HIMARS: cómo funciona el secreto de la exitosa contraofensiva ucraniana frente a Rusia

HIMARS: cómo funciona el secreto de la exitosa contraofensiva ucraniana frente a Rusia
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La contraofensiva ucraniana iniciada este verano ha cambiado el curso de la guerra. Fue preparada mediante un engaño militar que hizo creer a los rusos que el ataque se produciría en el sur del país, en torno a la región de Jersón, por lo que el ejército invasor se reagrupó en este sector, dejando desguarnecidos otros puntos del frente. Finalmente, la contraofensiva real se produjo al norte, en Járkov: entre el 6 y el 14 de septiembre, los ucranianos recuperaron 8.000 km² de territorio.

Tensión en el Kremlin. Como consecuencia de este desastre militar, Putin anunció una movilización parcial -cuyo objetivo es resolver el déficit de personal del ejército- que causó descontento entre la población rusa. El líder checheno Kadyrov, aliado de Moscú, fue más lejos y propuso el empleo de armas nucleares de baja potencia, sugerencia que el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, calificó como producto de la emoción).

Ayuda providencial. En Rusia, sin embargo, son conscientes de que el conflicto se encuentra en una nueva fase y de que Ucrania tiene potencial para infligir graves daños entre sus tropas, infraestructura y vías de comunicación. Ello se debe, en buena parte, al armamento proporcionado por los aliados occidentales de Kiev, entre el cual destaca el conjunto de sistemas lanzamisiles de largo alcance, considerados en julio por Sergei Shoigú, ministro de defensa ruso, como objetivo prioritario. De todos estos sistemas, el más letal es el HIMARS.

Así es el HIMARS. El Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (High Mobility Artillery Rocket System en inglés), es un sistema lanza misiles de largo alcance instalado en la parte trasera de un camión militar. Fue diseñado por la compañía estadounidense Lockheed Martin, y sus principales características son el alcance, la precisión y la rapidez de movimientos.

Ataca y vete. En cuestión de pocos minutos, el sistema lanzacohetes está preparado y puede disparar, de forma simultánea, seis misiles guiados con GPS, capaces de alcanzar objetivos situados a 300 km de distancia, aunque los empleados por el ejército ucraniano, denominados GMLRS, tienen un radio de 80 km. Posteriormente, el sistema vuelve a su posición inicial y ya es posible marcharse a otro sitio gracias al camión, haciendo inútil cualquier contraataque del enemigo, pues para cuando éste pueda atacar, ya no hay nadie en la zona desde la que se ha operado.

Superioridad respecto a la artillería rusa. La capacidad de atacar objetivos a tanta distancia, con esa precisión y pudiendo eludir la respuesta del enemigo, es la gran ventaja que poseen los sistemas lanzacohetes de largo alcance ucranianos en relación con los rusos. Según la BBC, el BM-30 Smerch es el sistema lanzacohetes de mayor alcance empleado por el ejército ruso, capaz de llegar a 70 km: menos radio y movilidad que el HIMARS.

Petición de Ucrania. En julio, el secretario de defensa ucraniano Oleskii Reznikov informó que, para llevar a cabo una exitosa contraofensiva, Kiev necesitaba, entre otros elementos, de 50 de los lanzacohetes fabricados por Lockheed Martin. Washington respondió, y a principios de septiembre, Ucrania ya contaba con 16 HIMARS, a los cuales los que hay que sumar 10 sistemas lanzacohetes M270, de fabricación norteamericana y enviados por Alemania y Gran Bretaña.

Dado el rédito que el ejército ucraniano está obteniendo con ellos, Washington anunció a finales de septiembre el envío de una ayuda militar por valor de más de un billón de euros, incluyendo 18 HIMARS más.

Hay quien pide cautela. A pesar de que, según el ejército estadounidense, las fuerzas ucranianas han destruido más de un centenar de objetivos muy valiosos para Rusia con los HIMARS, la doctora Marina Miron, experta militar en el King’s College de Londres, considera que su influencia en el conflicto pueda estar siendo sobrevalorada, al no ser eficaz contra objetivos móviles. En su opinión, este sistema lanzacohetes no cambia el equilibrio de poder de un conflicto que ha hecho reavivar el temor a un eventual ataque ruso sobre Europa, provocando que Finlandia y catorce países de la OTAN se planteen la necesidad de crear un escudo antimisiles bajo el cual no estaría, de momento, España.

Imagen: US Department of Defense

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