'Coherence' y otros ejemplos de que la buena ciencia ficción no tiene que ser cara

'Coherence' y otros ejemplos de que la buena ciencia ficción no tiene que ser cara
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La ciencia ficción es un género que fácilmente nos puede llevar a pensar en PASTA. Así, con mayúsculas; en grandes presupuestos, escenarios de otro planeta –literal y figurativamente-, y muchos elementos de aventura, peripecia y épica. Estoy generalizando, lo sé. De hecho, soy tan consciente que quiero aprovechar el esperado estreno de ‘Coherence’ para dedicar unas líneas al llamado Lo-Fi Sci-Fi, una corriente dentro del género que lleva décadas existiendo pero que actualmente vive un auge notable.

Con una industria en un momento tan convulso, algunos factores como la visibilidad y accesibilidad de cine de orígenes y competencias más modestos han servido de caldo de cultivo para desarrollar historias propias de la literatura clásica del género, esa ciencia ficción de la que nos adueñamos para contar las historias más humanas, para reflejar la realidad en la fantasía.

‘Coherence’ es una de esas ideas que ganan más cuanto menos se sepa de ellas; por la capacidad que tiene de sorprender, por cómo se enfrenta a los jardines en la que ella misma se mete y por los códigos visuales y argumentales que tan bien va creando junto con el espectador. Es por eso que me limitaré a lo básico:

Un grupo de amigos se reúnen para cenar y ponerse al día de sus cosas la noche en la que un cometa surca el cielo nocturno del suburbio en el que se encuentran. Brindan y charlan de sucesos pasados relacionados con cometas; sobre mujeres que llamaron a la policía asegurando que el hombre que estaba con ellas no era su marido.

James Ward Bykrit rodó ésta su primera película en cinco días, un solo escenario y cero presupuesto. Un pifostio de bucles y paradojas temporales basado únicamente en el diálogo, en las interpretaciones y en la frescura de una puesta en escena dinámica. ‘Coherence’ ha sido galardonada con algunos premios al mejor guión y es que es loable el nivel de solidez que presenta una trama tan compleja, sin dejar de estimular y sorprender constantemente. Y todo mediante diálogos, nada más.

Ciencia ficción basada en el diálogo

Another Earth

La ciencia ficción del blabla tiene mucho más mérito del que parece. No es sólo por sortear un presupuesto ajustado o unos medios escasos sino por ser capaz de innovar, sorprender y hacer reflexionar a un espectador cada vez más acostumbrado a los fuegos artificiales. ‘Man from Earth’ tiene ya unos añitos pero es el ejemplo perfecto de triunfar con un guión apoyado principalmente en los diálogos. Su protagonista es John, un hombre que afirma ser un Cro-Magnon (éste no se ha enterado de que lo de mentir sobre la edad); con una puesta en escena casi teatral que tiene lugar en el salón de una casa de campo, la tensión dramática nace únicamente de la expectativa sobre su visión de la historia del hombre, de su contacto con personajes históricos determinantes para la humanidad y de cómo sus interlocutores reciben, aceptan o rechazan esa revelación. Un sofá, doscientos mil dólares, dos cámaras de vídeo y unos diálogos fascinantes; no hace falta nada más.

‘Coherence’ también tiene un referente en ‘Primer’, la primera película de Shane Carruth, tan experto en esto de la ciencia ficción de baratillo que su última –hipnótica y ambigua- película, ‘Upstream Color’ fue un Juan Palomo en toda regla: financiada, escrita, dirigida, compuesta, protagonizada y distribuida por él mismo. Eso sí, los viajes y paradojas temporales de ‘Primer’ siempre se me antojaron como el fruto más del pasado matemático de Carruth que de su vocación cinematográfica, algo que no ocurre en ‘Coherence’, cuya maestría en los códigos narrativos vinculados a una mitología propia están resueltos de forma tan visual como de dar dimensión a los dilemas vitales de sus protagonistas.

