El glaciar más grande de Groenlandia está creciendo otra vez. No son necesariamente buenas noticias

Glaciar
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Ubicado en la costa oriental de Groenlandia, el glaciar Jakobshavn es una de las masas de hielo más impresionantes del Ártico. Hasta hace muy poco, su futuro estaba en entredicho: Jakobshavn había sufrido un retroceso paulatino durante las dos últimas décadas, perdiendo el 6% de su masa helada y generando alrededor del 10% de todos los icebergs producidos por la isla. La suya era una historia de tantas en el Ártico, sólo que de dimensiones más inquietantes.

Eso podría estar cambiando.

¿Qué? Un nuevo estudio elaborado por investigadores de Oceans Melting Greenland, un proyecto de la NASA, ha descubierto que parte del glaciar se está recuperando. Durante los dos últimos años el hielo de Jakobshavn se ha endurecido, recuperando parte del terreno perdido durante décadas. ¿El motivo? Un enfriamiento (de hasta 3,6º C) de las aguas que abastecen la bahía Disko, hacia las que se precipita el glaciar.

Bien, ¿no? Es una noticia sorprendente. A la altura de 2012, Jakobshavn se estaba empequeñeciendo a un ritmo de tres kilómetros por año. Sólo entre 2003 y 2016, la lengua del glaciar, el punto de contacto entre la masa helada y las aguas oceánicas, perdió más de 160 metros de grosor. Otro estudio de hace dos años calculaba que sólo el deshielo de Jakobshavn había aumentado el nivel del mar en un milímetro.

Es decir, afrontaba una situación dramática.

Eventualidad. Desde ese punto de vista, sí, su recuperación es positiva. Como explica uno de los investigadores a National Geographic, la ciencia convencional creía que los procesos de desintegración de los glaciares eran irreversibles. No tenían vuelta atrás. El ejemplo de Jakobshavn ilustra que no es así. Sin embargo, su situación es eventual, y obedece a ciclos climáticos variables, capaces de enfriar las aguas superficiales de su costa.

No tan rápido. Su recrecimiento ni siquiera es unitario: algunas de sus partes ganan terreno, otras siguen fundiéndose. Los científicos no son optimistas: las aguas de la bahía volverán a calentarse a corto plazo, revirtiendo cualquier ganancia que Jakobshavn pudiera haber obtenido. El estudio, de hecho, ha descubierto que los cambios de temperatura oceánicos tienen un impacto superior al conocido en los glaciares.

"A largo plazo, es probable que tengamos que elevar nuestras predicciones sobre el aumento del nivel del mar", explican.

El futuro. Es una luz puntual en un horizonte, el del Ártico, negro. Sabemos, por ejemplo, que las temperaturas exteriores del océano se han calentado al doble de velocidad que el resto del planeta. También que su plataforma de hielo se está derritiendo a más velocidad que nunca. Que sus poblaciones de reno y caribú se han reducido a la mitad en los últimos 20 años. Y que está lloviendo en Groenlandia en pleno invierno, cuando debería estar nevando.

La noticia de Jakobshavn, entre tantas otras preocupantes, no es una buena noticia.

Imagen: Nik Gaffney/Flickr

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