El fútbol nos hace infelices: mientras sigue levantando pasiones, la ciencia señala que ser futboleros nos hace sufrir

El fútbol nos hace infelices: mientras sigue levantando pasiones, la ciencia señala que ser futboleros nos hace sufrir
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En uno de los anuncios deportivos más conocidos del futbol español, un padre y un hijo van juntos en un coche cuando el niño le pregunta "Papá, ¿Por qué somos del Atleti?". El padre se queda en silencio, la pantalla se va a negro y aparece una frase: "No es fácil de explicar".

Efectivamente, no es fácil de explicar. Ni ser del Atleti, ni ser de ningún otro equipo. Un día, Peter Dolton y George MacKerron, dos investigadores de la Universidad de Sussex, decidieron estudiar si el fútbol nos hacía más felices. Sus datos señalan claramente que no, pero aún así el fútbol es el 'deporte-rey', ¿nos gusta pasarlo mal?

"No es fácil de explicar"

Efectivamente, y digan lo que digan los expertos, el fútbol es el deporte rey en la mayor parte del planeta. Es objeto de pasiones desbordadas y personaje recurrente de la historia personal de muchísimas vidas. Dolton y MacKerron se preguntaron qué había detrás de esa pasión futbolística.

Y, como nos explican los investigadores, lo que descubrieron los autores es que, de media, no nos hacía más felices. Si agregamos los efectos de los partidos horas después de que acaben, resulta que las consecuencias negativas de la derrota son hasta cuatro veces más altas que las positivas de la victoria.

Es decir, a medio plazo y habida cuenta de que nuestro equipo no puede ganar siempre, la afición al fútbol tiene efectos negativos en la felicidad de los hinchas. Nos hace sufrir (y mucho). El dato es muy interesante porque las diferencias entre los "daños" y los "beneficios" es tan grande que merece la pena tenerlo en cuenta (incluso siendo escépticos sobre la forma de medir felicidad del estudio).

"Pero es algo muy, muy grande"

Jannes Glas 548485 Unsplash

Así acababa el anuncio del Atlético de Madrid, con un "pero es algo muy, muy grande". La pregunta es dónde reside esa grandeza. ¿Tiene sentido pasar parte de nuestra vida 'enganchados' a una afición que nos hace ser infelices? ¿Es irracional ser aficionado al fútbol?

Como dice Mark Mason, interpretar toda nuestra conducta en virtud de una suma final de felicidad o insatisfacción es demasiado simplista. Parece lógico que ser hincha de un equipo de fútbol tenga más que ver también con “la identificación de grupo, relacionarse con otros o el puro entretenimiento” que con “la felicidad en términos absolutos”.

Los investigadores repasan varias opciones para explicar esta aparente contradicción. Las opciones van desde la existencia de sesgos que nos impiden darnos cuenta de que el fútbol nos hace mal hasta la existencia de un deseo por "formar parte de la tribu". También es posible, nos dicen, que la gente no se haga forofo buscando victorias, sino buscando experiencias.

Debemos seguir investigando: si hay algo que parecen tener claro los investigadores es que lo que el fútbol nos quita por un lado, nos lo da por otro. Pero no está claro el qué. Parece que hay algo muy, muy grande que conecta con nosotros a través del fútbol. La incógnita, una vez vemos estos datos, es si esa 'conexión' merece la pena. Sin ánimo de meternos en la vida de la gente, es importante saber qué consecuencias tienen nuestras decisiones (también futbolísticas). Y si no, que baje el VAR y lo vea.

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