Un dolar puede valer un millón

Pero ese es el gran atractivo de esta ciencia ficción de baratillo, que de barato sólo tiene las ridículas cantidades que se invierten en su producción –sobre todo pensando en superproducciones mucho menos estimulantes en las que últimamente no se tiran menos de 150 millones de dólares-. ‘Moon’ ($5mill) es otra pequeña joya que se adentra en dilemas de identidad con un protagonista y entorno carismáticos sin necesidad de grandes alardes.

Grandes películas como ‘Coherence’ demuestran que para contar historias sólo hace falta talento; lo demás es un plus

‘Safety not Guaranteed’ ('Seguridad no Garantizada', 750.000$) hace suyos los viajes en el tiempo para crear una comedieta romántica simpática sobre las heridas no cicatrizadas del pasado, algo que Mike Cahill manejó con maestría en su opera prima, ‘Otra Tierra’ (100.000$). Un planeta espejo al nuestro –con una copia de nosotros mismos que quizá haya tomado decisiones distintas a las nuestras- le vale como excusa para explorar sentimientos básicos como el arrepentimiento, el perdón, la culpabilidad o el duelo.

Brit Marling era la protagonista de ‘Otra Tierra’, actriz y guionista con una carrera corta pero intensa que fácilmente podría darle el título de musa de la ciencia ficción indie. Ella, Cahill y un ridículo millón de dólares han producido ‘I Origins’, otra historia mucho más ambiciosa que se adentra en el escabroso enfrentamiento entre la ciencia y la fe. Marling era en otra historia la inquietante e hipnótica líder de una secta, quien afirmaba venir de un futuro mejor. Al igual que ‘Coherence’, ‘The Man from Earth’, ‘Moon’ y ‘Otra Tierra’, en ‘Sound of my voice’ (135.000$) no hace falta más que una habitación. Puro minimalismo donde los personajes son el pilar y lo que cobra importancia es la capacidad empática de ella; cómo sabe leer, hablar y dar lo que necesita a gente perdida o rota, gente capaz de creer que viene del futuro. O bueno, quién sabe si miente o no. Cada dolar vale un millón, cada diálogo y cada mirada de ella valen cien.

Antiviral

También está muy reciente la polémica de ‘Under The Skin’, filme donde Scarlett Johansson se desnuda interpretando a un alien que entra en contacto con lo que nos hace humanos; toda una experiencia visual, sensorial y alegórica que acabó costando 11 millones de dólares después de ahorrarse treinta al dejar a Brad Pitt por el camino, algo que viene muy al caso del siguiente ejemplo: 'Antiviral'.

Si en ‘Coherence’ la ciencia ficción es el mecanismo para reflexionar sobre nuestras frustraciones, envidias, rencores y el efecto nocivo que tiene sobre nosotros y nuestras relaciones, la perturbadora opera prima de Cronenberg hijo se valía del género para llevar al extremo su sátira sobre la figura de las celebrities. Con muy poco –un entorno aparentemente aséptico pero podrido por dentro- 'Antiviral' creaba una distopía donde la gente de a pie ahorraba para poder pasar la gripe de su actriz favorita o comer un filete hecho de la grasa del cantante de moda.

Al final el cine va de contar historias, de reflejar nuestra realidad y esencia en historias de ficción. De utilizar un sistema operativo para reflexionar sobre cómo nos relacionamos (‘Her’), de enfrentarnos al miedo de perder a un ser querido (‘Bestias del Sur Salvaje’), de cómo un estado de caos mental puede hacernos cuestionar nuestra propia cordura (‘Take Shelter’), aprovechar un hecho apocalíptico para centrarse en la desesperación más íntima que provoca ('The Leftovers') o de la deshumanización y la pérdida de la voluntad propia (‘Upstream Color’). Y grandes películas como ‘Coherence’ demuestran que para eso sólo hace falta talento; lo demás es un plus.

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