La ciencia siempre había creído que los cocodrilos necesitaban a un macho para reproducirse. Hasta ahora

Cocodrilo Nadando
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Parque Jurásico probablemente no sea la película más realista en su retrato de la genética y de sus posibilidades, y probablemente tampoco a la hora de mostrar el aspecto físico de dinosaurios como el velocirraptor o el tiranosaurio. Pero puede que, por coincidencia, atinara en un aspecto no menos relevante de estos animales: las hembras podrían haber llegado a reproducirse sin necesidad de un macho.

La clave, en los cocodrilos. Un equipo de investigadores ha observado algo nunca antes visto en cocodrilos: la de poner huevos sin necesidad de un macho. Sucedió en un parque de Costa Rica, don de una hembra de cocodrilo americano (Crocodylus acutus) puso una serie de huevos sin haber tenido contacto previo con machos.

Aunque ninguno de los huevos llegó a eclosionar, los expertos que estudiaron el suceso observaron que algunos de los huevos contenían fetos que avanzaron notablemente en la gestación. Esto no resulta del todo extraño, ya que se estima que tan solo el 3% de los huevos puestos sin aporte paterno son viables en las especies en las que se ha observado la partenogénesis.

La capacidad de una especie de reproducirse a partir de un sólo progenitor (la hembra en principio) es poco frecuente, pero no nueva. A esta forma de reproducción asexual, basada en la puesta de huevos no fertilizados se la denomina partenogénesis.

Partenogénesis. En esta forma de reproducción, la hembra sustituye el gameto del macho por una célula haploide suya (también un tipo de célula que contiene una serie simple de cromosomas, en contraste con las células convencionales que cuentan con una serie de parejas de cromosomas).

En la llamada automixis de fusión terminal esta célula haploide, es la encargada de fertilizar el huevo (otra célula reproductiva con una serie de cromosomas no emparejados). La célula encargada de fertilizar el huevo es una suerte de célula residual creada en los ovarios durante el proceso de producir huevos.

Esta célula contiene la información genética suficiente como para complementar al huevo, pero en ambos casos la información genética procede de la madre, lo que hace que la cría sea genéticamente casi idéntica a la madre, prácticamente un clon.

La vida se abre camino. Los ejemplos de partenogénesis son raros pero algunos de ellos parecen señalar a los dinosaurios como animales con esta capacidad. Reptiles, dinosaurios y otros animales como los pterosarios y las aves (estas últimas como miembro del grupo de los dinosaurios desde un punto de vista taxonómico) pertenecen al clado de los arcosaurios (Archosauria).

Los dinosaurios se situarían en algún lugar entre aves y cocodrilos en el árbol evolutivo. La partenogénesis ha sido descrita ya tanto en aves (como el pavo) como en otros reptiles algo más alejados de los dinosaurios (como serpientes). El hecho de que sean varias las especies de este entorno del “árbol de la vida” que cuentan con esta capacidad, hacen pensar a los expertos que podría ser común en dinosaurios.

Un fenómeno no tan extraño. La partenogénesis fue un fenómeno descrito originariamente en plantas e invertebrados. Sin embargo, con los años los expertos han ido detectando más y más casos en vertebrados.

Son ya más de 80 las especies donde se ha observado este fenómeno que no se circunscribe a los saurópsidos (la clase taxonómica que agrupa a reptiles, dinosaurios, aves…). La  partenogénesis también ha sido observada en algunos peces como rayas y tiburones. Eso sí, los expertos también descartan la posibilidad de que se de en mamíferos.

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Imagen | Shelly Collins

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