La década de 2020 apunta a ser una de las más importantes en la historia reciente de la exploración del Universo y, en concreto, del Sistema Solar. Es cierto que ya pasó, en general, la era de las grandes misiones y las agencias espaciales optan por proyectos de escala y costes menores, pero con ambiciones científicas de gran calado.
Eso no impide que, de cara a los próximos diez años, no vaya a haber nueve misiones espaciales muy importantes para ampliar los conocimientos sobre el origen y la evolución del Universo y sobre otros objetos del Sistema Solar interior. Y también va a ser una década crucial para los programas tripulados de agencias como la NASA.
OSIRIS-REx
- Objetivo: Asteroide Bennu
- Lanzamiento: Septiembre de 2016
La NASA lanzará este otoño una sonda hacia el asteroide Bennu, uno de los objetos en el Sistema Solar interior cuya órbita podría llevarle a un rumbo de colisión con la Tierra, en el siglo XXII. OSIRIS-REx no sólo ofrecerá nuevos datos sobre la órbita de Bennu y realizará un mapa de su superficie, sino que también tomará muestras de ella y las enviará de vuelta a la Tierra. El asteroide, de tipo carbonáceo, está cubierto por regolito, que los científicos creen que puede albergar los restos fósiles más antiguos del origen del Sistema Solar y, también, los precursores moleculares de la vida en nuestro planeta.
CHEOPS
- Objetivo: Búsqueda de planetas extrasolares
- Lanzamiento: 2018
La caracterización más completa posible de exoplanetas que puedan poseer las condiciones necesarias para albergar vida es el objetivo de CHEOPS, misión de la ESA que, más que descubrir nuevos sistemas planetarios, va a fijarse en las estrellas brillantes de las que ya se sabe que tienen planetas a su alrededor. A través de fotometría de alta precisión, el satélite utilizará el método del tránsito para encontrar nuevos planetas y obtener toda la información posible sobre ellos.
Telescopio espacial James Webb
- Objetivo: Estudio del Universo en infrarrojo
- Lanzamiento: Octubre de 2018
El heredero del telescopio espacial Hubble es el James Webb, un observatorio en infrarrojo con un espejo primario de 6,5 metros de diámetro y que, en lugar de orbitar la Tierra, se situará a 1,5 millones de kilómetros de distancia, en el punto de Lagrange L2. Además de complementar las observaciones ya hechas por el Hubble, JWST se dedicará a estudiar los procesos de formación de galaxias, estrellas y del propio Universo, y también buscará nuevos planetas extrasolares.
InSight
- Objetivo: Marte
- Lanzamiento: 2018
Aunque parezca que no es así, todavía quedan muchos aspectos de Marte por observar y analizar. El aterrizador InSight, de la NASA, se dedicará a uno de ellos: la composición interna del planeta. De hecho, la misión (que debería haberse lanzado el año pasado) utilizará un taladro para analizar muestras del subsuelo marciano, muestras que pueden ayudar a resolver algunas cuestiones sobre la formación de los planetas rocosos del Sistema Solar, como el propio Marte y la Tierra.
BepiColombo
- Objetivo: Mercurio
- Lanzamiento: 2018
La primera misión de la Agencia Espacial Europea a Mercurio es, también, una de sus más ambiciosas. BepiColombo consiste, en realidad, de dos satélites: un orbitador (MPO) que realizará un mapa de la superficie del planeta y otro (MMO) que estudiará su magnetosfera. El objetivo es completar la información disponible sobre Mercurio, que como es el planeta más próximo al Sol, es uno de los menos explorados por el hombre del sistema. Sólo dos misiones de la NASA, Mariner 10 y Messenger, han visitado el lugar hasta ahora.
ExoMars
- Objetivo: Marte
- Lanzamiento: 2020
El programa ExoMars de exploración de Marte de la ESA y Roscosmos está compuesto, en realidad, por dos misiones. La primera de ellas (un orbitador) despegó hacia el planeta rojo el pasado mes de marzo, mientras la segunda ha retrasado su lanzamiento de 2018 a 2020. Ésa estará compuesta por un rover que incluirá un taladro para estudiar el subsuelo marciano y buscar evidencias de que el planeta pudo albergar vida en algún momento de su historia. También debe demostrar las tecnologías necesarias para una futura misión tripulada.
Euclid
- Objetivo: Estudio de la materia oscura
- Lanzamiento: 2020
La expansión del Universo es algo que los científicos todavía están estudiando, sobre todo el papel que juega la energía oscura en ella. El observatorio de la ESA Euclid intentará arrojar nueva luz sobre la geometría del Universo oscuro, es decir, mapeará la materia oscura presente en los cúmulos galácticos y estudiará los efectos de la energía oscura. Tendrá capacidad para observar hasta 10.000 millones de años atrás en la historia del Cosmos.
JUICE
- Objetivo: Júpiter
- Lanzamiento: 2022
Misiones como Galileo o hasta Cassini han ofrecido un panorama bastante detallado de Júpiter y su sistema de lunas, y lo que JUICE, de la ESA, pretende es centrarse en tres de sus satélites de mayor tamaño, Calisto, Ganímedes y Europa. Los tres, además, están helados y, en el caso de Europa, los científicos quieren saber si realmente posee un océano de agua líquida bajo su superficie de hielo. JUICE se centrará más en Ganímedes y en su relación con Júpiter.
Asteroid Redirect Mission
- Objetivo: Asteroide cercano a la Tierra
- Lanzamiento: Década de 2020.
Probablemente, el proyecto más ambicioso de la NASA para la próxima década sea Asteroid Redirect Mission, una misión consistente en una nave robótica que se dirigirá a un gran asteroide próximo a la Tierra, le arrancará un fragmento de grandes dimensiones y lo enviará a la órbita de la Luna. Allí, una misión tripulada lo visitará, tomará muestras de su superficie y regresará a la Tierra con ellas. El proyecto no tiene aún seleccionado un asteroide objetivo y depende de que la NASA tenga en funcionamiento su nueva nave tripulada, Orión.
Bonus: Voyager
¿Una misión que lleva casi 40 años en el espacio es una de las más importantes de la próxima década? La resistencia que han demostrado las sondas Voyager es ya toda una proeza, que podrían ampliar aún más si se confirma que están fuera de la heliosfera (la zona de influencia del Sol) y han entrado en el espacio interestelar. Se calcula que ambos satélites podrían tener energía para comunicarse con la Tierra hasta, con suerte, 2025, lo que quiere decir que enviarían los primeros datos obtenidos in situ del espacio entre las estrellas.
Imagen | Northrop Grumman
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