El nuevo 'Call of Duty: Black Ops 6' acaba de llegar a las tiendas, y nos pongamos como nos pongamos, es una entrega especial. Ya es el juego número 21 de la franquicia de Activision y el séptimo de la sub-serie 'Black-Ops' si contamos el reciente 'Call of Duty: Black Ops Cold War' como una entrega más de la misma. Pero también es el primero en algo: el primero en ser publicado después de la compra de Activision por parte de Microsoft.
Más debuts. Esa primera vez es la puerta para muchas otras "primeras veces". Por ejemplo, es la primera vez que el desarrollo se prolonga tanto tiempo: cuatro años han tardado Treyarch y Raven Software en tener listo el juego. Y Microsoft ya ha anunciado que sería la primera vez en muchos años que, abandonados los tratos de exclusividad parcial con Sony, el juego deja de tener contenido exclusivo, ni siquiera para Xbox (quizás intentando evitar la imprersión de que Microsoft se va a adueñar de la franquicia). Todo el contenido estará disponible a la vez en todos los formatos.
La misión de Call of Duty. Sin duda, en la decisión de Microsoft de comprar Activision, la franquicia 'Call of Duty' ha jugado un peso indiscutible. Sus ventas millonarias son un caramelo para la compañía, por mucho que a ella se sumen propiedades de éxito de Activision como 'Overwatch','World of Warcraft' o 'Diablo'. El impacto de estas, sin embargo, y pese a su inmensa fama, sigue siendo inferior al de 'Call of Duty', sobre cuyos hombros digitales caen buena parte de los próximos planes de Microsoft.
Motor para Game Pass. El primer y obvio objetivo del nuevo 'Call of Duty' es catapultar los usuarios de Game Pass, un servicio que acumula 34 millones de usuarios según cifras de febrero de 2024. A diferencia de Sony y, por supuesto, Nintendo, que arrasan con Microsoft en términos de consolas vendidas, el negocio de éstos está en su plataforma de suscripción, que se alimenta de novedades potentes como 'COD'. Del impacto de la aparición del juego de Activision desde el día uno en Game Pass posiblemente sabremos en los próximos días, cuando Microsoft anuncie que equis millones de nuevos jugadores han optado por acceder al juego desde la plataforma. Todo entra en los planes de la compañía.
Llamar la atención. Con ese movimiento, queda claro que lo que importa a Microsoft no es que el juego venda tantas copias como sus predecesores (aunque, desde fuera, estará bien ver cómo la llegada del mismo a Game Pass afecta a las ventas: nunca antes habíamos podido usar una franquicia del termómetro de cómo afecta Game Pass a las ventas de los juegos en Xbox), sino emplear la plataforma para atraer a nuevos jugadores a su ecosistema. Y, según contaba a Variety Tyler Bahl, director de marketing del juego, "obviamente, queremos generar ventas, pero creo que, en general, queremos que se sepa que hay un nuevo juego".
El conocimiento es poder. ¿Qué quiere decir Bahl con eso? Expresándolo de otra forma, que "hay métricas difíciles, pero para mí la prueba de fuego es cuándo entramos en el zeitgeist cultural". Por supuesto que a Microsoft le interesan las ventas y promocionar Game Pass, pero lo que quiere realmente la compañía es ser más relevante, dejar de ser la eterna tercera en discordia frente a Sony y Nintendo. La compra de Activision es, entre otras cosas, la última oportunidad que le queda a Microsoft de convertirse en un actor verdaderamente relevante en la guerra de las consolas, una que está más concurrida y, dada la crisis que atraviesa la industria, más tumultuosa que nunca. Veremos si 'Call of Duty' funciona no solo como superventas, sino también como cemento que asiente bien las bases del futuro de Microsoft.
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