Controlar el estado de nuestras cuentas, realizar operaciones o hacer ese Bizum al amigo que ha pagado la cuenta es solo uno de los muchos usos que le damos hoy en día a la app del banco. Un gesto cotidiano que demuestra cómo ha cambiado nuestra relación con nuestras propias finanzas gracias al desarrollo de la tecnología, pero que también abre un abanico de posibilidades al diseño de nuevas experiencias bancarias.
¿El siguiente paso? Hacer nuestra interacción con la app más personalizada, más rápida y más proactiva. Justo como se ha propuesto hacer BBVA, que no solo ha rediseñado su interfaz para ser más intuitiva, sino que emplea los avances de la Inteligencia Artificial para anticiparse a nuestras necesidades, ahorrarnos pasos y, en definitiva, hacernos el día a día más fácil.
Así es cómo BBVA quiere que sientas su nueva app: un auténtico copiloto financiero que te entiende, se adelanta y te acompaña sin que tengas que pedirlo.
Tecnologías de personalización: también en la app del banco

El uso que le damos a la app del banco es tan diverso como el tipo de cliente. Desde luego, no realiza las mismas operaciones una persona que acaba de comenzar a pagar su hipoteca que un estudiante que apenas consulta el estado de su beca o, por ejemplo, que un empresario que tiene diversas cuentas a su nombre.
Entonces, ¿por qué debería ser igual la app del banco en todos los casos? Es la reflexión a la que han llegado los desarrolladores de BBVA, conscientes de que las tecnologías de recomendación son cada vez más habituales en las marcas líderes en innovación. Lo vemos en casos como Spotify, que nos propone listas de música según nuestros gustos; en YouTube, que organiza los vídeos en función de nuestro interés; o en la publicidad de los ecommerce, que nos sugieren artículos a partir de nuestras compras previas.

Un camino hacia la hiperpersonalización de la experiencia de usuario que también ha abrazado BBVA con ayuda de la IA. Con su nueva app, los clientes no tienen que buscar lo que necesitan, sino que lo encontrarán directamente en pocos (o en ningún) clic.
Es más, no seremos nosotros los que tengamos que aprender a realizar nuestras acciones cotidianas, sino que será la propia app la que averigüe nuestros usos más frecuentes para que nuestras operaciones y consultas sean más fluidas, lógicas y personales.
Nueva interfaz, adiós incertidumbre

La app de BBVA estrena también diseño de interfaz, un cambio que muchas veces puede generar incertidumbre, sobre todo entre los clientes que no son nativos digitales. La buena noticia es que lo esencial se mantiene intacto, de modo que los básicos de la aplicación siguen estando disponibles. Es decir, la consulta de cuentas y tarjetas, los movimientos, las transferencias, el acceso a Bizum y el resto de funciones habituales.
El único cambio es la forma en que se presentan a partir de ahora, con una estructura que reorganiza los contenidos dependiendo del uso real que le da cada persona. Así, si el estado de nuestras cuentas o las operaciones por Bizum son las más habituales en nuestro caso, BBVA les dará prioridad cada vez que entremos en la app.
Pero la personalización no se queda ahí. Aunque los cambios se produzcan de forma gradual según nuestras preferencias como usuarios, también tendremos la libertad de organizar la vista sugerida a nuestro gusto y de añadir las operaciones que consideremos más necesarias.
Pequeñas mejoras que marcan la diferencia
Además de la interfaz, que quizás es el cambio más evidente, BBVA también ha realizado pequeñas modificaciones que repercuten directamente sobre nuestra forma de utilizar la app.

En primer lugar destaca la velocidad, pues con solo iniciar sesión tendremos a nuestra disposición las funciones más usadas en apenas un segundo y medio. Ya no tendremos que recorrer varias pantallas cada vez que queramos ver nuestra tarjeta o realizar un Bizum.
También mejora otro aspecto crucial para los bancos, como es la seguridad. La app cuenta con un sistema de detección visual que identifica si hay más de una persona mirando la pantalla y oculta al momento los datos sensibles. Ni siquiera tendremos que hacernos con un protector de pantalla de privacidad, sino que será la propia app la que se encargue de proteger nuestras cuentas.

Como la aplicación nos conocerá mejor que nadie, también se encargará de prevenir sustos antes de que ocurran. Por ejemplo, si detecta gastos repetitivos, nos sugerirá formas de ahorrar; y si prevé que nos vamos a quedar en números rojos, nos propondrá soluciones antes de que ocurra. Y todo esto sin necesidad de navegar por un sinfín de menús complejos y sin tener que configurar opciones de antemano.
La nueva app de BBVA no debuta ahora para presumir de diseño, sino para marcar la tendencia y ser lo que las aplicaciones bancarias del futuro deberían ser. En definitiva, aliadas que nos facilitan la vida, que nos conocen, que cuidan de nuestras cuentas y tarjetas, y que nos ayudan a tener una relación más sostenible con nuestra propia economía.
No se trata de sumar más funciones, sino de que cada función esté cuándo y dónde la necesitas. Esa es la verdadera revolución: una app que no espera órdenes, sino que actúa como si ya supiera qué vas a hacer.
Imágenes | BBVA
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