He conducido con una furgoneta eléctrica por un circuito. Esto he aprendido para ahorrar al máximo

He conducido con una furgoneta eléctrica por un circuito. Esto he aprendido para ahorrar al máximo
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Las furgonetas eléctricas serán habituales en nuestras ciudades. Es la decisión que ha tomado Europa. Y serán una constante conforme pasen los años y las restricciones en el centro de las urbes sean mayores. En un sector donde el volumen de kilómetros realizados es crítico, saber ahorrar kW y apurar las baterías es, de momento, imprescindible para seguir trabajando.

Para conocer algunos trucos que podemos aplicar en el día a día, Northgate, empresa de renting, nos invitó al Circuito del Jarama para asistir a la octava edición de Green Drivers, un día donde nos pusimos al volante de una Citroën E-Berlingo, las ruedas sobre el asfalto del mítico trazado madrileño y nos dejamos llevar entre curva y curva y consumo de energía.

Antes de ponernos manos a la obra, Northgate había preparado una pequeña sesión introductoria. El objetivo, como bien nos explicaron, era conseguir el mejor tiempo con el menor consumo posible. De hecho, la clasificación final se decidiría a puntos, con un baremo en el que se daría mayor premio a los conductores más ahorradores que a los más rápidos.

Es decir, quien consiguiera alzarse con el primer puesto era porque había sacado el mayor partido posible a un consumo muy comedido de su batería. Antes, un instructor ya nos adelantó qué debería marcar nuestra estrategia: "dejar que el coche fluya".

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Una vuelta al circuito con lo mínimo

Dentro o fuera de la pista, como ya veremos, fluir con un coche es esencial para gastar lo menos posible y sacar el mayor partido. Elegir las trazadas correctas, dejar correr al vehículo cuando es necesario y frenar en el momento justo y lo que es necesario son claves para ir lo más rápido posible, pero también para gastar lo mínimo.

Tras escuchar la charla previa, nos dirigimos al Pit Lane del Circuito del Jarama donde nos están esperando las Citroën E-Berlingo. Primero, una vuelta de reconocimiento y clasificación a una vuelta lanzada. Con la clasificación establecida, empieza la carrera. En ambos casos, jugaremos con los tiempos y, sobre todo, con el ahorro.

Toca, por tanto, asumir algunas incomodidades si queremos ser lo más eficientes posibles. Subimos las ventanillas, desactivamos el aire acondicionado y navegamos por los modos de conducción de las furgonetas: Sport, Normal y ECO, que evidentemente seleccionamos. La idea es complicar el trabajo a nuestro pie derecho, que un pequeño golpe de pedal no nos traicione y dispare nuestros consumos.

Salimos desde parado y aplicamos una de las máximas que nos han recalcado en la charla previa: máxima suavidad. Los mayores gastos de combustible se producen cuando nos queremos poner en marcha. Por tanto, lo mejor es ser lo más cuidadosos posible con el acelerador e ir ganando km/h poco a poco hasta que el coche rompe la resistencia inicial y empieza a lanzarse por el asfalto.

Por tanto, lo segundo a evitar a toda costa es frenarnos lo suficiente como para tener que volver a lanzar el coche a su velocidad de crucero. Para evitarlo, primera curva a derechas, levantamos el pie y aprovechamos la frenada regenerativa de la Citroën E-Berlingo para apurar el vértice, dejar correr el coche y salir lanzados hacia las S de Le Mans y Farina.

Aquí, mantener un buen equilibrio entre aceleración y trazada es clave para salir con la mayor velocidad posible y enfrentar la subida de Pegaso, donde se marcan las diferencias. Cuesta arriba, ninguna prisa. Lo importante es llegar lanzados por la inercia y gastar lo menos posible. Los segundos que perdamos los ganaremos en la puntuación por consumo. A punta de gas, los km/h caen irremediablemente. No pasa nada si aparecen los 30 km/h en el marcador.

Arriba y pasado el cartel de Dunlop, pronto comienza una bajada constante, donde dejamos que la furgoneta se deslice de vértice a vértice. El juego con el acelerador es suficiente para mantener la velocidad sin tener que pisar el freno. Y, delante, como en un hoyo, tenemos Bugatti, la curva más complicada del circuito.

