Un organismo, dos ADNs: así es el mono quimérico creado en un laboratorio chino y con aportación española

El animal nació con dos tercios de sus células crecidas a partir de otro simio de su misma especie

Fascicularis Edit
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En la antigua Grecia, la quimera era un ser mitológico que aunaba rasgos de distintos animales, como leones, cabras, dragones o águilas. Una especie de monstruo híbrido. Hoy en día esta hibridación es la que ha permeado al término científico quimera, que alude a un organismo surgido de dos.

Un simio quimérico. Un equipo de investigadores en el que ha tomado parte el médico español Miguel Ángel Esteban ha hecho nacer un mono quimérico. No se trata del primer mono quimérico creado en laboratorio, pero sí el que mayor aporte ha recibido de células externas.

¿Qué son exactamente las quimeras? En biología y genética, se denomina quimera a un organismo que contiene células con dos secuencias distintas de ADN. Todo organismo parte de un puñado de células pluripotenciales (que pueden desarrollarse en los distintos tipos de células que componen el organismo). Cuando esta pluralidad de células proceden de zigotos distintos el individuo resultante portará dos sets distintos de ADN.

Este fenómeno es semejante al del mosaicismo, solo que en este segundo caso los diferentes grupos de células proceden de un mismo zigoto, como en el caso de gemelos, lo que implica que las diferencias entre los distintos grupos de células del organismo resultante son mayores.

Un paso más. Ahora un equipo de investigadores ha logrado replicar este proceso a la hora de “crear” un simio en un laboratorio. No es la primera vez que unos científicos crean un animal quimérico: hasta ahora se habían creado ratones y otros simios no humanos. Lo que distingue este último experimento es la proporción de “células ajenas” del organismo resultante: dos tercios del total.

Entre el 21% y el 92%. No todos los tejidos y órganos presentaban proporciones uniformes de células procedentes de uno u otro origen, sino que distintos órganos presentaban distintas proporciones, entre el 21% y un 92% de células externas.

De la célula al nacimiento. El proceso comenzó con la creación de una línea celular en laboratorio a partir de células embrionarias de macacos cangrejeros (Macaca fascicularis). Los investigadores extrajeron estas células de embriones de 7 días de edad y les introdujeron una proteína que las dotaría de un color verde que ayudaría a distinguirlas después.

Tras cultivar estas células introdujeron algunas de ellas en varios de embriones de entre 4 y 5 días de gestación. Después introdujeron estos embriones en los úteros de hembras para que continuaran el proceso de gestación.

Hubo doce embarazos de los cuales seis llegaron a término. De estos seis tan solo uno presentaba un nivel significativo de quimerismo. El simio tan solo sobrevivió 10 días antes de ser sacrificado. Los detalles del trabajo han sido publicados en un artículo en la revista Cell

¿Y todo esto para qué? Es la pregunta lógica para muchos, para qué tanto esfuerzo. Según explican los investigadores, las técnicas derivadas de este experimento podrían ayudarnos en un futuro a investigar determinadas enfermedades y dolencias, e incluso curarlas.

“Se podría utilizar para modelar enfermedades humana s a través de la modificación génica de las células pluripotenciales donantes. En principio, podría también emplearse para la conservación de especies, si el quimerismo se hace entre dos especies de primates no humanos y hay contribución de las células donantes a la línea celular germinal”, explicaba Miguel Ángel Esteban, coautor del estudio, en declaraciones recogidas por SINC.

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Imagen | Albert A, CC BY-SA 3.0

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