La maldición de Starliner: la cápsula de Boeing para enfrentarse con SpaceX retrasa de nuevo su primer vuelo tripulado

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No será en abril, como estaba previsto, sino a finales de julio. Y eso como muy pronto. Boeing y la NASA redefinen el calendario del primer vuelo tripulado de la nave Starliner a la Estación Espacial Internacional (ISS). Ha sido la propia agencia la que ha confirmado, a través de un comunicado oficial, que el nuevo cronograma no prevé que la misión pueda ponerse en marcha antes del 21 de julio.

No es el primer retraso en la historia de Starliner.

¿Una nueva fecha? Exacto. Aunque orientativa. La NASA acaba de confirmar que el primer vuelo tripulado del transbordador Starliner se retrasará hasta bien entrado el verano. Para ser más precisos y ciñéndonos a la expresión empleada por la propia agencia, se aplaza a una fecha "no anterior al 21 de julio". El cronograma inicial contemplaba que esa operación se realizara a finales de este mes.

¿Y cuál es la razón? El retraso se explica por varios motivos: una prueba centrada en el sistema de despliegue del paracaídas —crucial para el retorno de Starliner a la Tierra—, cuestiones administrativas y la necesidad de coordinarse con otras operaciones programadas para los próximos meses, como Axiom-2 (AX-2), la segunda misión privada con astronautas de Axiom Space a la Estación Internacional y cuyo lanzamiento está previsto para la primavera.

"Si tenemos en cuenta todas las piezas, la mayor parte del trabajo se completará en abril para el vuelo —explica Steve Stich, de la agencia espacial, en declaraciones recogidas por la cadena CBS News—. Pero hay un área que se prolongará hasta mayo. Se trata de los productos de certificación del sistema de paracaídas".

¿Se sabe algo más? Sí. La NASA recalca que se han completado cerca del 90% de las certificaciones y tanto ella como Boeing esperan que las restantes para la misión Crew Flight Test (CFT) queden listas a lo largo de la primavera, una vez se hayan completado los test de varios subsistemas, incluidas las pruebas en modo manual. "La construcción de la nave Starliner está completa. El equipo trabaja ahora en los cierres interiores finales y terminando pruebas", recalca.

El hardware del cohete se encuentra en la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, en Florida, a la espera de ser procesada antes de su apilamiento en el lugar del lanzamiento. Los astronautas de la NASA que volarán en la CFT acaban de completar también las pruebas con el interfaz de tripulación, que incluye un entrenamiento con el equipo y hardware que tendrán que usar en órbita.

¿En qué están trabajando ahora? "Estamos llevando a cabo la labor de certificación… Es una gran cantidad de trabajo que ha durado más de un año. Hay 600 componentes que tienen que ser calificados en Starliner para que la NASA y Boeing los revisen de manera conjunta y más de 70 informes de riesgo", detalla Stich, quien aclara que a esa carga de trabajo se añaden las verificaciones.

Tanto la NASA como Boeing prestan una atención especial al sistema de paracaídas de la Starliner, que deberá desplegarse para facilitar el aterrizaje seguro de la nave durante su retorno a la Tierra. La prueba servirá para garantizar que el escudo térmico instalado en la parte superior de la nave se desplegará de forma correcta en condiciones extremas, permitiendo la liberación de los paracaídas. "Haremos una prueba en el régimen [de estrés] más alto posible", detalla.

¿Es importante la misión? Sí. Más allá de su objetivo concreto de trasladar a dos veteranos astronautas —Barry “Butch” Wilmore y Sunita Williams— a la ISS, a lo que realmente aspira la misión Crew Flight Test es a demostrar que la Starliner está preparada para ofrecer un servicio regular para el transporte espacial de tripulantes, tarea en la que se alternará con la Crew Dragon, de Space X.

En 2014 Boeing y SpaceX recibieron el encargo de fabricar naves capaces de transportar astronautas hacia y desde la ISS. El primer gran hito en esa carrera lo logró la compañía de Elon Musk, que en 2020 completó la primera misión pilotada de su cápsula Dragon con un cohete Falcon 9. El "tempo" de Boeing ha sido algo distinto: su cronograma acabó dilatándose y, tras dos vuelos de prueba sin piloto en 2019 y mayo de 2022, quiere ahora, al fin, una misión tripulada.

Imagen de portada: Boeing/John Grant

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