Lo que cualquiera que haya visto la serie 'Mindhunter' podría afirmar sin ningún género de dudas es que Edmund Kemper es un gran narrador. Tanto es así que, si nos olvidáramos de que detrás de esa pose abacial y esa forma ponderada y desapasionada de presentar argumentos hay un asesino en serie, no nos importaría acurrucarnos a su lado mientras nos narra un cuento (su tamaño de oso también invita a ello).
Lo más sorprendente es que hay muchas personas que parecen haberse olvidado de que es un asesino en serie, o que al menos no les importa tanto a la hora de disfrutar de su sedosa voz y su dicción de locutor de radio. Al menos es lo que se infiere del gran éxito que tuvo Kemper grabando audiolibros mientras estaba recluido en Prisión Estatal de Vacaville, California.
Fascinación criminal
Ed Kemper tiene fans. Dicho así, puede resultar un tanto grotesco. ¿Cómo puede tener seguidores un asesino en serie? Sin embargo, no es un caso único. De hecho, es relativamente frecuente que los criminales tengan comunidades de fans tal y como las tienen las celebrities.
Charles Manson recibió montones de cartas de admiradores y admiradoras durante su condena. El caso más llamativo de seducción femenina, sin embargo, quizá sea el de Jeremy Meeks, un tipo que, en junio de 2014 se convirtió en una estrella de Internet a raíz de que el Departamento de Policía de Stockton (California) publicara en su Facebook su ficha policial: su éxito no estriba en que hubiera sido detenido por posesión ilegal de armas o por pertenecer a banda armada, sino por su apolínea belleza. Tanto es así que hasta un grupo de admiradoras, a través del micromecenazgo, pretendió pagar su fianza y liberarlo.
Además del amor platónico, a muchos de nosotros nos fascinan los psicópatas porque necesitamos comprender por qué hacen lo que hacen, cómo son capaces de mantener el pulso mientras perpetran atrocidades y, sobre todo, cómo la racionalizan todo a posteriori. Además, en muchos de estos psicópatas siempre hay cierto aroma a libertad que nos resulta seductora a nivel casi inconsciente, como explica Isabel Santaularia en su libro 'El Monstruo Humano: una introducción a la ficción de los asesinos en serie':
«Aunque sus actos son inmorales, son personajes que viven según su propia ley y, por lo tanto, son atractivos en tanto en cuánto nos permiten, al menos de forma vicaria, vivir al límite».
Aproximadamente desde la década de los 1980 (en la década de los ochenta se produjeron 23 películas sobre asesinos en serie, y en los noventa 54), gran parte del conocimiento que tenemos a propósito de este tipo de asesinos asesinos múltiples nos llega a través del cine, la literatura y, ahora, de series de televisión como Dexter, Hannibal, True Detective o Mindhunter. Por eso no es extraño que la sociedad los haya elevado a la categoría de personajes célebres. Por haber, incluso hay aficionados a coleccionar objetos que les pertenecieron (murderabilia).
Tal vez en eso radica una parte del éxito de Ed Kemper grabando audiolibros. En eso y en que Kemper resulta, por su forma sosegada y ponderada a la hora de expresarse, irresistiblemente fascinante... sobre todo si atendemos a la brutalidad de los actos por los que cumple condena.
El necrófilo sistemático
También conocido como 'El asesino de las colegialas', Edmund Kemper nació en Burbank, California, en 1948. A pesar de que tiene un cociente intelectual de 140, desde niño ya mostraba una clara propensión a torturar y matar animales. También, con elaborados rituales, llegaba a desmembrar y decapitar las muñecas de sus hermanas cuando se enfadaba con ellas.
Con quince años, mató a sus abuelos con un arma de fuego por el mero hecho, según declaró frente a la policía, de averiguar qué se podía sentir haciendo algo así. Siendo justos, en realidad quería experimentar lo que era matar a su abuela: a su abuelo solo lo mató porque sabía que acabaría cabreándose mucho con él si descubría lo que había hecho.
Debido a ello, fue internado en el Hospital Estatal de Atascadero. Sin embargo, su afinada perspicacia a lo Sherlock Holmes le permitió acceder a las pruebas a los que se sometían a los internos, aprendió sus reglas y pudo así superar su examen con éxito y lograr el alta, impresionando a los doctores que llevaban su caso.
Ya liberado, entre mayo de 1972 y febrero de 1973 Kemper mató a diversas estudiantes que encontraba en la autopista, a las cuales conducía a zonas rurales aisladas para matarlas (acuchillándolas, con arma de fuego o asfixia) y después trasladarlas a su apartamento donde practicaba necrofilia para posteriormente desmembrar los cuerpos. Kemper dijo en su momento:
«Cuando veo a una linda chica caminando por la calle, pienso dos cosas. Una parte de mí quiere hablar con ella, ser realmente amable y dulce y tratarla bien… pero la otra parte de mí se pregunta cómo se vería su cabeza en un palo».
Actualmente es uno de los presos de la Prisión Estatal de Vacaville y cumple cadena perpetua. A pesar de que su aspecto es de mole humana, al estilo del villano de Spiderman Kingpin (no en vano mide 2,06 metros de altura y pesa más de 136 kg), cuando Kemper habla parece que estamos escuchando a un tipo abacial, sosegado y, sobre todo, inteligente. Ni mucho menos parece un monstruo, aunque lo sea.
