El reportaje francés de 1947 que predijo con pasmoso acierto nuestra futura adicción a los smartphones

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En anteriores ocasiones hemos hablado de cómo ahora, con los ojos del presente, estamos encontrándonos ejemplos del uso de smartphones en dibujos y pinturas de siglos pretéritos que difícilmente podrían haber anticipado nuestro uso de estos pequeños dispositivos. El caso del documental Télévision: Oeil de Demain (Televisión: el ojo del mañana), retransmitido como extra al inicio de las proyecciones cinematográficas en la Francia de 1947, no es el mismo. Aquí sus autores sí que se atrevieron a imaginar cómo sería nuestra vida pegada a estas cajitas negras llenas de comunicación. El nivel de acierto es inquietante.

La película se basa en una de las premisas del escritor de ciencia ficción René Barjavel y está dirigida por J. K. Raymond-Millet, y no sólo avanzaban qué ocurriría cuando la televisión pudiese ser portable (las primeras versiones de esta tecnología datan de finales de los años 70, siendo el primero ampliamente comercializado el Panasonic IC TV MODEL TR-00), sino cómo insertarían las sociedades modernas el invento.

Estas mini teles, como vemos, son la distracción perfecta para las esperas en cafeterías o en el transporte público, cuyo uso del periódico, dicen, está más que desfasado. Nuestra adicción se iría volviendo tan intensa que acabaría por absorber nuestra capacidad para empaparnos de lo que nos rodea. Vemos una plaza pública en la que todos caminan mirando al aparato que tienen en sus manos. Vemos también un prematuro caso de atropello por distracción del transeúnte, y hay incluso un conductor que, por andar haciéndole caso al trasto, acaba estampándose fuera de la carretera.

El resultado de observar hoy esta profecía cumplida es la de sentir que se está viendo un episodio retro de Black Mirror, algo verdaderamente incómodo.

William Gibson, el escritor que publicó en 1984 el importantísimo libro Neuromante (inventó el concepto del “ciberespacio”) y que es considerado hoy en día el padre del ciberpunk compartió este clip de la televisión francesa con el siguiente mensaje: “Este es un trabajo de ciencia ficción que ha conseguido hacer una predicción con una extraordinaria precisión. Es algo que casi nunca sucede. Me asombra no haberlo visto antes”.

Gracias a la popularidad que ha adquirido en redes sociales ahora este fragmento, otros internautas han señalado otros ejemplos proféticos prematuros sobre nuestro uso del smartphone. Esto dijo Nikola Tesla en 1926:

Cuando perfeccionemos la tecnología inalámbrica toda la Tierra se convertirá en un cerebro gigante, que es lo que es en verdad, y todas las cosas serán pequeñas partículas de un todo real y rítmico. Podremos comunicarnos entre nosotros al instante, sin importar la distancia que medie. No solo esto, sino que nos veremos y oiremos a través de la televisión y la telefonía de forma tan precisa a como si estuviésemos cara a cara, a pesar de que nos encontremos a miles de kilómetros de distancia, y los instrumentos a través de los cuales podremos hacer todo esto serán increíblemente simples en comparación con nuestros teléfonos de hoy en día. Tal vez un hombre pueda llevar uno de estos aparatos en el bolsillo de su chaleco.

Lo siguiente es de Mark Sullivan en 1953:

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Cuando esté plenamente desarrollado, el individuo llevará su teléfono tal y como hoy en día llevamos el reloj. Es probable que no haga falta ni sintonizar diales ni nada, y creo que los usuarios podrán, si lo desean, verse mientras hablan.

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