España quiere atraer a los nómadas digitales con la nueva Ley de Startups. Hará falta algo más que un visado

España quiere atraer a los nómadas digitales con la nueva Ley de Startups. Hará falta algo más que un visado
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Ha costado, pero finalmente la Ley de Startups ha sido aprobada en el Congreso de los Diputados con una amplia mayoría. Hasta conseguirlo han hecho faltas meses de negociaciones, donde se ha ido reformulando el texto con más de 80 enmiendas hasta acercarse a una ley que cuente con el visto bueno de los principales grupos, salvo el PP.

Algunas de las novedades introducidas en la normativa a través de las enmiendas han ido enfocadas a la atracción del talento extranjero. España quiere atraer a los nómadas digitales y ha reconocido oficialmente su figura. Sin embargo, para impulsar el ecosistema de startups en nuestro país se necesitan muchos cambios.

Nuevo visado para nómadas digitales. Una de las medidas es la creación de un visado para teletrabajadores de carácter internacional. Este visado funcionará con cualquier país y su objetivo es atraer el talento extranjero. Póngase el caso de ingenieros de alto nivel que quieran hacer teletrabajo desde España.

El visado será similar al que ya cuenta Portugal, durará un año y se espera que entre en vigor a partir de enero. Las distintas Comunidades Autónomas colaborarán en su puesta en marcha.

Tributación por IRNR. En vez del IRPF (impuesto sobre la renta de las personas físicas), los nómadas digitales tributarán por el IRNR (impuesto sobre la renta de no residentes). Hasta ahora este impuesto era para aquellos trabajadores que no permanecen más de 183 días en España, pero con la nueva ley se facilitará que se mantengan en ese régimen fiscal.

El requisito de no haber sido residente fiscal en España en los 10 años anteriores se reducirá a cinco. También se ampliará el periodo en que un no residente puede disfrutar de este impuesto, pasando de cinco a diez años. Los nómadas digitales tendrán eso sí que demostrar que al menos un 80% de sus ingresos provienen de compañías extranjeras.

Menos impuestos para emprendedores. El asunto económico siempre está en el centro del debate y la Ley de Startups trae una reducción fiscal. El IRNR baja su tipo general del 25% al 15% en los cuatro primeros ejercicios desde que la base sea positiva. En cuanto a la máxima deducción por inversión en empresas de nueva creación (que ahora se consideran de hasta cinco y siete años y hasta 5 millones de euros), se amplía de 60.000 a 100.000 euros anuales. También pasa esta deducción del 30 al 50%.

Una medida que muchos emprendedores califican de "dudoso impacto", pues los primeros años de una startup difícilmente se tienen beneficios.

Se buscan inversores de capital riesgo. La Ley de Startups mejora las 'stock options', elevando el importe de exención de los 12.000 a los 50.000 euros, para las acciones de empresas emergentes. También para atraer a los inversores, la nueva ley prevé la llamada tributación del 'carried interest', con una exención del 50%. Es una retribución adicional a los gestores de fondos de capital-riesgo en caso de tener éxito con su gestión. Una medida que ya se aplica en otros países europeos y ahora implementa España para equipararse.

España es un paraíso (salvo en lo fiscal). Quién no querría venirse a España. Nuestro país ofrece un excelente entorno para el teletrabajo, pero las condiciones económicas no son tan atractivas. Esto es lo que intenta paliar la Ley de Startups. El visado para nómadas digitales intentará reducir la burocracia y ofrecer una alternativa al alto IRPF que se paga.

Los visados para nómadas digitales son una tendencia en Europa, donde la lucha por atraer el talento cada vez es más activa, sobre todo a raíz de una pandemia que ha popularizado el teletrabajo. Países como Estonia y Croacia son referentes en este ámbito, pero también vecinos cercanos como Portugal se han adelantado a España.

Esta Ley de Startups se ha debatido durante años y finalmente, a falta de su paso por el Senado, está saliendo adelante. Es un paso, pero no está claro que sea suficiente para poner a España en el centro del ecosistema emprendedor.

Imagen | Simon Abrams

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