Las ramificaciones del movimiento #MeToo alcanzan a todos los sectores y a todas las empresas, por más que se hayan manifestado en favor de posiciones feministas. Es el caso de Google. Tras el escándalo Damore, en el que un empleado terminó despedido por criticar los programas de diversidad de la compañía, Google se enfrenta a uno peor: más de 200 empleadas podrían parar este jueves en protesta por la inacción de la tecnológica ante el acoso sexual.
¿Qué? La historia ha sido publicada en exclusiva por BuzzFeed News tras charlar con diversos empleados. El origen de la protesta se remonta al escándalo destapado por el New York Times la semana pasada: Google habría despedido a Andy Rubin, ideólogo de Android, tras haber abusado sexualmente de una empleada con la que mantenía una relación extramatrimonial. Lo habría hecho silenciando el abuso, y entregándole $90 millones de indemnización.
Sucedió en 2014. Ha sido un secreto hasta 2018.
¿Cómo? Aún no hay una convocatoria formal. A principios de esta semana el equipo directivo de Google convocó a sus empleados en una conferencia digital. Las insuficientes explicaciones de la empresa motivó que un grupo de trabajadoras sugiriera un paro parcial en señal de rechazo. El hilo ganó gran popularidad en los foros internos de la compañía, y la protesta se fijó para este jueves. Al parecer, y según varias informaciones, 200 mujeres participarán.
¿Por qué? Rubin ha sido el desencadenante. Al igual que sucediera en Hollywood, la caída de un peso pesado de la industria tecnológica ha provocado que otras mujeres, empujadas por sus particulares experiencias de acoso y abuso, se movilicen. "Hay un patrón de hombres poderosos saliendo indemnes de su horrible comportamiento hacia las mujeres en Google. Y si no se salen con la suya, se lleman una palmada en la espalda, o un paracaídas de oro", ha declarado una empleada anónima a BuzzFeed News, en referencia Rubin.
El antecedente. Resulta significativo que sea en el interior de Google donde se avive la llama de un #MeToo tecnológico. Hace algunos meses, la empresa tomó un claro partido por las políticas de diversidad cuando despidió a James Damore por un memorándum en el que cuestionaba su utilidad (con argumentos más bien espurios). Google tomó partido por el feminismo y la diversidad, pero a juzgar por su tratamiento a Rubin sólo como herramienta de márketing.
El apoyo al feminismo sólo sería chic, un instrumento mediático. Y de ahí la protesta.
La reacción. Por el momento, Google no ha hecho declaración alguna sobre la posible protesta. Tras el escándalo Rubin, eso sí, ha cambiado su política de recursos humanos: los altísimos cargos de la compañía tendrán que hacer públicas (de puertas para adentro) sus relaciones con los trabajadores. Según la empresa, 48 perosnas han sido despedidas a lo largo de los dos últimos años por acoso o abuso sexual (13 de ellos senior managers).
Imagen: Paweł Czerwiński/Unsplash