es la realidad virtual no dejaba de ser chocante. Adictivo. Quiero más. Aunque no os lo puedo enseñar porque al ser material con copyright la pantalla se pone negra al intentar grabarla.
El segundo instante memorable fue el de un partido de fútbol visto desde detrás de una de las porterías, un poco por encima del larguero. Vi la jugada, vi cómo el equipo atacante se iba acercando al área, pero sobre todo vi las gradas, todo el césped y una atmósfera que la imagen contagiaba y me hacía sentir allí. El momento en el que un disparo golpeó el poste que tenía a tres metros fue definitivo: quiero ver el fútbol así.
Ese disparo al palo provocó el típico ruido seco de un tiro así, y eso me lleva al sonido de estas Vision Pro. Los altavoces están integrados en la banda que se acopla a las gafas, pero no son auriculares de conducción ósea, sino altavoces bien dirigidos.
Eso se traduce en un sonido mucho más que decente, aunque no privado. Puse a Bob Dylan y me daba la sensación de que el sonido venía de un HomePod que tenía cerca, no de esas pequeñas rendijas. No obstante, incluso a volúmenes no muy altos nuestro entorno escuchará lo que estemos escuchando. En función del ruido ambiente será inteligible en detalle o simplemente un sonido de fondo en forma de música o de diálogo de cine. Pero se escucha.
Esto no es problema alguno si estamos a solas en casa o en un espacio privado, pero si tenemos a más personas cerca o estamos en un entorno como el de un avión, no creo que estos altavoces sean una opción: lo ideal es contar con unos AirPods. Concretamente, con los AirPods Pro de 2ª generación con USB-C, ya que son los que traen el chip H2 y permiten audio sin pérdida y una latencia ultrabaja al usarlos con las Vision Pro.
También pude jugar al título 'Synth Riders', un juego que forma parte de Apple Arcade. Una suerte de Guitar Hero que nos obliga ya no a mover los pulgares, sino a mover los brazos y ejercitar la cadera. No es más que un juego casual llevado a la realidad virtual —de hecho es un viejo conocido de esta—, y no puedo dejar de pensar en cómo será jugar a juegos AAA realmente inmersivos con este dispositivo. La resolución de panel por ojo en las Vision Pro es bastante superior a la de Meta Quest 3 o PSVR2. Habrá que esperar.
Acto seguido me dispuse a grabar un vídeo espacial desde las propias gafas para luego verlo en ellas. Es posible grabarlos desde los iPhone 15 Pro, pero lo hice desde las gafas. Grabé a mis compañeros de Webedia que estaban a mi alrededor en la estancia en la que estuvimos probando las gafas, dándome un pequeño paseo por ella y cambiando mi altura para variar la perspectiva.
Verlo fue curioso: por un lado, aplica una cierta profundidad de campo al verlo desde las gafas que hace que la experiencia sea algo más inmersiva (aunque nada que ver con las experiencias realmente inmersivas, como la de Alicia Keys). Por otro lado, grabar el vídeo desde mis ojos aumentaba esa sensación. Un plano subjetivo en toda regla en el que pude ver mis manos y cómo avanzaba entre la gente. La siguiente en probar las gafas fue María González, quien dijo al ver ese vídeo "es como verlo todo desde la perspectiva de Javier".
No será un game changer, pero pienso en cómo será poder ponerse en los zapatos, de forma casi literal, de otra persona. Ya se puede hacer sin necesidad de las Vision Pro, claro, pero esto le dará un impulso importante y espero que sea cada vez más común acceder a vídeos así. La calidad de este vídeo, en un entorno de iluminación complicada, era bastante justa, como la imagen en pantalla: granulada. En el análisis completo podremos grabar vídeos con mejor luminosidad.
A trabajar, holgazanes
Hablemos del trabajo. Antes de probarlas, imaginarme con ellas durante mi jornada laboral, rodeado de grandes ventanas con mis aplicaciones cotidianas y el navegador delante, me pareció una ideaza. Una vez la probé, veo dos problemas:
- Solo con las Vision Pro, estamos usando un navegador equivalente al del iPad y el software que está en visionOS. No es equiparable a un Mac en profundidad y versatilidad. Es como usar un iPad a lo grande: puede valer, pero no es un ordenador como tal.
- Conectadas a un Mac, vemos la ventana de macOS gigante, flotando, y podemos rodearla de aplicaciones nativas de visionOS. Parecía que ese era un mejor candidato, pero tampoco. Tiene ventajas, el texto se lee con nitidez, pero no tengo claro que eso vaya a mejorar, al menos en esta generación, a quien ya tiene un monitor de tamaño generoso.
La conexión con el Mac es muy sencilla: miramos hacia él (si lo tenemos configurado con nuestro mismo Apple ID) y emergerá un botón virtual para emparejarlo. A partir de ahí, su pantalla se apaga y pasa a ocupar esa gran ventana flotante.
