Lo de "sano en cualquier talla" no existe. Nuestro último estudio demuestra que si eres obeso, pero tienes un metabolismo sano (lo que algunos denominan como "estar gordo, pero en forma"), sigues teniendo un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en comparación con las personas con un metabolismo sano y un peso normal.
El debate entorno a la idea "gordo, pero sano" lleva discutiéndose más de una década y es importante desde un punto de vista de salud pública. Sería una solución para destinar más recursos para aquellas personas que están en alto riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (como ataques al corazón, insuficiencia cardíaca y derrame cerebral) y habría que destinar menos recursos a aquellas personas que tienen poco riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular.
Por lo tanto, si eres obeso pero todavía no tienes diabetes tipo 2, la presión alta o el colesterol alto, quizá deberías ser tratado de la misma manera que una persona con peso normal y que no cuenta con ninguna de estas anomalías en su metabolismo. O, por lo menos, era lo que se pensaba hasta ahora. Sin embargo, los últimos datos sugieren que la obesidad es un factor de riesgo para la salud del individuo, independientemente del estado actual de su metabolismo.
Un reciente estudio observacional con 18.000 participantes de diez países europeos, reveló que las personas obesas tenían un mayor riesgo de padecer enfermedades coronarias que las personas de peso normal y con un metabolismo sano. Nuestro estudio se suma a esta evidencia y va mucho más allá.
El estudio más grande sobre el tema
Nuestro estudio es la mayor investigación observacional prospectiva que se ha hecho hasta el momento en personas obesas con un metabolismo sano. Hemos usado datos de 3,5 millones de personas mayores de edad a partir de una base de datos de centros de atención primaria del Reino Unido.
No solo nos interesaba saber si existía una relación entre obesidad y metabolismo sano y posterior desarrollo de enfermedades coronarias, sino que también queríamos saber si había relación con posibles derrames cerebrales, mini-apoplejías (también conocidas como un ataques isquémico transitorios o TIA), insuficiencias cardíacas y otras enfermedades vasculares periféricas. También evaluamos si los obesos adultos sanos mantuvieron su perfil de metabolismo sano pasado cierto tiempo.
Para ser clasificado como "obeso con metabolismo sano", los participantes no podían tener ningún tipo de diabetes, niveles de grasa anormales en sangre o presión arterial alta al inicio del estudio.
De los 3,5 millones de participantes, que al comenzar el estudio no tenían ningún tipo de enfermedad cardiovascular, alrededor del 15% fueron clasificados como obesos con metabolismo sano. Durante un período medio de seguimiento de cinco años, de los que inicialmente habían sido considerados como obesos con metabolismo sano, alrededor del 6% desarrollaron diabetes, el 12% llegó a tener niveles anormales de grasa en sangre y un 11% desarrolló presión arterial alta.
En comparación con las personas de peso normal sin anomalías en el metabolismo, las personas que habían sido clasificadas como obesas con metabolismo sano tenían un 50% de riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria, un aumento del riesgo de accidente cerebrovascular del 7% y un doble riesgo de insuficiencia cardíaca. Estos resultados no se podrían explicar por la edad, el sexo, el tabaquismo o el estatus socioeconómico, puesto que tuvimos en cuenta estos factores en nuestros cálculos.
No es una enfermedad benigna
¿Se puede estar gordo, pero en forma? Si por estar en forma entendemos la salud cardiovascular, entonces la respuesta es no. Si tenemos en cuenta las diferencias genéticas relacionadas con la obesidad en las personas, podríamos pensar que entre la población de gente obesa hay personas que puedan no desarrollar un alto riesgo de complicaciones relacionadas con la obesidad, como las enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, existen suficientes pruebas para aceptar que, a nivel de población, la obesidad con un metabolismo sano no se trata de un estado de salud benigno. Las futuras investigaciones se deberían centrar en encontrar las medidas más efectivas para prevenir la obesidad en la población, así como estrategias de control.
Imagen: Marjan Lazarevski/Flickr
Autor: Rishi Caleyachetty, epidemiólogo de la Universidad de Birmingham.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducido por Silvestre Urbón.
Una versión anterior de este artículo fue publicada en septiembre de 2017.