Los edificios en los que vivimos son un coladero de energía. Alguien quiere solucionarlo forrándolos de algas

Los edificios en los que vivimos son un coladero de energía. Alguien quiere solucionarlo forrándolos de algas
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¿Y si nuestras paredes sirviesen para algo más que protegernos del exterior, mantenernos al resguardo del frío, el calor, la lluvia y miradas curiosas? ¿Y si pudiésemos sacar más partido a las ventanas que unas buenas vistas? La startup mexicana Greenfluidics está convencida de que es posible y ha diseñado unos paneles que, asegura, son capaces de absorber dióxido de carbono y generar biomasa, energía y oxígeno. Su “ingrediente” principal: las microalgas.

Lo que proponen es utilizar paneles, pequeños tanques repletos de nanopartículas de carbono y microalgas que le confieren un color verduzco y brillante. Los dispositivos capturan CO2 y lo hacen pasar por agua con cepas de especies seleccionadas que se encargan de absorberlo.

En teoría, precisa New Atlas, por cada 0,45 kilos de algas se capturan aproximadamente 0,9 kg de CO2. No es su única función. Gracias a la luz solar realizan también la fotosíntesis, lo que les permite generar oxígeno y ganar volumen, acumulando poco a poco una biomasa que luego se filtra como una pulpa, retira y reconvierte en un biocombustible que se reaprovecha para el edificio.

Su propuesta se plantea como una solución para mejorar la eficiencia de nuestros hogares, una de sus grandes tareas pendientes. Un informe de 2015 del Ministerio de Industria estimaba que ocho de cada diez edificios de España derrochaban energía: el 84% de los inmuebles había obtenido la calificación E, F o G tras completar los certificados de eficiencia energética.

Con la vista en la industria aeroespacial

Al disponerse como una especie de “piel” verduzca sobre las fachadas, los paneles captan también un calor que el sistema se encarga de reaprovechar. Según detalla el CEO de la compañía, Miguel Mayorga, sus diseños incorporan nanopartículas de carbono que se añaden al agua para mejorar su conductividad térmica. Con un generador termoeléctrico el calor se transforma en electricidad.

“La conductividad térmica aumenta cuando las partículas se añaden al agua. El calor solar concentrado en el panel se transforma termoeléctricamente en una corriente eléctrica. Esto se traduce básicamente en electricidad útil”, explicaba Mayorga en 2020 a Mexico Business News.

Otra de las ventajas de los paneles es que generan una sombra que ayuda a mantener frescas las habitaciones, lo que puede reducir el uso del aire acondicionado en verano. La compañía calcula que el “confort térmico” que facilita el dispositivo puede ayudarnos a ahorrar hasta 90 KWh/m2 anuales. En su web, Greenfluidics asegura también que cada panel generar hasta 328 KWh/m2 al año.

La empresa tiene puesta la vista en el sector energético e incluso la industria aeroespacial y aspira a su expansión más allá de México. “A medida que el sector privado llega al espacio, las estaciones necesitan producir energía, oxígeno y biomasa de manera eficiente. Nuestra solución es una buena manera de lograrlo. También podría implementarse en un edificio como una ventana”, comenta.

Más allá de los módulos espaciales, el diseño puede ayudar también a mejorar la eficiencia de nuestras propias viviendas. Los datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) muestran que las emisiones relacionadas con la energía de los edificios han crecido durante los últimos años y aún siguen lejos de alcanzar la neutralidad de carbono para mediados de siglo.

"Los edificios y los sectores de la construcción combinados son responsables de casi un tercio del consumo total de energía final mundial y cerca del 15% de las emisiones directas de dióxido de carbono. La demanda de energía de los edificios y construcción continúa aumentando, impulsada por un mejor acceso en los países en desarrollo, la creciente demanda de aire acondicionado en países tropicales, un uso de electrodomésticos que consumen energía y un rápido crecimiento en la superficie total de los edificios", alertan los expertos del organismo internacional.

La de Greendfluidics no es la primera propuesta de aprovechar tanques con microalgas en arquitectura. Hace casi una década Splitterwerk Architects y Arup diseñaron de hecho BIQ, una edificación piloto con la que pretendían demostrar precisamente las bondades de sus ideas.

Hay quien ve también con escepticismo algunos detalles del planteamiento mexicano. New Atlas apunta por ejemplo los retos que deberá afrontar para que su propuesta resulte viable y las grandes dudas que plantea el modelo: ¿Cuál será la vida útil de los paneles? ¿Qué mantenimiento exigirán y cómo será de complejo? ¿Cómo se adaptará el sistema de microalgas en función del clima?

Incluso a nivel práctico, ¿resultará atractivo tener paneles verdosos en las ventanas? ¿Cuánto costará su instalación y funcionamiento? ¿Resultarán más atractivas que los paneles solares, ahora que las perovskitas facilitan incluso que sean semitransparentes? Otro de sus grandes retos será demostrar en el uso diario y generalizado los datos de eficiencia que comparte en su web.

Imagen de portada | Greenfluidics

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