Cuesta arriba, ninguna prisa. Cuesta abajo, dejamos correr el coche y aprovechamos a coger velocidad

A Bugatti se llega lanzado tras una cuesta abajo muy pronunciada, la verdadera complicación está en entrar lo suficientemente fuerte al vértice interior para que en la salida, de pendiente muy pronunciada, podamos ayudarnos y emplear al mínimo el pedal del acelerador. Eso sí, aquí es imprescindible frenar.

Es en Bugatti donde debemos aplicar la tercera gran lección: frenar lo justo. Como decimos, es importante salir con velocidad, pero más importante es que nosotros no nos salgamos de la curva. Por ello, es importante frenar con suavidad, tocar lo justo el pedal, pues aquí estará otra clave del ahorro.

Una vez encaramados a otra de las partes más altas del circuito, el trazado vira a la izquierda y poco a poco enfrentamos la última curva, en cuesta abajo. Sólo nos queda aprovechar ese último impulso de inercia y mantener la velocidad a puntita de gas (en este caso de kW).

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Fluir, la clave del ahorro

Lo cierto es que da igual si estamos en un circuito o fuera de él. Ahorrar electricidad o combustible tiene mucho de las técnicas que aplican los pilotos profesionales. Mirar lejos y adelantarse a lo que está por venir es decisivo si queremos limar unas décimas al cronómetro y, sobre todo en este caso, si queremos reducir nuestro consumo.

De las charlas y de nuestro paso por la pista extraímos una conclusión por encima de todas: para ahorrar, hay que evitar las detenciones. Fluir es imprescindible para que la batería (y nuestro depósito) se agote lo más despacio posible.

Lo primero a aplicar es la máxima de "mirar lejos". Si levantamos la vista y ponemos el ojo mucho más allá del coche que tenemos delante, podremos saber si el siguiente semáforo está en rojo, si otro coche se va a cruzar en nuestro camino o si al próximo paso de peatones se acerca un niño. La clave, en cualquiera de estos casos es, simplemente, levantar el pie del acelerador.

Mirar lejos es la máxima a aplicar dentro y fuera del circuito. Clave para ahorrar dinero y mejorar nuestra seguridad

No importa que perdamos algunos km/h. Hay que tener en cuenta que con un eléctrico o un híbrido, además, estaremos recargando nuestra batería. En un coche de gasolina, entraremos en fase de consumo cero. Y, además, daremos tiempo para que el semáforo cambie de fase, para cambiarnos de carril e impedir que el nuevo vehículo nos frene o para que el niño cruce con seguridad la calle.

La idea es fluir con el tráfico y evitar la parada completa pues, como hemos visto, es donde más combustible y energía tenemos que utilizar para volver a alcanzar una velocidad de crucero eficiente. Es la misma idea que se aplica en nuestra vuelta al circuito, no frenes a última hora encima de la curva, levanta el pie, toma la trazada correcta y deja correr el coche en la salida de la misma.

Además, si levantamos el pie del acelerador, evitaremos tener que utilizar con mayor contundencia el freno. En un coche eléctrico o híbrido, éste recupera parte de la energía perdida en la deceleración, pero solo en el primer 10 o 15% de su movimiento. En el resto del recorrido del pedal, estaremos frenando el coche pero no recuperando energía. Y, además, estaremos gastando nuestros discos de freno, por lo que el gasto será doble.

Tampoco sirve de nada alcanzar una velocidad punta muy alta y muy rápida si tenemos que detenernos en el próximo semáforo. Circular calmados no sólo nos ayudará a mejorar la seguridad vial, como hemos visto nos ayudará a fluir con el tráfico y los segundos que perdamos los ganaremos con un menor consumo. Es importante ser lento pero constante, como lo que nos sucedía en las dos grandes subidas del circuito del Jarama.

En resumen, fluir entre el tráfico y circular de forma calmada es imprescindible si queremos ahorrarnos unos cuantos euros a final de mes. Pero, además, desde Northgate también nos recordaron la importancia de mantener al día el mantenimiento del coche, comprobar la presión de los neumáticos regularmente y, en caso de un vehículo de combustión, manejar siempre la marcha adecuada y más eficiente.

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