La NASA ha hecho balance de MOXIE, el experimento para generar oxígeno en Marte. Tenemos buenas noticias

El instrumento viaja a bordo del rover Perseverance y se despidió después de más de dos años de trabajo

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Después de dos años y medio de actividad en Marte, uno de los experimentos a bordo del rover Perseverance dijo adiós a comienzos de agosto. Después de hacer balance de su actividad, responsables del experimento pueden descansar tranquilos, el experimento MOXIE fue todo un éxito.

16 repeticiones. El experimento MOXIE (Mars Oxygen In-Situ Resource Utilization Experiment) finalizó el pasado 7 de agosto según el reciente anuncio de la NASA. Según explicaba la agencia norteamericana, el instrumento generó 9,8 gramos de oxígeno molecunar (O2) en esta última repetición del experimento.

En total, a lo largo de sus cerca de dos años y medio de actividad en la superficie de Marte (más de un año marciano completo), MOXIE realizó 16 iteraciones del experimento, generando un total de 122 gramos de oxígeno molecular a partir del CO2 que predomina en la atmósfera marciana.

No es mucho, lo que un perro pequeño requeriría para respirar durante 10 horas según los cálculos de la propia NASA. Pero es suficiente, la función de MOXIE no es la de crear un hábitat en Marte, sino demostrar la posibilidad de crear oxígeno molecular in situ a partir del dióxido de carbono de Marte.

Un historial de récord. La vida útil de este experimento no sólo ha sido exitosa. En su pico de activided, MOXIE logró a producir 12 gramos de oxígeno por hora, lo que superar con creces la producción máxima estimada. Además, el instrumento logró generar oxígeno con una pureza del 98% e incluso superior.

“Estamos orgullosos de haber dado soporte a una tecnología rompedora como MOXIE, capaz de transformar recursos locales en productos útiles para futuras misiones de exploración”, explicaba en una nota de prensa Trudy Kortes, directora de demostraciones tecnológicas en el Directorio de Misión para Tecnología Espacial.

Cómo funciona. El artilugio toma CO2 de la atmósfera y lo comprime. Tras ello lo somete a un proceso electroquímico (electrólisis), proceso durante el cual el gas comprimido alcanza una temperatura de unos 800º Celsius. El aparato también mide la pureza del oxígeno resultante. Todo esto con un consumo eléctrico de unos 300 vatios.

El gran rival de MOXIE en su andadura sería el polvo marciano. Al menos este era el miedo de los responsables del experimento. Dado el grado de éxito logrado, no parece que esta circunstancia haya generado un perjuicio relevante a este instrumento a bordo del rover Perseverance.

Un nuevo paso en el viaje. MOXIE no es la única tecnología diseñada para extraer el oxígeno del CO2 marciano. Hace unos meses, un equipo liderado por investigadores del MIT presentó un método basado en el plasma capaz de realizar esta misma tarea. Habrá que esperar antes de saber qué tecnología puede resultarnos más útil y eficiente en el futuro. Cuantas más opciones, mejor.

La generación de oxígeno in situ es en cualquier caso una gran noticia, ya que evita la necesidad de transportarlo desde la Tierra. Sin embargo aún quedan importantes problemas que resolver si queremos asentarnos en el planeta.

Uno de ellos no tiene tanto que ver con la atmósfera del planeta sino con su magnetosfera. La ausencia de ella, concretamente. Si bien en la Tierra nos encontramos sanos y salvos de la mayor parte de la radiación procedente del Sol gracias al campo magnético de nuestro planeta. Cómo proteger a quienes viajen a Marte, un planeta sin esta cobertura, será probablemente el próximo gran reto antes de asentarnos en el planeta rojo.

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Imagen | NASA/JPL-Caltech

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