Si algo nos ha enseñado el coronavirus es que todo relato ejemplarizante es relativo. Temporal. Susceptible de caducar a corto plazo. Lo hemos visto a cuenta de numerosos países, desde República Checa a Israel, y lo estamos viendo durante las últimas semanas por medio de Australia. El país ha sido uno de los más entusiastas aplicantes de la estrategia CovidZero, consistente en suprimir, no limitar, el impacto del virus. Hoy su problema es otro: un exceso de confianza y un ritmo de vacunación bajo.
A confinarse. Durante el fin de semana el gobierno de Nueva Gales del Sur, uno de los estados más poblados del país, decretó el confinamiento parcial de Sidney y otras dos provincias más. Las restricciones resultarán familiares a la mayoría de lectores: reuniones limitadas a cinco personas en el interior de los domicilios; 50% de aforo en los eventos al aire libre; mascarilla obligatoria en interiores; y no más de una persona por cada cuatro metros cuadrados en espacios abiertos y cerrados, entre otras.
El estado registró 29 casos entre el viernes y el sábado. Siguiendo la estrategia CovidZero, brote suficiente para paralizar la región.
A contrapié. El contraste con el resto de países occidentales es evidente. Estados Unidos está celebrando eventos al aire libre con más de 100.000 personas. España acaba de levantar la mascarilla obligatoria al aire libre. La Eurocopa está permitiendo a ciudadanos de todo el continente desplazarse por motivos turísticos. La restauración está regresando a la normalidad. Todo ello sólo ha sido posible una vez la campaña de vacunación ha despegado. Y ha despegado allá donde el coronavirus era un problema urgente. En Australia no lo ha sido durante muchos meses.
Lentamente. Esto ha ralentizado su ritmo de vacunación. Mientras España, Alemania y Francia rondan ya el 35% de población completamente vacunada, Australia no supera el 5%. El contraste es más agudo con Reino Unido (47%), Estados Unidos (45%) e Israel (59%), pese a que estos dos últimos se han estancado. Sucede algo similar en el resto de países CovidZero: Japón acaba de superar el 10%; Corea del Sur sigue por debajo del 9%; Nueva Zelanda ronda el 7% y Australia, ya hemos visto, sólo está un peldaño por encima de la India.
Reticencias. ¿A qué se debe? Hay un punto de confianza. Como se explica aquí, muchos australianos interpretan el virus como una amenaza remota tras meses de supresión. El gobierno habría caído presa de la misma trampa, dando pasos lentos hacia la vacunación. Un buen ejemplo lo ofrece AstraZeneca: cuando la cuestión de los trombos salió a la luz, optó por renegar de su vacuna. Se reservaría sólo para los mayores de 60 años, mientras que la mayoría de la población tendría que optar por Pfizer.
Tirando del hilo. Esto ha generado otros dos problemas. El primero, reputacional: miles de ciudadanos han cancelado su cita para vacunarse por temor a los efectos secundarios. "Hay gente preguntando si debe ponerse la segunda dosis a lo largo de todo el país", explica en este artículo de la BBC la presidenta del colegio de médicos australiano. "Seguimos teniendo a población mayor infravacunada y vamos a ver transmisión comunitaria de nuevo", sentencia. La mezcla de ambos factores (exceso de confianza y miedo) ha provocado que al menos un 30% de los australianos recele ya de la vacuna. Un problema que EEUU conoce muy bien.
La logística. El segundo problema es el logístico. Australia, al igual que la Unión Europea, apostó por AstraZeneca para vacunar a la mayoría de su población. La controversia de los trombos y la decisión del ejecutivo ha generado un problema de escasez. Tienen muchísimas dosis de AZ que no van a utilizar pero muy pocas de Pfizer que ahora necesitan, por prioritarias. Han vuelto a la casilla de salida y ahora la lista de espera es larga. Pfizer no podrá abastecerles a gran escala hasta agosto. La inmunidad tendrá que esperar al otoño.
Esta circunstancia, sumada a la lógica CovidZero, provocará que mientras Europa se libera de la epidemia durante el verano Australia siga enfrascada en la dinámica de restricciones-confinamientos-apertura. Hasta hace no mucho la situación era la opuesta, con Europa mirando con envidia la buena situación australiana. Pocos acontecimientos han acelerado tanto los ciclos como esta pandemia.
Imagen: Ed Dunens/Flickr