A todos nos gustan los productos únicos y con un toque especial. Si además somos los creadores, seguramente queramos que la autoría vaya para nosotros. Para proteger el trabajo de los autores están las leyes de copyright. Sin embargo hay ciertos productos que requieren de una gran elaboración y talento, pero no están protegidos por los derechos de autor. Hoy os traemos una curiosa historia que habla de dos maestros queseros. Dos holandeses enfrentados por que la ley les dé la razón y puedan erigirse como los autores originales de su creación.
En 2007, Levola, una compañía holandesa creó un queso untable y cremoso con hierbas. Su nombre es 'Heksenkaas', que significa el 'queso de las brujas'. La disputa viene a raíz que en 2014, Smilde, otra compañía quesera holandesa, presentó su queso 'Witte Wievenkaas'. Que traducido vendría a ser como el 'queso de las mujeres sabias'. Y casualmente, estaba realizado con los mismos ingredientes que el anterior y ofrecía un sabor muy similar.
Esa situación llevó a las dos compañías y sus dos maestros queseros a abrir un juicio legal por discernir si se podía registrar un sabor. Esta semana, la Comisión de Justicia Europea ha emitido un comunicado con el resultado.
Levola denunció a Smilde por copiar ilegalmente el 'queso de las brujas'. Pero como comentan desde Quartz, una maldición habría sido más efectiva que no esta denuncia. El 13 de noviembre, la Corte Europea ha determinado que el sabor no se puede registrar. El sabor de una comida no es un trabajo registrable, al menos no desde las leyes de propiedad intelectual europeas.
La justicia europea da su versión sobre el copyright de los sabores
¿Por qué la Comisión Europea no considera un sabor como algo registrable? Básicamente porque para poder registrarse debe ser un objetivo identificable y donde su autoría pueda determinarse técnicamente. No puede haber espacio para la subjetividad y aquí el gusto o sabor varía mucho de una persona a otra.
Así es como argumenta la justicia europea su decisión:
"A diferencia de, por ejemplo, una obra literaria, pictórica, cinematográfica o musical, donde tenemos una expresión precisa y objetiva, el sabor de una comida se identifica básicamente en sensaciones y experiencias, que son subjetivas y variables. Dependen, entre otras cosas, de factores particulares a la persona como por ejemplo la edad, las preferencias de comida o sus hábitos, además del ambiente o contexto donde se consume el producto. Además, por el momento, no es posible identificar de manera técnica qué es lo que convierte a un sabor diferente a otro."
Con las recetas tenemos una situación similar a lo que ocurre con los olores. Esto de hecho abre la puerta a toda una industria basada en ello. Grandes marcas presentan sus propios perfumes y otras empresas se encargan de, mediante perfumistas profesionales, intentar encontrar la 'fórmula'. En función del buen olfato de estos perfumistas lograrán crear un producto similar que luego podrán vender como marca blanca.
Más información | Comisión Justicia Europea
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