En 2020, durante el confinamiento duro, ocurrieron dos cosas a la vez. Por un lado, Microsoft enterró a Wunderlist al dejar de darle el mínimo servicio que le quedaba. Tras comprarla unos años antes, se basó en ella para lanzar To Do y liquidó lo que quedaba de la aplicación original.
Por otro lado, Christian Reber, una de las personas que fundó Wunderlist en 2011, anunció que iba a crear una nueva aplicación sucesora de aquella, centrada en la gestión de tareas.
Desde entonces llevaba esperándola con ahínco. No esperaba que fuesen a tardar cuatro añazos en lanzar una primera versión y para cuando anunciaron el mes pasado que Superlist 1.0 ya estaba aquí, apenas me quedaban ganas de probarla, pese a ser un fetichista de las aplicaciones de productividad.
Sin embargo, me ha convencido.
Tríptico, lienzos, diseño
Y lo ha hecho pese a llegar con alguna que otra carencia. Llega con aplicaciones web, para macOS, para iOS y para Android, pero no para Windows. En los sistemas de Apple no aprovecha algunas características útiles para una aplicación así, como los widgets. Tampoco tiene vista de calendario ni de kanban, no permite una buena gestión de las etiquetas y no incorpora lenguaje natural.
Pero es que el planteamiento es muy bueno.
Hay muchas formas de encarar una aplicación de tareas. Desde un enfoque sobrio como el de Things a uno mucho más complejo y avanzado, como el de Omnifocus, pasando por uno generalista y versátil sin perder la sencillez, como el de Todoist.
Superlist plantea una forma interesante de entender la gestión de tareas: aunque las protagonistas siguen siendo las tareas, incluye un lienzo en cualquier rincón de la aplicación. Las listas de tareas son un lienzo porque permiten añadir tareas, pero también texto, divisores, cabeceras, listas en forma de viñeta, imágenes o archivos adjuntos.
Dentro de cada tarea se abre otro lienzo en el que podemos incluir subtareas o todo lo antes mencionado. E incluso esas subtareas... sí, pueden ser otro lienzo. Quizás demasiado enrevesado, pero recordemos que no tenemos por qué usar todas las posibilidades de una herramienta.
De hecho, ese nivel de complejidad existe porque Superlist puede utilizarse de forma individual, pero su potencial se desata cuando lo usamos en equipo, para proyectos conjuntos. Ahí es cuando cobran sentido funciones como poder dejar mensajes sobre tareas concretas.
Superlist funciona en forma de tríptico. A la izquierda, la barra lateral que contiene nuestras listas. En el centro, el lienzo de cada una de las listas. A la derecha, el lienzo de cada tarea cuando la seleccionamos. Es más fácil de lo que parece.
El panel derecho, cuando no tenemos escogida una tarea, muestra una foto distinta para cada lista, la cual podemos personalizar escogiendo una de nuestro archivo o eligiendo una de las 17 que ofrece por defecto. Por supuesto, una de ellas es la torre de televisión de Berlín, que era la imagen principal de Wunderlist y que hace un guiño a la ciudad en la que han nacido ambas aplicaciones.
Para quien quiera usar Superlist de forma individual —como yo—, la división que tiene es más que suficiente: grupos de listas, listas, y dentro de cada una, tareas que podemos repartir en cabeceras y dividir de forma visual mediante divisores que nos transmiten lo mucho que cuida esta aplicación el apartado del diseño. Son garabatos hechos a mano alzada, de colores, en lugar de simples líneas negras horizontales.
Ese es uno de los puntos clave de esta aplicación: enamora por su diseño y sus pequeños detalles. De hecho su web ya transmite mucho de este cariño por el apartado visual, y entre eso y su planteamiento en forma de tríptico y lienzos, me ha terminado convenciendo.
Volviendo a las carencias que tiene: en su web tiene un apartado en el que podemos enviar o votar ideas de funciones deseadas. La empresa las clasifica entre ideas que ha descartado, las que está considerando, las que llegarán en un futuro, las que ya están siendo desarrolladas y las que ya están en fase de testing. Esperemos que tardando menos que el tiempo que les ha costado llevar esta aplicación a la vida.
Su modelo de negocio es un clásico freemium: ofrece el producto de forma gratuita y permite obtener más funciones pagando una suscripción de 10 euros al mes. Aunque honestamente su versión gratuita es extremadamente generosa, y solo quienes vayan a usarla en un equipo con una estructura profesional y mucha dedicación a esta herramienta necesitarán de verdad pasar por caja.
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Imagen destacada | Superlist, Mockuuups Studio, Xataka
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