El gasto en pensiones de España camina al punto de no retorno (y la generación "baby boom" aún no ha entrado)

El gasto en pensiones de España camina al punto de no retorno (y la generación "baby boom" aún no ha entrado)
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Las pensiones le pesan a España. Tanto o más que a la mayoría de sus vecinos de la Unión Europea. Si bien el grueso de los boomers del país —nacidos entre 1957 y 1977— aún no se han jubilado y la tasa cobertura de su sistema de pensiones es inferior al de la media europea, el gasto que le destina España en relación con el tamaño de su economía superó a la media simple de la UE. Si se manejan medidas ponderadas, ya está en sintonía con la región. El cálculo lo ha elaborado el Banco de España (BDE), que acaba de publicar un informe que deja botando varias reflexiones.

Especialmente en clave de futuro.

Un gasto que supera la media (en función del enfoque). He ahí una de las conclusiones fundamentales del informe. Para su estudio el BDE se basa en resultados de 2019, previos a las distorsiones generadas por la pandemia, pero que no incluyen por ejemplo la reforma de 2021. Su lectura es clara: ese año el gasto en pensiones en España superó al de la media simple de la UE. Eso si se toma el dato en relación con el tamaño de su propia economía. Si lo que manejamos es una media ponderada por el PIB, lo que da más peso a los sistemas de países con economías fuertes, como Alemania o Francia, el valor es similar al promedio ponderado de la región.

¿Qué dicen los datos? Tomando Eurostat a modo de referencia, el organismo comprobó que en 2019 el gasto en pensiones alcanzó en España el 12,7% del PIB, lo que lo coloca por encima de la media simple de la UE, que se situó en el 10,4%. Por delante tiene únicamente seis naciones: Grecia (16,1%), Italia (15,9%), Francia (14,7%), Austria (14,1%), Portugal (13,7%) y Finlandia (13,3%). En el resto la ratio de gasto sobre el PIB no llegó al 12,7% español. La lista la cierran Malta y países de Europa del Este, como Lituania, Hungría, Letonia o Bulgaria, todos por debajo del 10%.

Si tomamos una imagen más global, en términos agregados, con el promedio de la ratio de pensiones de cada país ponderado por su PIB, el sistema de pensiones se situó en el 12,7% del PIB. En ese caso el nivel es similar al observado en España. Las medidas tomadas por el BDE ocultan sin embargo, como él mismo reconoce, una “gran heterogeneidad” en la que vale la pena detenerse.

Tabla
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Factores que marcan el resultado de España. Curiosamente, España presenta una serie de factores que a priori deberían traducirse en un menor gasto en pensiones. ¿Cuáles? De entrada el envejecimiento de su población es menor. O mejor, dicho, está retrasado en cierto modo. En España la generación del "baby boom" suele fijarse entre 1957 y 1977 mientras en Francia, por ejemplo, se apunta a un lapso algo posterior, comprendido entre los años 1946 y 1964. Eso puede suponer un alivio para el sistema de momento, uno con fecha de caducidad y que apunta a retos de futuro.

Otro factor clave es la conocida como tasa de cobertura del sistema, que se puede definir como el cociente entre el número de pensionistas de 65 o más años y el total de la población en esa franja de edad. En otras palabras, qué porcentaje de población mayor percibe alguna pensión. En España es más baja. El tercer factor clave que componía el retrato tomado por el BDE en 2019 es que la menor participación de los salarios en el PIB respecto a la UE: a menores rentas de los trabajadores, a fin de cuentas, menores serán las pensiones. Si todo eso debería traducirse en un menor gasto de pensiones en España que sus vecinos, la pregunta del millón es: ¿por qué no es así?

¿Qué eleva el gasto en España entonces? El organismo financiero apunta dos factores que explican el dato nacional. Uno, clave, es que la cuantía de las prestaciones en relación con el salario medio es alta. En España el dato es generoso. “La tasa de beneficio —la prestación media sobre el salario medio— alcanza en España el tercer valor más alto de la UE”, explica el BDE en su informe. En la práctica eso implica un gasto en pensiones un 34,1% más alto que en Alemania o 31,6% más elevado que Francia. Únicamente Grecia e Italia, a la cabeza en la tabla, tienen un dato mayor.

El otro elemento clave es la baja tasa de empleo de España. Las tablas actualizadas de Datosmacro.com muestran que en 2022 el nuestro era el país con la mayor porcentaje del entorno europeo, en el que solo se le aproxima Grecia. Con un 12,4% marca casi el doble de la media. “Son factores que impulsan el gasto en pensiones en España respecto al de nuestros socios”, concluye.

¿Y qué se nos viene en el futuro? Un repunte sensible en uno de estos últimos factores, el del envejecimiento. “Los escenarios demográficos de Eurostat anticipan un incremento sustancial del envejecimiento poblacional e la sociedad española durante las tres próximas décadas, lo que supondrá una notable presión al alza en nuestro gasto en pensiones”, reflexiona el BDE.

A modo de ejemplo señala que para contrarrestar algo más del 40% de ese incremento, España necesitaría alcanzar en los próximos años una tasa de empleo similar a la de los países europeos más avanzados. La tarea no parece precisamente sencilla. Sobre todo a corto plazo. A finales del pasado ejercicio Alemania registraba un desempleo del 3%. España marcaba más del 12%.

El envejecimiento de la población, clave. En su informe, el BDE incide en esa idea. Uno de los factores determinantes de la ecuación es el demográfico, que mide el grado de envejecimiento de la población. Y en ese capítulo —apostilla— “Eurostat coloca a España como el país de la Unión con el crecimiento más alto entre 2019 y 2050”. En concerto pasaría del 29,5% al 56,5%. De cumplirse sus proyecciones, nuestro país superaría a Francia en 2037 y Alemania en 2039 y llegaría a mediados de este mismo siglo —de mantenerse constantes el resto de factores, claro está— convertido en el tercer país de la UE con el gasto en pensiones más alto, por detrás solo de Grecia e Italia.

Tendencias que bajarán la presión. No solo aumentarán los factores que tensionan el sistema. El retraso en la edad de jubilación, por ejemplo, ayudará a reducir la tasa de cobertura a lo largo de los próximos años. La caída prevista en ese aspecto para el período 2019-2050 ayudará de hecho a compensar el 11% del aumento del gasto en pensiones que se espera por el envejecimiento.

Imágenes: Victor J Blanco/Unsplash

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