La sequía en España camina a dos velocidades: mientras Galicia se inunda, Murcia recibe cada vez menos agua

Galicia ha recibido un 75% más de lluvia. El sudeste, por su lado, ha recibido una cuarta parte de lo normal

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En una escena icónica de una de las películas españolas más taquilleras de la historia, el protagonista atraviesa en autobús el túnel de Pancorbo. En cuestión de pocos minutos pasa del yermo castellano a la verdor y la salvaje lluvia de la cornisa cantábrica. La escena es demasiado melodramática, pero atiende a un hecho incontestable: que la geografía importa.

Cuando hablamos de agua, importa mucho. Y lo que están descubriendo en la AEMET es que este año importa más que nunca.

¿Cada vez importa más? Efectivamente. Porque, como dicen en AEMET, "es normal que llueva más en Galicia que en Murcia". Sin embargo, 2024 ha demostrado ser un año de extremos. Mientras en puntos de Pontevedra las precipitaciones han sido un 75% más altas de lo normal, no encontramos con amplias zonas del levante en las que las lluvias no han llegado ni a una cuarta parte de lo habitual.

Es decir, las diferencias dentro del país son más grandes que nunca desde que tenemos registros.

La situación es más compleja de lo que parece. Porque, como nos recuerdan desde la AMETSE, las diferencias dentro del mismo cuadrante sudeste son enormes también: mientras "en zonas de Jaén y Albacete este año hidrológico registra lluvias muy por encima de la media de los últimos años", en el extremo sudeste la situación ha sido terrible. Hablamos de diferencias de más de 1000 litros por metro cuadrado en menos de 100 kilómetros de distancia.

¿Tendencia o momento puntual? Esa es la gran pregunta. Porque a poco que analizamos los datos, vemos que el año pasado acabó con menos precipitaciones de la media en el noroeste y más en el sudeste. Y, a mayores, lo que hemos ido experimentando es que la lluvia es cada vez menor en todo el territorio.

Pero 2024 ha aparecido como una anomalía en los últimos años. El ejemplo más obvio es la llegada del calor intenso. Tanto en 2022 y el 2023, el calor llegó antes que en 2024. A finales de abril, incluso. Sin embargo, ¿qué significa esto? Pues no se sabe con seguridad.

La teoría de El Niño y las incertidumbres asociadas. Hay quién piensa que todo se debe al influjo de El Niño. Como hemos explicado en varias ocasiones, este fenómeno pone a nuestro país bajo la influencia de una circulación subtropical más intensa de lo normal y eso puede haber tenido un papel clave en la rareza de 2024.

Pero El Niño se acaba y, si esta teoría lleva razón, volveremos al redil en cuestión de meses. Las diferencias se disiparán y seguiríamos con los mismos problemas de los últimos años. Si estamos, al contrario, ante un cambio de tendencia, las incertidumbres no harán más que crecer.

Imagen | AEMET

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