Portugal había puesto la alfombra roja a los nómadas digitales. Una década más tarde se ha arrepentido

Portugal era un destino idílico para los nómadas digitales. Ahora se ha convertido en una pesadilla para los portugueses

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Durante más de una década la fiscalidad portuguesa ha mantenido la dualidad de criterios fiscales con un carácter más restrictivo para los portugueses y mucho más amable para los extranjeros. Ante la acuciante crisis de vivienda que está sufriendo el país, el gobierno luso no ha tenido otra opción que cerrarles el grifo fiscal a los nómadas digitales.

Portugal: el paraíso para los nómadas digitales. El primer ministro de Portugal, António Costa, ha anunciado que el país eliminará las ventajas fiscales para los extranjeros, una medida que ha estado en vigor desde 2009 y que ha agravado la crisis de la vivienda en el país.

Desde hace más de una década, cualquier extranjero podía acogerse al Régimen especial para residentes no habituales (RNH). Este régimen permite a los nómadas digitales tributar por un máximo del 20% por sus ingresos durante 10 años. Es decir, uno de los tipos impositivos más bajos de Europa, mientras que a los ciudadanos locales se les imponía una tasa de hasta el 48% para rentas superiores a los 78.834 euros.

Además, hasta bien entrado 2020, los jubilados extranjeros que residieran en Portugal estaban exentos de tributar por sus pensiones, algo que se corrigió ante las protestas de Suecia y Finlandia para obligar a sus jubilados a tributar en sus países de origen. En definitiva, un “gratis total” más cercano a un paraíso fiscal que a un país de la UE.

Una medida injusta para los portugueses. Por muy bien que le haya ido a Portugal con su estrategia fiscal para atraer a los nómadas digitales mejor cualificados (y mejor pagados), el coste que ha estado asumiendo el resto de la población ha sido demasiado alto. El régimen especial para residentes no habituales tiene los días contados y marcará el fin de una era el 1 de enero de 2024.

El presidente Antonio Costa reconoció que este sistema representa una desigualdad respecto a los portugueses, que soportan un régimen impositivo más elevado. Además, señaló que mantener este régimen en el futuro sería prolongar una medida de injusticia fiscal y una forma de alimentar la burbuja inmobiliaria que se ha creado en Portugal.

Además, todos los acogidos al Régimen de residentes no habituales tienen derecho a todos los servicios públicos y estatales. Lo que suponía un agravio comparativo con los portugueses que realmente sostienen los servicios sanitarios y educativos con sus impuestos.

Vivienda a medida del bolsillo extranjero. La baja fiscalidad para extranjeros ha hecho que Portugal se haya convertido en un destino dorado para nómadas digitales con un nivel de ingresos por encima de la media del país de acogida, pudiendo afianzar su residencia con las “Visto Gold” o visado dorado por la compra de una vivienda.

Eso, y la inflación de los precios de alquiler en pisos orientados a los nómadas extranjeros, ha hecho que el mercado de inmobiliario de grandes centros urbanos se haya disparado en los últimos años dejando a los locales sin capacidad de acceso a una vivienda a precio razonable. El precio de compra o alquiler de la vivienda se han disparado hasta colocar a ciudades como Lisboa u Oporto entre las más caras de Europa.

Veto a la especulación inmobiliaria. La decisión de Costa de eliminar las ventajas fiscales llega después de una serie de protestas multitudinarias en Portugal por la crisis de la vivienda. Según el Instituto Nacional de Estadística de Portugal, la tasa de variación media del precio de la vivienda creció un 12,6% en 2022 y del 8,7% en 2023, frente al retroceso del 4% que experimentaron los salarios medios reales.

La medida del gobierno luso que derogará las prebendas fiscales para los nómadas digitales no es la única medida para intentar paliar la crisis inmobiliaria. El alquiler vacacional también está en su punto de vista y se limitará el número de licencias para pisos turísticos en todo el país.

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Imagen | Unsplash, Flickr (Izaro Basurko)

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