Desde los laboratorios del MIT suelen llegar proyectos e investigaciones tan vistosas como potencialmente útiles, pero en este caso se trata de algo a escala más grande. Tan grande como para intentar salvar islas enteras de quedar inundadas por el crecimiento del nivel del mar que gran cantidad de estudios y cálculos prevén en relación al cambio climático.
Ya vimos que en uno de ellos se reflejaba cómo en tres décadas el nivel del mar amenazará a más de 200.000 personas en toda España debido a esta situación, y ante lo complicado de parar el calentamiento global, este equipo de científicos ha pensado en recurrir a las propias olas del mar para evitar que ciertas áreas queden sumergidas por su crecida.
Recurrir a la propia naturaleza para que nos ayude
Se trata de un proyecto del Self Assembly Lab del MIT liderado por la profesora asociada del departamento de arquitectura Skylar Tibbits. El enfoque: que se pueda aprovechar la propia naturaleza para ayudar a preservar tanto las islas como ciudades costeras susceptibles de ir inundándose a medida que crece el nivel del mar.
Lo que han hecho es diseñar una estructura que hace que sean las propias olas para las que muevan la arena de la costa a conveniencia, de modo que se incrementa la base de la isla o ciudad costera. De momento llevan cuatro meses trabajando en las Maldivas, tras haber finalizado las primeras fases en laboratorio y escalando lo que habían probado en él para adaptarlo a las costas.
Unos primeros pasos esperanzadores
Desde entonces han ido recogiendo datos, tanto medidas de los parámetros físicos como imágenes de satélites y drones, y según cuentan han conseguido añadir casi un metro de arena, lo cual puede parecer poco pero es el equivalente a mover unos 1.000 metros cuadrados de arena. Lo que están viendo es que colocando esta especie de rampas (adaptándolas al terreno para que tengan cierta flexibilidad) y que podría ser una alternativa menos costosa económica y medioambientalmente que realizar dragados y otras técnicas más habituales y tradicionales.
Según contaba Tibbits en una entrevista, la propia naturaleza les dio la idea al visitar la zona y ver cómo se formaban y destruían acumulaciones de arena de manera natural. De este modo, diseñaron unas construcciones que por su geometría en relación con las corrientes del océano promueven la acumulación de arena en áreas específicas.
En la práctica vienen a ser depósitos (hablan de bladders) que se llenan de arena para que queden fijos en los sitios pertinentes, aunque en próximas fases de experimentación probarán a añadir lastres que permitan hacer a los depósitos flotar o hundirse a conveniencia, así como lograr que su instalación o traslado sean más sencillos. También probarán otras geometrías (más allá de las rampas), para que al final haya distintas versiones que puedan adaptarse a los distintos terrenos. Así que iremos viendo si las próximas pruebas siguen teniendo los buenos resultados que según el equipo están teniendo.
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