Los científicos calculan que en la Tierra hay unos 1.500 volcanes activos, además de una incontable masa de volcanes submarinos casi imposible de controlar. Como la humanidad tiene un pésimo gusto para elegir dónde vivir, muchos de ellos están cerca de poblaciones, así que la idea de verlos entrar en erupción es bastante preocupante.
El peligro de los Montes Albanos
El último caso en despertar la alarma de poblaciones cercanas a un volcán ha sido el de los Montes Albanos, hasta ahora un grupo de volcanes inactivos situados a unos 24 kilómetros de la ciudad de Roma. Los únicos incidentes relacionados se limitan a la asfixia de animales cercanos debido a las grandes cantidades de dióxido de carbono que emiten, pero no es el único peligro potencial que presenta.
En un estudio reciente se ha dado a conocer que la formación del volcán y su caldera responden a periodos de actividad separados por unos 30.000 años, precisamente los que lleva dormido desde su última erupción. A eso habría que sumarle la actividad sísmica de la zona, con la región oeste creciendo unos 2,6 milímetros por año.
Los últimos datos apuntan además que a 5 o 10 kilómetros de profundidad podría haber magma esperando a buscar un hueco por el que viajar a la superficie, y aunque el hecho de haber reducido constantemente su actividad limitándose a pequeñas erupciones, este tipo de fenómenos pueden despertar sin previo aviso.
¿Y si todos los volcanes entrasen en erupción?
Aunque el de los Montes Albanos y Roma no es uno de los casos más preocupantes, si a la Tierra le diese por desatar su ira con fuego y lava entrando todos los volcanes en erupción, algo prácticamente imposible según los científicos, lo menos preocupante sería cómo afectaría a las ciudades. La realidad es que la humanidad estaría condenada.
La lava cubriendo edificios sería lo de menos, lo que acabaría con todos nosotros sería la combinación de ceniza y gases volcánicos que nos ofrecería la peor cara de un invierno nuclear. Lo que no quedase cubierto por la ceniza arruinando nuestras cosechas y elevando la temperatura de la superficie mientras cubre el Sol, acabaría devastado por las constantes precipitaciones de ácido al contaminarse todas las fuentes de agua del planeta.
La única solución para nuestra especie sería ocultarse a varios metros de profundidad o vivir en el espacio hasta que la situación se normalizase, pero lo que sí está claro es que para entonces lo de volver a estas ciudades cercanas a volcanes a hacer turismo nunca más tendría gracia.
Napoles - Monte Vesubio
Desde 1660 hasta 1944 al Monte Vesubio le dio por acongojar a la población cercana con erupciones continuadas, en ocasiones incluso llevándose vidas humanas por el camino. El miedo a una nueva Pompeya es aún mayor en su estado de letargo, y es que si algo caracteriza a estas épocas de calma es que cuando llegue la tormenta será aún peor. La zona cuenta con un plan de emergencia en el que podrían evacuar hasta 600.000 personas de las 18 localidades que estarían en peligro.
Kaliadem - Merapi
El Monte Merapi suele despertarse cada 10 o 15 años, así que la última erupción del 2010 que acabó con la vida de 151 personas debe tener a la población de Kaliadem con el temor a una nueva erupción metido en el cuerpo. No es para menos porque en 1930 los flujos del volcán afectaron a 30 aldeas cercanas y causaron la muerte de cerca de 140.000 personas.
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Arequipa - Misti
Antaño cuna de sacrificios humanos de los incas, el volcán Misti del sur del Perú es uno de los más peligrosos de la actualidad y un más que probable dolor de cabeza constante para la ciudad de Arequipa, situada a apenas 15 kilómetros de colina descendente. Sus casi 900.000 habitantes lo tendrían muy difícil en caso de erupción.
Puerto de la Cruz - Teide
Tan acostumbrados estamos a su turismo que a menudo olvidamos el peligro que acecha en el interior del Teide. Según las Naciones Unidas es uno de los Volcanes de la Década, la lista con los volcanes más peligrosos, razón por la que su actividad sísmica en 2004 atrajo a una gran cantidad de científicos preocupados por poblaciones cercanas.
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Legazpi - Monte Mayón
Se trata del volcán más activo de Filipinas y un constante peligro para los habitantes de la zona. Se ha tenido que desalojar los aledaños en varias ocasiones y hace apenas tres años acabó con la vida de 5 turistas. El mayor ataque registrado data del 1814, cuando arrasó con la ciudad de Cagsawa y con la vida de 1.200 personas.
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Goma - Monte Nyiragongo
El Monte Nyiragongo en la República Democrática del Congo lleva un ritmo de erupciones más que preocupante, más de 50 en los últimos 150 años. Es uno de los grandes ejemplos del peligro que representan, y es que en 1977 una de sus paredes se agrietó creando un río de lava que alcanzó la ciudad de Goma a 100 km/h. El número de víctimas alcanzó la centena y cerca de 14 pueblos cercanos estarían en peligro de correr la misma suerte.
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Shimabara - Monte Unzen
El Monte Unzen no ha presentado actividad desde 1996 y previamente se mantuvo inactivo unos 200 años. Sin embargo es el protagonista de una de las mayores catástrofes de Japón, cuando en 1792 mató a más de 15.000 personas. El control posterior al incidente no evitó que en 1991 acabase con la vida de 44 personas.