El Antiguo Egipto tenía algo más impresionante que sus pirámides: una colosal industria de la muerte

  • El antiguo Egipto tenía un sofisticado entramado económico y la muerte era una de las partes más importantes del mismo

  • En Saqqara está la mayor tumba descubierta en Egipto y  más allá de las momias humanas, el gran interés es el 'merchandising' que se llevaron al más allá

Egipto industria de la muerte
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Egipto no es sólo el lugar en el que podemos ver la única de las siete maravillas del mundo antiguo que ha llegado a nuestros días, sino que también es un lugar en el que no paran de aparecer secretos enterrados de hace miles de años. Cada cierto tiempo descubrimos nuevos detalles de, por ejemplo, cómo lograron levantar las imponentes pirámides de Guiza, pero también yacimientos inexplorados que esconden toda clase de tesoros.

Uno de esos recientes descubrimientos es el de las técnicas exactas de momificación, pero también el pozo funerario de Saqqara que vuelve a poner sobre la mesa algo muy interesante: Egipto era una máquina muy bien engrasada cuando de capitalizar la muerte se trataba.

Saqqara. A unos 30 kilómetros al sur de El Cairo, se encuentra la aldea de Saqqara. Su área de influencia no es demasiado grande, pero eso no impidió que se convirtiera en un impresionante mausoleo. Fue durante miles de años un importante punto para realizar entierros y ceremonias religiosas y cuenta con la Pirámide de Zoser, el complejo de edificios de piedra más antiguos que aún se mantienen en pie.

Es una pirámide escalonada bastante interesante, pero lo más espectacular de esta zona no está en la superficie, sino bajo tierra. Durante un tiempo, Saqqara fue el lugar escogido por reyes para ser el lugar en el que descansarían eternamente y, junto a ellos, se enterraban a sus cortesanos en complejos grupos de tumbas privadas. Esa predilección por Saqqara como tumba noble se diluyó con el paso de los imperios, pero seguía siendo el elegido para enterrar a algunos nobles y funcionarios.

La necrópolis de animales. Cerca de la pirámide escalonada, se encuentra la Necrópolis de los Animales. Se trata de un enorme centro funerario descubierto en 1955 mientras se buscaba la famosa tumba de Imhotep y, en ella, se hallaron una enorme cantidad de animales momificados. Se cree que esta necrópolis servía para albergar a esos animales que eran reencarnaciones de los dioses.

Más recientemente se encontró un mausoleo con ocho millones de perros momificados. Se trata de una catacumba de 173 metros de largo por 140 metros de ancho en las que también se encontraron momias de chacales, zorros, halcones, gatos y mangostas, aunque el 92% pertenecían a perros.  No es algo que nos extrañe debido al culto de los antiguos egipcios a los animales, pero ese culto era, en ocasiones, bastante cruel.

Tanto que hay muchas momias caninas en perfecto estado, pero los investigadores también encontraron cachorros que se cree que fueron criados "para el culto". No se encontraron cachorros con el cuello roto para realizar rituales, por lo que probablemente al ser separados de sus madres, murieran por inanición. ¿Y por qué tantos perros? Pues porque eran las catacumbas del templo de Anubis. Y en la investigación se encontraron los restos de una criatura con entre 56 y 48 millones de años, un vertebrado marino que una vez estuvo ahí y del que, seguramente, los antiguos egipcios ni tuvieron constancia.

Una mina. Con el paso de los años, los arqueólogos siguieron encontrando momias humanas y otros tesoros, como máscaras funerarias o pequeñas estatuas. El de esta máscara fue un gran descubrimiento, pues la última vez que se halló una máscara en condiciones similares fue en 1939. En 2018, un equipo de arqueólogos polacos encontraron docenas de momias con 2.000 años de antigüedad y varias tumbas pertenecientes a nobles. Ese mismo año aparecieron otras siete tumbas con momias tanto de humanos como de gatos, habiendo decenas de ellas y un centenar de estatuas dedicadas a la diosa Bastet.

También se descubrió otra tumba con 4.400 años de antigüedad para un sacerdote de alto rango con más de cincuenta estatuas. En abril 2019 otra expedición dio con una tumba de hace 4.000 años con relieves pintados y en noviembre se encontraron 30 ataúdes más con un tratamiento que, incluso 6.000 años después, seguía haciendo que este lugar de descanso eterno brillara.

Figuras egipcias

La explosión de 2020. Vamos, que en muy poco tiempo se descubrió que Saqqara era un cementerio enorme (y lujoso), pero todos esos descubrimientos quedaron en nada cuando llegó el año 2020. Viendo el interés y la riqueza funeraria de la zona, incluso se grabó un documental en el que se acompañaba a uno de los grupos arqueológicos en sus descubrimientos. Y hubo muchos, muchísimos. A lo largo de los meses se descubrieron bastantes pozos funerarios con varios sarcófagos.

Algunos de ellos eran lujosos, otros eran ataúdes de madera con detalles cuidadosamente pintados y más recientemente, en abril de este año, se encontró una tumba excavada en roca que data de la Segunda Dinastía con restos de un adulto y un niño pequeño. Se hallaron dos estatuas de terracota de Isis, amuletos y una máscara.

Un negocio de muerte. Más allá de lo interesante de estos descubrimientos de restos tanto animales como humanos es la evidencia de la colosal (y me faltan adjetivos más potentes) industria de la muerte del antiguo Egipto. Algo común en todas estas tumbas era la decoración de los ataúdes o sarcófagos, las estatuillas, las estatuas, las máscaras, los ropajes de lujo y la propia momificación, claro.

Todo eso costaba dinero y, debido a la obsesión de los egipcios por ayudar a sus familiares a llegar al otro lado en las mejores condiciones, se formó una impresionante estructura que capitalizaba la muerte de una forma muy inteligente. Ya no hablamos de levantar las pirámides, sino de crear todos esos pequeños -y grandes- objetos que acompañaban al fallecido o que, directamente, se realizaban para contentar a la deidad correspondiente.

"Estos ataúdes personifican cómo Saqqara operaba como una próspera industria funeraria, con los difuntos como su clientela", afirma Youssef

El Dr. Mohammad Youssef fue uno de los que supervisaron una de las excavaciones y afirmó en el documental que "el proceso de momificación y entierro es un esfuerzo religioso, pero también económico. Numerosas personas participaron en esta empresa. Carpinteros, comerciantes, artesanos, sacerdotes, guardias y quienes lo gestionaban todo -como una especie de notarios- estaban implicados".

De momento, en Saqqara se encuentra la mayor concentración de ataúdes jamás descubierta en Egipto. Y teniendo en cuenta que cada poco tiempo aparece algo nuevo, seguro que aún hay tesoros antiguos que tienen que ver la luz.

Imágenes | Smithsonial Channel

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