En 1952, el médico francés Alain Bombard se propuso comprobar si realmente un náufrago podría sobrevivir en alta mar sin comida ni agua dulce. No le iban los experimentos de laboratorio: compró una lancha y se dispuso a atravesar el océano Atlántico desde Canarias a las Antillas sin una gota de agua que llevarse al gaznate.
Los primeros días, tuvo suerte y pudo recoger algo de agua de lluvia, pero cuando las borrascas empezaron a escasear, desesperado, comenzó a beber el líquido cefalorraquídeo de los peces que conseguía capturar, pero tampoco era suficiente. En algún momento del viaje se dio cuenta de que tenía que recurrir al agua del mar. Los problemas acababan de comenzar.
¿Cómo sobrevivir en mitad del mar?
El agua del mar está tan salada que obliga al cuerpo a sacarla del cuerpo mediante la orina y eso puede provocar una deshidratación tan severa que, pronto, nos condena a la muerte. Bombard fue muy cuidadoso, nunca tomó más de un cuarto litro al día. Y por fortuna, consiguió llegar vivo en América, aunque su estado de salud era realmente lamentable.
Como el mismo Bombard explicó, no debemos llevarnos a engaño: si sobrevivió, fue porque el líquido que pudo sacar de los peces le daba el agua extra necesaria para deshacerse de la sal. Sin eso, habría muerto como tantos otros marinos habían muerto en el pasado.
La pregunta que nunca me había hecho es ¿cómo es que las focas, las ballenas o los delfines siguen vivos? ¿cómo se las apañan los mamíferos marinos para estar hidratados? No es raro ver a los manatíes de Florida intentando beber agua dulce de las mangueras de los vecinos, pero no hay agua corriente en mitad de océano.
Tan diferentes y tan parecidos
Mi primera intuición era que los mamíferos marinos debían tener una mayor salinidad en sus tejidos y sus fluidos. De esa forma, no se verían obligados a deshidratarse para expulsar el extra de sal. Algo así ocurre con crustáceos y moluscos el mecanismo podría ser similar. Estaba muy equivocado.
El contenido en sal de la sangre y del resto de fluidos de los mamíferos marinos no es muy diferente a los de otros mamíferos o, incluso, a los de cualquier vertebrado. Según los datos que se manejan, es aproximadamente un tercio menos salado que el agua del mar.
La orina de las focas y de los leones marinos es entre dos veces y media más salada que el agua del mar y entre siete u ocho veces más salada que su sangre. Sí, hay científicos que se dedican a medir este tipo de cosas. Estos datos nos indican que, como sospechábamos, algunos mamíferos marinos beben agua marina en algunas ocasiones, pero no parece que lo hagan normalmente.
¿Cómo lo hacen?
Robert Kenney de la Universidad de Rhode Island explicaba que los biólogos marinos habían encontrado dos estrategias distintas para dar luz a este problema. Una de ellas es una adaptación anatómica y la otra, en buena parte, es conductual.
La adaptación anatómica es un alargamiento de las Asas de Henle. El asa de Henle es una horquilla con forma de U que se encuentra en las nefronas y que se encarga de sacar todo el agua posible del plasma filtrado por los glomérulos del riñón y, por último, de incorporarla de nuevo al sistema.
La idea (que encaja con la anatomía de los manatíes y las marsopas) es que un asa más larga podría permitir extraer más agua y que, gracias a esa orina más concentrada, la deshidratarse fuera menor. Es una hipótesis interesante, pero como decía Bombard, con eso no basta: necesitan pequeños aportes de agua dulce para poder equilibrar las pérdidas.
Aquí no tenemos una respuesta clara para todos los animales (porque no se han estudiado todos), pero en muchos de ellos la clave de esta segunda adaptación parece estar en la dieta. La mayor parte de los mamíferos marinos son carnívoros, por lo que podrían usar una estrategia "análoga" a la de Bombard: obteniendo el agua a través de la descomposición metabólica de los alimentos. Al fin y al cabo, los peces tienen un contenido en sal similar al de los mamíferos.
Ver 18 comentarios