La historia del pensamiento sobre España está repleta de dudas, sospechas y escepticismo. Desde La España invertebrada de Ortega y Gasset hasta Mater Dolorosa de Álvarez Junco, la mera existencia de la nación española ha sido discutida y debatida hasta la extenuación. En parte, se debe a una falta de referentes comunes: ¿qué une a España si no es el modelo de estado, si no es la bandera, si ni siquiera es el idioma? Décadas de búsquedas existenciales han encontrado en el siglo XXI su punto y final. No estamos hablando de la selección de fútbol, sino de lo que verdaderamente hilvana a todos los españoles: Mercadona.
El supermercado. Hace algunos días hablábamos de una encuesta elaborada por DataCentric en el que se interrogaba a los españoles sobre sus marcas predilectas. En materia cervecera, Estrella Galicia parecía haberse ganado el corazón de medio país pese a que su penetración de mercado fuera muy inferior a otras marcas más consumidas. Era cuestión de debate. Todo lo contrario en lo tocante a supermercados: Mercadona domina todas y cada una de las comunidades en cuestión de imagen pública. Es el minorista favorito de España, sin que ninguna otra cadena parezca cuestionar su hegemonía. Un triunfo total.
¿Por qué? En esta ocasión hay correlación entre su popularidad y sus cifras. Otra encuesta elaborada por Kantar hace un año señalaba que el 88% de los españoles había visitado un Mercadona, al menos una vez, durante los ocho meses previos. Era el único supermercado prácticamente transversal. Carrefour, su competidor más próximo, sólo gozaba de favor del 58% de los encuestados. Lo mismo vale para la cuota de mercado: uno de cada cuatro euros invertidos en la cesta de la compra va para Mercadona, el 24,9% del total. Carrefour no supera el 8,4%, Día no pasa del 7,5%, Eroski se queda en el 5,3%. A años luz.
Descontando a Lidl, la cadena que más rápido crece, Mercadona es el único actor minorista que crece. No sólo es el más popular, sino que lo es un poquito más cada temporada.
Cifras. ¿Más pruebas? El año se convirtió en la empresa española con mayor volumen de negocio en el mercado nacional, superando a toda una multinacional de la industria petrolífera como Repsol. Mercadona facturó más de 21.000 millones de euros a lo largo de 2018, un aumento del 6% desde 2016, cuando sus ventas se fijaron en 19.800 millones de euros. Domina de tal modo el sector de la alimentación que el 44% de los productos de marca blanca distribuidos en España se venden en sus supermercados. Hacendado o el Bosque Verde, por citar dos ejemplos recurrentes, se han convertido en las marcas predilectas de los españoles.
Mapa preciso. ¿Hay algún fenómeno comparable? Muy pocos. Repsol queda a dos comunidades de la hegemonía total (Navarra es territorio Avia; la Comunidad de Madrid queda consagrada a Cepsa) y Telefónica, antaño monopolio, encuentra competencia por doquier. Sólo una de las compañías más rentables del planeta, Apple, logra un unánime sentimiento de identificación en todas las provincias de España. El caso de Mercadona es, además, paradigmático: ha logrado la popularidad absoluta entre los españoles sin ser predominante en número de establecimientos en todas las comunidades (sólo en Valencia y Baleares).
Al contrario que el caso de Estrella Galicia, el mapa de Mercadona sí es preciso. Sí refleja la realidad emocional (esos hummus, ese gazpacho no pasteurizado, esa pasta fresca, esas cremas hidratantes) y económica de España. Una bandera a la que aferrarse, de la que hacer causa común.