Desde hace semanas, Australia está sumida en una sucesión sequías e incendios forestales como no se recuerdan. Y, como señalan en Forbes, eso tiene consecuencias. Consecuencias sociales, económicas, políticas... pero, sobre todo, ecológicas. El mejor ejemplo es el koala.
Deborah Tabart, presidenta de la Fundación Australiana del Koala (AKF), estimaba que estos días han muerto unos 1,000 koalas por los incendios y que el 80% de su hábitat se había reducido a cenizas.
Si en mayo la AKF publicaba un informe en el que los consideraban ya "funcionalmente extintos" y encendía las alarmas de toda la prensa internacional, ahora el futuro de los koalas se ha puesto muy cuesta arriba.
De la "extinción funcional" a la "extinción numérica" del koala australiano
Aunque no es nuevo, el concepto de "extinción funcional" levantó mucha polémica a principios de año. Viene a señalar que las poblaciones de una especie se han reducido tanto que ésta ya no juega ningún papel importante en su ecosistema. No es una extinción numérica, porque sigue habiendo animales, pero cuando un animal se desacopla de su hábitat, deja de ser viable.
Esto no quiere decir que la especie vaya a desaparecer de un día para otro (hay poco menos de 80.000 koalas en Australia aún hoy), sino que, a partir de ese momento, su mortalidad se dispara y todo el ecosistema en el que era calve empieza a degradarse. No solo es que la especie sea irrecuperable a nivel práctico, es que todo su hábitat tiende a destruirse. En este escenario, el koala pasa a ser carne de reserva, zoo o santuario animal.
Y es que el koala australiano tiene, tradicionalmente, un papel fundamental en el sostenimiento de los bosques de eucaliptos del país. Su drástico declive desde el siglo XIX (cuando había más de 8 millones) ha supuesto un cambio radical en esos bosques, pero aún eran recuperables con unas políticas públicas proactivas.
Sin embargo, ahora esos bosques han desaparecido. Con lo que el círculo vicioso comienza a andar: un koala adulto necesita en torno a un kilo de hojas de eucalipto al día y a día de hoy ya no hay los eucaliptos necesarios para sostener a la población. Es decir, sin bosques de eucalipto, la especie que más hace por el sostenimiento de esos bosques no puede sobrevivir y el previsible resultado final es una (no tan) lenta deriva hacia la extinción.
Imagen | Kevin Bosc
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