Todo eso lo hemos aprendido recientemente gracias a una nueva serie de Netflix, 'Mindhunter'. Creada por Joe Penhall y con producción ejecutiva de David Fincher, presenta en los episodios 2, 3 y 10 de la primera temporada a Edmund Kemper, interpretado magistralmente por Cameron Britton. Sin embargo, en Estados Unidos ya era admirado por mucha gente.
Sobre todo los que escuchaban audiolibros.
Un negocio boyante
Los audiolibros y audiolibros gratis no son muy comunes en España, pero en Estados Unidos constituyen un pilar fundamental de la industria editorial. Según un estudio del Pew Research Center, el 18% de los estadounidenses escuchó un audiolibro en el último año.
Existen varias hipótesis para explicar este fenómeno, pero quizá la más plausible sea sencillamente que los estadounidenses usan el coche para todo, conducen muchos kilómetros para ir al trabajo y los atascos interminables son moneda comúm. Escuchar audiolibros en el coche es una forma estupenda de evadirse de la ordalía del tráfico diario.
Actores como Tom Hanks o Samuel L. Jackson triunfan leyendo audiolibros, y también asesinos en serie como Ed Kemper. Y es que, literalmente, esta mole humana con maneras de obispo ha grabado miles de audiolibros desde la cárcel. Adaptaciones a audio de las obras más vendidas del mercado, libros de texto, libros de cocina, incluso libros para niños. Esto último puede resultar especialmente inquietante: voz suave, melodiosa, de dicción muy pura, dirigiéndose a niños, a pesar de que en ella subyace el mal más abominable. Como si Joker tuviera un espectáculo de payasos en el circo.
Pero ¿cómo pasó Kemper de asesinar y violar cadáveres a narrar audiolibros? Pues por pura casualidad la vida en la cárcel puede ser muy aburrida si no cultivas alguna afición, así que Kemper entró a formar parte de uno de los programas dedicado a la creación de audiolibros para ciegos porque se le antojó divertido.
Volunteers of Vacaville's Blind Project es un programa donde se desarrollan varias actividades dirigidas a la inserción en la sociedad de los invidentes, como arreglar máquinas de escribir en braille, transcripciones de libros en este lenguaje o la grabación de audiolibros.
Kemper enseguida se granjeó muy buena fama gracias a su encantadora forma de leer, y continuó haciéndolo con una dedicación no exenta de orgullo, como reveló en una entrevista:
«No soy capaz de expresar cuánto significa esto para mí. Ser capaz de hacer algo de provecho por alguien más, ser apreciado por tantas personas y la sensación positiva que tengo después de saber lo que estoy haciendo».
Kemper llegó a grabar la versión en audilibro de obras verdaderamente icónicas, como por ejemplo la novela de ciencia ficción 'Dune', de Frank Herbert, que próximamente contará con una espectacular adaptación cinematográfica de la mano de Denis Villeneuve.
También grabó la novelización de la primera trilogía de 'Star Wars'. ¿Os podéis imaginar la voz de este asesino en serie verbalizando los diálogos de Darth Vader? ¿Hablando del lado oscuro? ¿Soltando lo de «Luke, yo soy tu padre»?
Y todo esto es solo la punta del iceberg: no en vano, se estima que Kemper ha llegado a registar unas cinco mil horas de audiolibros.
Aquí podéis escuchar un fragmento de su lectura de la novela 'Flores en el ático'. Ideal para ponerlo a oscuras en la cama, intentando conciliar el sueño:
Y aquí podéis entrar a un catálogo con algunas de las obras grabadas por Kemper, donde además de 'Dune' y 'Star Wars', descubrimos otras obras insignes del género de la ciencia ficción.
En total, Kemper ha dedicado diez años de su vida a realizar toda esta obra, encerrándose casi a diario en una de las ocho cabinas de grabación. Su trabajo incluso ha sido reconocido por dos trofeos llegados desde el exterior de la prisión.
Y como si fueran fanboys, Kemper incluso ha recibido cartas de agradecimiento por su trabajo, y hasta la visita de invidentes. En concreto, una pareja de invidentes, poco antes de casarse, viajó a la prisión estatal para presentar sus respetos a los prisioneros que participaron en aquel proyecto de audiolibros.
Al menos, aunque solo haya sido a través de audiolibros, la dedicación de Kemper es una pequeña una oportunidad para entregar algo de valor al mundo que había dañado antes de dar con sus pies en el presidio. Así pues, ésta es la historia de cómo un proyecto permite que la población carcelaria ofrezca algo de valor a la comunidad de la que tuvo que ser excluida. Un asesino en serie ayudando a los invidentes. Tal cual.
Lamentablemente, el trabajo realizado no por Kemper no es fácil de conseguir. En la actualidad, sin embargo, The Blind Project tiene como objetivo convertir las grabaciones en cassette hechas por Kemper y otros internos a formato digital. Mientras, deberemos contentarnos con verle en la serie 'Mindhunter'.
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