La industria petrolera reconoce que el cambio climático existe y tiene origen humano, pero dice que ella no tiene ninguna culpa

La industria petrolera reconoce que el cambio climático existe y tiene origen humano, pero dice que ella no tiene ninguna culpa
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Ayer os contábamos que en California se está produciendo un juicio entre varias ciudades de la Bahía de San Francisco y las cinco petroleras más grandes del mundo. También os contamos que el Juez había realizado una serie de preguntas científicas a las partes para poder así comparar argumentos. Lo que no nos esperábamos es que las petroleras se ajustaran totalmente al relato científico sobre el cambio climático.

Sí, existe el cambio climático. Sí, todo indica que es antropogénico. Sí, es “un problema global que requiere una acción global”. Sí, las emisiones de CO2 tienen un papel crítico en el aumento de temperaturas. De hecho, todo su argumento exculpatorio se basa en que la “extracción o producción” de petróleo no contribuye a las emisiones, lo hace la “actividad económica” que quema combustibles fósiles.

Una victoria par la climatología

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O sea, que la culpa la tenemos “nosotros”, los usuarios. Además de señalar otros culpables (especialmente el carbón chino y las emisiones indias), la estrategia legal de fondo de las petroleras consiste en afirmar que ellos no tienen responsabilidad en cómo la gente usa sus productos. En The Verge tienen un resumen muy bueno de la sesión.

Y queda claro que se trata de un argumento calcado del que usaron las tabacaleras en su momento: “cada uno es libre de usar los productos o no usarlos”. Era una estrategia esperable, pero delicada. Porque, como en el caso del tabaco, se sostiene sobre una base muy inestable: que las petroleras no hicieran nada para ‘distorsionar’ la percepción pública de las consecuencias de esos productos.

Y eso es lo que sostiene la demanda: que las petroleras iniciaron una ambiciosa campaña mundial orientada a erosionar la imagen social de la ciencia climática. En realidad, nadie discute que la responsabilidad última del cambio climático reside en la sociedad industrial: lo que se pretende es que, quien se aprovechó de la situación a sabiendas e hizo todo posible por retrasar las soluciones, tenga que contribuir a la resolución más que el resto.

Sea como sea, algo hemos conseguido: los grandes opositores del cambio climático han reconocido que existe. Solo han tardado un siglo. Una victoria pírrica, pero una victoria que estábamos esperando.

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