Ya han pasado cuatro días desde que el submarino que realizaba una expedición para visitar los restos del Titanic desapareció. Y la actual búsqueda desesperada del sumergible Titán está evidenciando las peligrosas implicaciones que tiene un descenso a tales profundidades del océano. En los últimos días, algunas personas que han realizado dicho viaje han contado cuáles son los riesgos y cómo aceptaron antes de embarcarse que ese podía ser el último viaje de sus vidas.
Mike Reiss, escritor y productor estadounidense, relataba en una entrevista de la BBC cómo antes de empezar la expedición con OceanGate, la empresa encargada de estos submarinos, te pide firmar un contrato en el que se menciona la palabra "muerte" unas tres veces. "Firmas una renuncia masiva que de alguna manera indica que podrías morir en el viaje. Así que cuando subí al submarino pensé que este podría ser el final. A nadie en esa situación le pilla por sorpresa. Sabes en lo que te estás metiendo: lo vasto que es el océano y lo diminuta que es esta nave", explicaba.
Mike Reiss también explicó que en las tres inmersiones que hizo, la comunicación se perdió las tres veces. "Eso no significa que sea algo malo. Están probando tecnología completamente nueva y están aprendiendo sobre la marcha", comentaba.
Alan Estrada, un famoso youtuber mexicano, también realizó el mismo viaje en el sumergible Titan el año pasado y también cuenta cómo firmó documentos donde asumía todos los riesgos de la travesía: "Era consciente de que estaba arriesgando mi vida, sabía lo que podía pasar". En una conferencia reciente, ha relatado algunos detalles de la expedición en la que participó, como que una de las cláusulas, por ejemplo, es no padecer claustrofobia.
Cuenta que una vez dentro del sumergible, se tardan unas dos horas en bajar los 3.800 metros y durante cuatro horas se recorren los restos del Titanic y el fondo del océano. Luego, son otras dos horas para subir a la superficie. A él le fue bien, pero explica que "la anterior a la nuestra, en cambio, había durado 27 horas porque habían tenido problemas para recuperar el sumergible".
También relata que el submarino es de tamaño muy reducido, en el que no hay asientos ni se puede estar de pie. "Tampoco hay baño, sino que hay una caja en caso de emergencia. Está pensado para hacer un viaje corto. Durante los primeros metros, la comunicación es por radio, después, cuando se pierde la señal, es con mensajes. Es parte del protocolo que si durante una hora no se logra comunicación, el sumergible debe regresar a la superficie", explica.
Además, el Titan no se puede abrir desde dentro, sólo desde fuera. Pero, según Estrada, eso todos los tripulantes lo saben: "Sabíamos que era un sumergible experimental". De hecho, cuenta como en su primer intento de descenso, un año antes, se tuvo que cancelar la travesía porque el sistema de lastres se quedó atascado.
Por qué son tan peligrosas las aguas donde está el Titanic
Pero no sólo son los fallos que pueda tener el sistema de inmersión, también el adverso entorno que te encuentras al descender. Los restos del Titanic se encuentran a 3.800 metros de profundidad y hay que tener en cuenta que ahí el océano profundo es muy oscuro: la luz del Sol es absorbida y apenas puede pasar más allá de 1.000 metros de la superficie. Es lo que se conoce como "zona de medianoche", una oscuridad permanente, el abismo.
De hecho, tal y como comentan algunos expertos en este artículo, descender durante más de dos horas a través de la oscuridad es un reto enorme y es muy fácil desorientarse. El mismo Mike Reiss del que hablábamos antes también recordó en aquella entrevista que cuando tocas fondo, no sabes dónde estás. "Tuvimos que ir a tientas en el fondo del océano sabiendo que el Titanic estaba en algún lugar allí. Pero estaba tan oscuro que algo tan grande estaba a solamente unos 450 metros de distancia y pasamos 90 minutos buscándolo", añadió.
Y luego está la presión del agua a esa profundidad, que es de alrededor de 40 MPa a 3.800 metros de profundidad, 390 veces más que la de la superficie. Las paredes de fibra de carbono y titanio del sumergible Titán están diseñadas para garantizar una profundidad operativa máxima de 4.000 metros, lo justo para ver el Titanic y subir.
Además, las aguas del Atlántico son barridas por corrientes submarinas impulsadas por los vientos de la superficie o por la salinidad, que de alguna manera también afectan las columnas de agua de abajo. Son conocidas como corrientes termohalinas. E incluso existen otros eventos menos frecuentes como las tormentas bentónicas, remolinos en la superficie que también pueden causar fuertes corrientes en el lecho marino.
De hecho, hay constancia de que el Titanic se encuentra cerca de una corriente de agua fría llamada Western Boundary Undercurrent. Su flujo crea dunas migratorias y ondas en el sedimento del fondo del océano que en el pasado han dañado y arrastrado objetos. Aunque es muy improbable que el submarino desaparecido haya sido víctima de estos eventos, es importante conocer la peligrosidad existente en la zona.
Imágenes: Wikimedia Commons
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