Todo lo que le pide Amazon a una ciudad para poner su gran sede en ella

Todo lo que le pide Amazon a una ciudad para poner su gran sede en ella

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Todo lo que le pide Amazon a una ciudad para poner su gran sede en ella

El año pasado Amazon anunció que crearía una segunda sede corporativa en Norte América (con el nada ingenioso nombre de Amazon HQ2) debido a que la que tiene en Seattle se le está quedando pequeña. Seattle es una ciudad controvertida, con algunas empresas muy potentes (como Amazon, Microsoft, Expedia y Starbucks) y precisamente por eso encontrar talento que quiera vivir en la ciudad (altos costes de vivienda y transporte) les está limitando el crecimiento.

Por eso anunció el año pasado la creación de esta segunda sede y animó a las ciudades a que se apuntaran pues la intención es crear 50.000 puestos de trabajo e invertir en la comunidad unos 5.000 millones de dólares. Hubo casi 240 solicitudes de los que, en enero de este año, quedaron 20 finalistas.

Los requisitos de Amazon HQ2

Oficialmente lo que necesita Amazon para su segunda sede es una ciudad con más de un millón de habitantes, un entorno amigable para los negocios, localización urbana o suburbana, y buenas posibilidades de vivienda y transporte público para los trabajadores.

Leyendo el documento en el que invitaba a participar a las ciudades candidatas se sacan algunas conclusiones. Lo primero, en Amazon están preocupados por el crecimiento: no solo piden localizaciones para los edificios de ahora sino espacio para crecer. Segundo, quieren que la ciudad tenga talento y sea barato y fácil de vivir: quieren ciudades donde haya universidades, vivienda accesible y transporte público para sus trabajadores.

Tercero, conectividad: quieren estar cerca de aeropuertos, autopistas pero también tener buena salida a Internet. Y cuarto, incentivos fiscales / de inversión: en este punto no son muy claros, pero dejan la puerta abierta a lo que ofrezcan las ciudades en esta materia.

La fiscalidad lo centra todo

Y claro, este último punto es el más polémico. Para una ciudad cambiar su plan de ordenación urbano para acomodar una empresa tan grande, crear infraestructuras de transporte público y/o construir vivienda barata es muy complicado. Mucho. En cambio, dotar de beneficios fiscales a la empresa que se mueve allí es muy sencillo, solo hay que firmar papeles.

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Esto aviva la guerra fiscal que hay entre ciudades de EEUU para atraer inversión de empresas. Si en Europa estamos preocupados por las diferencias fiscales entre Estados de la UE y cómo las empresas se aprovechan de ellas, en EEUU tienen un sistema fiscal consolidado desde hace muchos años donde tanto los Estados como las ciudades tienen una gran autonomía fiscal, y la usan para atraer la inversión.

De hecho, aunque oficialmente el motivo para buscar una salida de Seattle es lograr atraer más talento con una ciudad más amigable, Seattle es famosa por intentar beneficiarse de las grandes tecnológicas de la ciudad, por ejemplo con un impuesto especial a las grandes empresas. Y esta salida de Amazon puede ser una respuesta. De hecho en muchos medios americanos hablan de Seattle como "anti-business" y en el documento de Amazon para pedir ciudades candidatas hablan de que buscan ciudades "business-friendly".

Otro elemento que apunta a que la fiscalidad es un tema importante es que las ciudades candidatas no están explicando de forma transparente lo que están ofreciendo a Amazon. De forma abierta hablan del talento local, la cultura, etc. pero cuando se les pregunta por incentivos fiscales las respuestas no son tan claras.

Cada ciudad juega su mano

Y es que hay ciudades como Boston que se pueden permitir no ofrecer nada ya que tienen mucho talento (Harvard y el MIT están en la ciudad), buen transporte público y una industria local muy atractiva (por ejemplo, empresas de robots).

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En cambio otras como Chicago, con una alta tasa de criminalidad, un tráfico horrible y un aeropuerto colapsado, básicamente pueden ofrecer dinero. Y así ha hecho: 2.000 millones de dólares en beneficios fiscales y 250 millones de dólares en programas de formación de trabajadores, según The Chicago Tribune.

Incluso ciudades con algunos puntos a favor, como Washington, donde Bezos tiene una mansión, ofrece cinco años sin impuestos de sociedades y reducir el impuesto de ventas (el equivalente al IVA europeo) a 0% para hardware y software.

Cada ciudad tiene su estrategia, pero casi todas incluyen algún beneficio fiscal. Esta competencia entre ciudades está creando, de nuevo, un debate en EEUU sobre si estos incentivos fiscales salen a cuenta. Y es que los beneficios posibles (por atraer trabajadores cualificados) pueden no ser compensados si todos los ingresos que vienen de ahí se van de vuelta a la empresa que los atrae. De hecho, incluso en un escenario neutro, sin impacto fiscal ni positivo ni negativo, la ciudad puede verse perjudicada por saturación del tráfico y del transporte público y vivienda más cara. Aunque en este caso también tiene otros beneficios algo más intangibles como mayores oportunidades laborales para sus habitantes.

Hemos consultado a Amazon por la importancia que le otorgan a los incentivos fiscales a la hora de tomar esta decisión y nos aclaran que estos son únicamente uno de los criterios a la hora de tomar la decisión, y nos remiten al documento en el que se lanzó el proceso donde se detallan los mismos.

La competencia fiscal no es algo nuevo, lo único es que en Europa se hace a nivel de Estados y no de Ayuntamientos, al menos no de forma pública. Hace poco la UE sancionó a Luxembrugo precisamente por ayudas fiscales a Amazon.

En España no conocemos casos de beneficios fiscales de ciudades para que Amazon se establezca en determinados municipios, pero seguro que hay al menos algún compromiso de inversión pública. E incluso algo más, ya que desde 2012, y precisamente para atraer la inversión de Eurovegas, el Gobierno cambió la Ley de Haciendas Locales y los ayuntamientos tienen desde entonces la potestad de bonificar hasta el 95% del IBI de forma arbitraria.

También hemos consultado este punto a Amazon y nos dicen que “si bien en España hemos trabajado estrechamente con los gobiernos locales y regionales antes de tomar estas decisiones, Amazon no ha recibido ninguna subvención o subsidio”.

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