'Homunculus': Netflix se sube al tren de la extravagancia máxima con una historia alucinógena del director de 'La maldición'

Homunculus
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'Homunculus' es una adaptación de un manga de notable éxito y extrañas características. Se publicó durante ocho años, entre 2003 y 2011: no es extraordinariamente extenso para un producto de este tipo, aunque sin duda, acaba afectando a una película que intenta resumir toda su trama en un par de horas. Netflix la ha adquirido para su distribución internacional y los resultados no son redondos, pero sí muy interesantes.

Se podía esperar, desde luego, un contenido poco acomodaticio: Hideo Yamamoto, autor del manga original, lo es también de 'Ichi the Killer', cuyo éxito fue superado a nivel internacional por su adaptación al cine, dirigida por el prolífico e inclasificable Takashi Miike. Sin duda es en su fama, que no decae con el paso del tiempo, en lo que se ha fijado Netflix para adquirir los derechos y pasear la película por su plataforma.

Hay otro nombre propio conocido en occidente al frente de la película: Takashi Shimizu, director en el año 2000 de las dos entregas de 'Ju-On', conocidas en España como 'La maldición', y sin duda los ejemplos más populares de horror japonés de la época junto a 'Ringu'. Shimizu dirigió también los dos remakes americanos de sus películas, conocidos como 'El grito', y sin duda su visión para convertir al niño Toshio en uno de los iconos  del terror japonés es lo que le ha convertido en ideal para visualizar las pesadillas de 'Homunculus'.

Porque en 'Homunculus' abundan las pesadillas y las alucinaciones. Las padece un hombre que está intentando redimirse tras una vida frívola y de excesos, viviendo en su coche. Se somete a un tratamiento de trepanación cerebral experimental, y tras él comienza a percibir a la gente que le rodea de forma extraña, como si viera lo que son realmente, bajo tintes alucinógenos: desde niños ocultos dentro de robots gigantes a mujeres sin cara, pasando por personas partidas en dos.

La maldición de ver la verdad

Estas alucinaciones, que aparecen cuando nuestro protagonista, Susumu Nakoshi, se tapa un ojo, son lo mejor del conjunto. Cuando empieza a superar el (comprensible) terror que las visiones producen, parece que las desventuras de Nakoshi van a tener un carácter episódico, y que va a convertirse en una especie de psicoanalista que contempla de forma física los traumas de la gente. Sin embargo, pronto la película da un nuevo giro y esas alucinaciones comienzan a afectarle personalmente a él y a quienes le rodean.

Es en esa parte donde la película se distancia definitivamente del manga, lo que no tiene que ser necesariamente malo. 'Ichi the Killer', sin ir más lejos, traicionaba a su fuente continuamente, y el resultado es soberbio; pero la falta de ataduras a la narrativa convencional de Takashi Miike no son comparables a la capacidad de Shimizu, y lo que hace es domesticar parcialmente la atrevida propuesta del manga original. El del film es un final interesante, con unas cuantas sorpresas y de una intensidad considerable, pero inferior al del manga.

Aún así, 'Homunculus' tiene abundantes puntos de interés, la mayoría derivados del propio disparate del punto de partida y su ejecución en pantalla. Aunque los efectos CGI no terminan de cuajar junto a la imagen real, y los homúnculos funcionan mejor sobre el papel del manga, donde realidad y visiones comparten textura, la inventiva y extravagancia abunda desde el arranque de la película.

A ello colaboran unos estupendos Gou Ayano y Ryo Narita como el trepanado y el doctor que experimenta con él, entregados a un argumento que sin ellos como asideros podía haberse perdido por vericuetos muy abstractos. El resultado es irregular y, desde luego, no para todos los paladares, pero es un buen colutorio de rareza netamente nipona que se distancia de lo habitual en la ciencia-ficción y la fantasía de Netflix.

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