Unos investigadores españoles han estudiado a 7.000 berberechos con un objetivo: entender el cáncer contagioso

Un estudio liderado por investigadores españoles ha secuenciado el genoma de los tumores que afectan a estos conocidos bivalvos

Berberechos
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La transmisión del cáncer entre seres humanos es un fenómeno anómalo, pero no lo es en el otras ramas del árbol evolutivo. Es algo que sabemos desde hace tiempo, pero ahora un grupo de expertos se ha propuesto estudiar a fondo este fenómeno para entender cómo el cáncer se propaga dentro del cuerpo de una misma persona. Acaban de dar un importante paso: secuenciar el genoma del cáncer.

Una genética inestable. Tras analizar millares de berberechos (Cerastoderma edule) capturados en las costas de 11 países distintos, un equipo internacional de biólogos ha llevado a cabo un amplio estudio del cáncer transmisible que afectan a estos animales. Lo que observaron fue una inmensa inestabilidad cromosómica a lo largo de las distintas meustras de tumor analizadas a lo largo del estudio.

Neoplasia transmisible del bivalvo. El cáncer analizado en estos animales es la neoplasia transmisible del bivalvo o BTN, un tipo de cáncer que afecta a las células del sistema inmunitario de estos berberechos semejante en ciertos aspectos a la leucemia en humanos. Se han documentado ocho tipos de BTN, dos de los cuales se presentaban en las poblaciones analizadas.

Los investigadores creen que este cáncer procede de un ejemplar que vivió hace decenas o cientos de miles de años y que ha ido transmitiéndose a lo largo de generaciones de bivalvos. A pesar de ello, el equipo observó una variabilidad notable entre las células tumorales

Reflejo de esta variabilidad es el número de cromosomas presentes en estas células. Encontraron desde células tumorales con 11 cromosomas hasta células con 354 cromosomas. Como referencia, una célula común de berberecho tiene 38 cromosomas.

7000 berberechos. Los investigadores analizaron 7000 ejemplares del bivalvo procedentes de 36 puntos en las costas de 11 países, entre ellos España, Portugal, Irlanda o Marruecos. Secuenciaron la genética de 61 tumores en los que encontraron dos variedades de BTN. Los detalles del estudio han sido publicados recientemente en un artículo en la revista Nature Cancer.

“Hemos aclarado la existencia de dos cánceres transmisibles independientes, y sospechamos que hay más tipos diferentes ahí fuera. Tener una visión más extensa de los diferentes tipos de cánceres transmisibles puede darnos una percepción de las condiciones necesarias para que los tumores evolucionen y sobrevivan a largo plazo,” explicaba en una nota de prensa Alicia Bruzos.

Milenario. Y es que esta forma de transmisión del cáncer implica que estos tumores, pese a su variabilidad genética, vienen a guardar una misma unidad desde que el tumor fue desarrollado por primera vez. Actuaría así como un organismo que se expande en el cuerpo de un berberecho hasta que una de sus células se desprende y alcanza a otro para volver a expandirse.

Este fenómeno se ha replicado in vitro en cánceres humanos, notablemente en la línea celular HeLa, obtenida en 1951 de una paciente que fallecería meses después, Henrietta Lacks. Esta línea celular permanece viva en decenas de laboratorios a lo largo y ancho del planeta. Curiosamente, esta línea celular sirvió (a través de un experimento de dudosa ética) para comprobar hasta qué punto los tumores humanos son poco contagiosos.

“Tenemos algunas estimaciones que sugieren que la edad de este tumor está entre 100.000 y medio millón de años, pero esto exige un estudio más riguroso” explicaba a El País José Tubío, quien encabeza el grupo de investigadores responsable del estudio. “Seguramente es el cáncer transmisible más antiguo que se conoce”.

Una lista larga. Los cánceres transmisibles son (por lo que sabemos, que es poco) más la excepción que la regla. Hasta ahora hemos detectado once: además de los ocho que afectan a bivalvos, tenemos constancia de dos que afectan al diablo de Tasmania (Sarcophilus harrisii) y otro más que afecta a los perros.

¿Por qué el interés en un cáncer que no afecta a los humanos? En términos médicos, el cáncer en berberechos no tiene implicaciones para el ser humano, pero en términos económicos y ecológicos sí puede tenerlo, al menos si la enfermedad se extiende en lugares de pesca de estos animales o si acaba poniendo en riesgo esta especie.

Más allá de eso, el trabajo desarrollado por este equipo puede ayudarnos a entender mejor la variabilidad genética en los cánceres humanos. Más aún, podría ayudarnos a luchar contra la metástasis, la forma de “contagio” con la que los tumores se extienden en nuestro cuerpo y muy estrechamente vinculada con la mortalidad asociada a estas enfermedades.

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Imagen | Jebulon

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