Sistemas de seguridad y ficción, el día que ser hacker era divertido y dramático

Sistemas de seguridad y ficción, el día que ser hacker era divertido y dramático
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No hay nada como la ficción, en sus múltiples formatos, para ensalzar roles y acciones de la vida cotidiana o a veces no tanto. Todo puede ser épico y divertido, esta frase casi podría ser la bandera de Michael Bay en todas sus cintas. Nada se salva de la dramatización del cine o de la ludificación del videojuego.

Los hackers tampoco, y es que a raíz del nuevo sistema de huellas dactilares (que tan bien explicó mi compañero Guillermo hace unos días) hoy me toca hablar de la contrapartida de quienes diseñan los sistemas de seguridad. Pero no los de verdad, los de la ficción.

Salir de lo cotidiano y de lo mundano a cualquier costa

El estereotipo de hacker está bastante consolidado: típico empollón con pocos amigos que, en la oscuridad de su sótano, se dedica a hacer la puñeta a todo el mundo vulnerando sistema de seguridad. Hacer una película o un videojuego de eso es un aburrimiento tremendo.

Lo cierto es que ese cliché no es cierto pero los medios de ficción tienden a ensalzar esas figuras, a desvirtuar un poco esa parte de lo cotidiano para hacerlo más espectacular. Es cierto que quizá aquel actor en esa película que estás pensando no tiene ni papa de informática pero eh, ha logrado volar una base de misiles con su ordenador.

Eso mola, y lo cierto es que cuando pensamos en formas de saltarnos sistemas de seguridad pensamos muchas veces en soluciones de estar por casa como usar una foto en los reconocimientos faciales o una fotocopia de la huella dactilar (dicen que funcionan) en dispositivos como el iPhone 5S.

Sin embargo, en una película o en un videojuego esto mola más. Cuentas atrás, explosiones a cascoporro y la sensación de que vamos a darle la vuelta a medio mundo. Veamos algunas películas que exponen el dramatismo de ser un hacker.

La película más rápida que se me viene a la mente, por el nombre, es Operación Swordfish. Una cinta que aprovechó un poco todo el tirón de esta terminología hace unos cuantos años para sacar una historia un poco mal hilada donde un grupo de hackers podían controlar lo que les diera la real gana.

De hecho, muchos recordarán cierta escena donde una jovencita Drea de Matteo le daba un poco de cariño debajo de la mesa a Hugh Jackman mientras John Travolta le apuntaba con una pistola en la cabeza. Una locura, todo muy verosímil vaya.

Quien también se encargó de dramatizar todo lo que implicaba saltarse sistemas de seguridad fue Hackers. Otra película que intentó sacar tajada del fenómeno pero con muchas imprecisiones ¿alguien se ha preguntado alguna vez por qué nunca pulsar la barra espaciadora?

Sobre sistemas de seguridad y conexión, en el cine también hemos visto algunas ideas de ficción bastante curiosas. Sin ir más lejos, los Na’vi de la película Avatar que utilizaban sus pelos como una especie de cables USB para conectarse entre sí.

Caso curioso también el de Gamer, una película para el olvido donde los jugadores, personas reales, eran controlados a través de mandos por terceras personas. Todo eso, con los clásicos sistemas de reconocimiento de iris y huellas dactilares típicos de las películas de espías.

Ser hacker es divertido, según los videojuegos

Tras repasar por encima el cine, nos toca hablar de videojuegos. En esta rama, siempre se habla de la ludificación, como un proceso donde se convierte todo en mecánicas de juego con una serie de normas. De este modo, hackear se convierte parte del juego.

Muchas veces, en la vida real, se trata de enviar comandos y esperar a que la otra parte responda. Evidentemente, esto no es divertido dentro de un videojuego por lo que sus creadores son, valga la redundancia, creativos a la hora de introducir mecánicas que, sin ser especialmente precisas acaban siendo entretenidas.

Hay muchos juegos que exploran estas posibilidades. Por ejemplo, Deus Ex a la hora de hackear el acceso a la puerta e incluso a los ordenadores. En la última entrega, Human Revolution, intentaba ser de algún modo realista imitando cómo un sistema de seguridad nos intenta pillar cuando detecta que nos hemos infiltrados.

Otros, como Watch Dogs que sale a la venta estas navidades, lleva el tema del hackeo todavía más lejos. Nuestro protagonista será capaz de bloquear sistemas eléctricos y hacer básicamente lo que dé la gana gracias a sus habilidades y un dispositivo preparado para tal tarea.

Tenemos también clásicos como Interphase que, inspirados en la estética cyberpunk consiguen una mezcla bastante resultona entre mundos virtuales y reales con muchos puzles de por medio. Otro juego que está al caer es Quadrilateral Cowboy, donde seremos un hacker armado con un modem de 56kbps en los 80.

Sea en cine, series o videojuegos, lo cierto es que la imagen de los expertos tumbando sistemas de seguridad de todo tipo es algo realmente sencillo. La realidad es bastante diferente, aunque la representación de estos personajes y sus acciones sean dramáticas y divertidas.

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