Los sensores de una pulgada han llegado a los móviles fotográficos para quedarse: por qué no los aprovechan al 100%

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En fotografía digital el tamaño físico del sensor importa. Importa mucho. La superficie del captador condiciona profundamente su capacidad de recoger luz, por lo que si comparamos dos sensores con la misma tecnología y distinto tamaño el mayor siempre conseguirá recabar más luz. Cuando las circunstancias son desfavorables y este recurso escasea tener un sensor grande puede ayudarnos a tomar fotografías con menos ruido y más detalle en las regiones en sombra.

Además, si su resolución es la adecuada y no es excesiva los fotodiodos de un captador grande también son grandes, lo que debería permitir a cada uno de ellos recoger mucha luz y evitar un postprocesado agresivo que con frecuencia degrada la naturalidad de nuestras fotografías. Si nos ceñimos a los smartphones con vocación fotográfica por el momento su cénit son los sensores de una pulgada, que, más allá del ruido que están haciendo, no son precisamente nuevos.

Sony, Leica o Sharp son algunos de los fabricantes de teléfonos móviles que han colocado durante los últimos años terminales en las tiendas equipados con un sensor de una pulgada. El año pasado Xiaomi lanzó su 12S Ultra, un smartphone equipado con un captador IMX989 de 50,3 megapíxeles fabricado por Sony que incorpora fotorreceptores de 1,6 µm, y acaba de repetir la misma jugada con el que ya es su nuevo móvil fotográfico insignia.

Hace unas horas esta marca china ha presentado el Xiaomi 13 Pro, que incorpora ese mismo sensor en la cámara principal. Además, cuenta con el respaldo de Leica, un fabricante de cámaras alemán veterano y muy respetado que, según Xiaomi, ha intervenido activamente en la puesta a punto de las cámaras de este terminal. Ya hemos tenido la oportunidad de analizarlo a fondo, y, aunque nos ha gustado mucho, su llegada nos ha recordado que sacar el máximo partido a un sensor de una pulgada en un móvil no es nada fácil.

Los smartphones no se lo ponen fácil a los captadores de una pulgada

Antes de seguir adelante, y con el propósito de dar un poco de contexto, merece la pena que echemos un vistazo al que probablemente es el smartphone fotográfico más ambicioso que ha llegado hasta ahora a las tiendas: el Xperia PRO-I de Sony. La cámara principal de este móvil de 1.800 euros incorpora un sensor Exmor RS CMOS de una pulgada y 20 megapíxeles con fotorreceptores de 2,4 µm que trabaja codo con codo con una óptica fabricada por ZEISS con doble valor de apertura (f/2.0 y f/4.0).

La resolución efectiva del sensor del Xperia PRO-I de Sony es de 12,2 megapíxeles, y no de 20 megapíxeles

Estas especificaciones sobre el papel pintan de maravilla. De hecho, este terminal se parece más a una cámara fotográfica compacta disfrazada de smartphone que a un teléfono móvil convencional. Pese a todo, más allá de las ventajas que conlleva tener un sensor con fotorreceptores de 2,4 µm a nuestra disposición, tiene un talón de Aquiles: la resolución efectiva del captador, la utilizable, es de 12,2 megapíxeles, y no de 20 megapíxeles. Esos casi 8 megapíxeles "perdidos" no pueden utilizarse debido a que la óptica solo consigue cubrir el área central del sensor.

Poner a punto una óptica de alta calidad para un teléfono móvil que sea luminosa y consiga minimizar las aberraciones cromáticas y la distorsión geométrica no es fácil. Y no lo es, sobre todo, debido al muy limitado espacio disponible en su interior. Los ingenieros de Sony podrían haber dotado a la cámara principal del Xperia PRO-I de una óptica capaz de recoger la luz y proyectarla sobre toda la superficie del sensor de una pulgada (es lo que han hecho en la cámara RX100 VII), pero en ese caso este smartphone sería más grueso, más pesado, y quizá también más grande. Y la mayor parte de los usuarios posiblemente rechazaría un mazacote así.

De una cosa podemos estar seguros: los ingenieros de Xiaomi y Leica se han enfrentado a este mismo problema durante la puesta a punto del nuevo Xiaomi 13 Pro. De hecho, mi compañero Ricardo, que es el editor de Xataka que ha preparado el análisis de este smartphone, destaca en sus conclusiones algo que no podemos pasar por alto: el disparo en modo RAW solo nos permite utilizar 12 megapíxeles del sensor, y no los 50,3 megapíxeles que realmente tiene. Su rendimiento en escenarios de disparo comprometidos es muy bueno, como explica Ricardo, pero es una lástima que este móvil no pueda sacar más partido al captador en RAW.

El disparo en modo RAW solo nos permite utilizar 12 megapíxeles del sensor del Xiaomi 13 Pro

Para nosotros esta es, precisamente, la gran deuda pendiente de los smartphones equipados con un sensor de una pulgada. Actualmente no está claro que la miniaturización de las ópticas lineales tradicionales vaya a conseguir resolver este problema a corto plazo, pero es posible que los objetivos periscópicos sí lo hagan debido a que permiten apilar una gran cantidad de elementos ópticos.

Y, por el camino, resuelven las limitaciones que introduce el poco espacio vertical disponible en el interior de un teléfono móvil. Veremos qué sucede. Sea como sea la buena noticia es que los entusiastas de la fotografía tenemos a nuestra disposición unos smartphones tan apetecibles como el Xperia PRO-I de Sony o el Xiaomi 13 Pro, entre otros terminales con una marcada vocación fotográfica. El potencial de su hardware fotográfico está fuera de toda duda, pero lo más importante es que ponen en nuestras manos unas capacidades creativas jugosísimas.

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