En cualquier caso, el uso de un Magic Keyboard —teclado físico de Apple— es imperativo para quien quiera usar las Vision Pro con fines productivos. Usar el teclado virtual es mejor de lo que esperaba, pero no hay milagros y no es comparable al físico.
Podemos tocar ese teclado con los índices, o mirar la tecla que queremos pulsar y pellizcar desde nuestro regazo. Y es bastante aceptable para poner un nombre de usuario, teclear una URL o responder un mensaje, pero no creo que sea algo que apetezca usar para escribir miles de palabras diarias.
Nunca dejan de notarse ahí y no son para un uso compartido
Por último, algo muy importante: la comodidad de las Vision Pro: nunca dejas de notarlas. Pesan más de 600 gramos que llevamos acomplados a la cara. No es terrible, no es incómodo, pero en ningún momento he podido olvidar que las llevo. A menudo olvido que llevo puestos los AirPods y solo recuerdo que tengo un Apple Watch en la muñeca cuando quiero consultar algo, pero con las Vision Pro actuales no existe un escenario idílico en el que vayamos a olvidar que están ahí.
Uno de los usos que esperaba para ellas era poder hacer deporte dentro de casa con ellas. El clásico entrenamiento para días de lluvia, domingos por la tarde o al estar de viaje. Muy complicado. No parece un dispositivo apto para movimientos bruscos y ejercicio continuo. La mejor prueba es que Fitness+, la aplicación de Apple para entrenamientos guiados, no está presente en visionOS. Ni siquiera en 2D.
Algo relacionado con eso: el tallaje. Hay dos tallas para la almohadilla y veintinco tallas para el sellado: cincuenta posibilidades en función del tamaño y la forma de nuestra cara. Eso hace que sea difícil pensar en unas Vision Pro compartidas. Las que probé son de Pedro Aznar, y sobre mi cara dejaban pasar una cierta cantidad de luz por el tabique nasal. Nada que me impidiera disfrutar de ellas, pero sí es algo que no me gustaría experimentar si compro unas a medias con mi mujer, por ejemplo. Apple las enfoca como un dispositivo personal para un uso compartido puntual, no un producto que comprar para más de una persona. Las quejas, a Cupertino.
A eso se suma que, como con los iPad, no dispone de perfil multiusuario, una decisión puramente de mercado, no técnica, que podría haber sido algo más generosa en un producto de casi 4.000 dólares. Ni siquiera almacena las configuraciones oculares del modo Invitado, así que cada vez que alguien que no sea su dueño se las ponga tendrá que pasar por esa configuración. Como Vestager se compre unas...
Y hablando de otras personas: nuestros ojos no se ven en la pantalla exterior como prometía el marketing de Apple. La calidad de imagen está muy lejos de la mostrada por Apple. Se puede identificar una mirada como propia de quien las porta, pero no hay sensación de transparencia. Valle inquietante on fire.
Además, cuando estamos usando las gafas con algo en la interfaz, unas ondas en tonos morados y rosas cubren nuestros ojos casi por completo. Entiendo que el esfuerzo es para hacer menos aislante un producto así, pero creo que queda bastante trabajo que hacer para mejorarlo. Será una función por software que mejorará con el tiempo, pero quienes las han comprado las han pagado en el presente, no en el futuro, y el marketing usado por Apple conjuga en pasado perfecto.
Por otro lado, visionOS es una preciosidad, pero tiene carencias básicas. No se pueden reordenar las aplicaciones (el orden es alfabético para las de terceros), no se pueden crear carpetas de iconos, solo se muestran trece apps por "pantalla"... Ni hablemos de algo como un dock para tener a mano nuestras favoritas. También aquí hay margen de mejora.
En general, es una experiencia espectacular a un precio bastante alto y con algunas pegas, aunque son las típicas que tiene cualquier producto de Apple en su primera generación. El iPod de 2001 tenía una pantalla monocroma diminuta, un disco duro mecánico y unos botones que no eran los mejores, pero abrió la puerta a un cambio total en la forma de escuchar música. El iPhone de 2007 hoy nos parece de juguete, pero definió el estándar físico de la telefonía de una forma que sigue siendo la base de lo que vemos casi veinte años después. El primer iPad no tenía cámaras, ni pantalla de alta definición, era grueso... pero cambió la forma de entender la tablet para todo el mercado.
Estas Vision Pro en algún momento nos parecerán toscas, con una batería externa ridículamente fugaz, unas cámaras que no encajan bien los entornos de baja luz y un precio exagerado (¡crucemos dedos!), pero por primera vez veo lo que a largo plazo podría dar el relevo al smartphone y produce unas experiencias de las que cuesta olvidar. Si no puedes borrar de la memoria lo que sentiste con tu primer videojuego o con tu primer rato en Internet, tampoco olvidarás lo que hagas en tu primera experiencia con las Vision Pro. Son alucinantes.
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