Tanto si lo vivisteis en directo, supongo que online, como si lo habéis vivido después a través de los vídeos que lo rememoran, lo del iPhone fue especial. Allí estaba Steve Jobs, en la keynote de todas las keynotes, asombrándonos con aquel dispositivo que era, como él comentaba, tres en uno. Un iPod. Un teléfono. Un comunicador de internet.
Aquel lanzamiento me dejó atónito. Por entonces ya llevaba unos años escribiendo sobre tecnología y no había visto nada igual. Solo con ver los vídeos sobre sus opciones y sobre todo sobre su interfaz, aquello hizo clic. Este es el futuro, y quiero que llegue ya. Quiero un iPhone, me dije. Lo tuve meses después, antes de que llegara a España, y la fascinación con aquel producto tardó mucho en desaparecer.
Aquella presentación se convirtió para mí en la que situaba el listón tecnológico de futuros lanzamientos en este ámbito. La que me permitía valorar si algo que había visto superaba mis expectativas y me enseñaba el futuro o no.
Antes lo habían hecho otros descubrimientos. Lo hizo aquel ZX Spectrum que unos amigos me enseñaron el verano del 84 (¿o fue 85?) con aquel 'Manic Miner' que me pareció irreal. O aquella vez que vi Mosaic en un ordenador del Centro de Cálculo de la Universidad de Informática de la UPM en el que vi que internet y la World Wide Web eran, sencillamente, alucinantes.
El iPhone fue eso. El ZX Spectrum lo fue. Internet lo fue.
No tengo nada claro que las Vision Pro lo sean.
Quizás es porque llevamos tanto oyendo hablar de la promesa de la realidad aumentada de Apple que esperábamos (yo, al menos) aún más. Quizás es porque he probado unas cuantas gafas de realidad virtual y tengo unas HP de realidad mixta. Quizás es porque parte de lo que Apple ofrece no es tan distinto de lo que ya habíamos visto en esos productos. En todos.
El anuncio de las Vision Pro hace unos meses me llamó la atención, sí, pero demostró claramente esto era un refrito —mejorado, sin duda— de ideas que ya habían intentado cuajar. Y aún así, tenía muchas ganas de ver qué ocurría cuando estuvieran disponibles y alguien las probara. Y lo que vi hace unos días con esos primeros análisis independientes no me convenció.
Pero claro, no las había probado.
Y ahora sí.
Muchos 'wows'. Algunos mejores que otros
Lo hice ayer. Fui uno de los afortunados miembros del equipo de Xataka que las probó. Mi compañero Javier Lacort compartía sus impresiones esta mañana, por ejemplo, y ambos las probamos gracias a nuestro compañero Pedro Aznar, de Applesfera, que se las compró en Nueva York el pasado fin de semana y ya publicó sus primeras y estupendas impresiones allí.
Las mías son bastante distintas. Unas que eso sí, están repletas de 'wows'.
Para empezar, la calibración de las gafas es sencilla y rápida, y justo a continuación llega el primer "wow". El 'passthrough', es decir, ver lo que está a tu alrededor como si no tuvieras las gafas puestas, es estupendo. Incluso con malas condiciones de iluminación como las que teníamos en la prueba, con focos de luz dirigidos a nosotros, la calidad era notable. Se nota que estás mirando una especie de película de lo que está fuera, pero solo si lo piensas un poco. La mayoría de imágenes que acompañan al tema son de Apple porque representan muy bien lo que quiero explicar, por cierto.
Y luego está el segundo 'wow'. Pulsas el botón de la corona y se muestra el escritorio con esos iconos. Y empiezas a mirar de uno a otro, y ves que se hacen un poquito más grandes, y haces el gesto de pinza o pellizco y la aplicación se ejecuta.
Ese es el tercer 'wow'. Uno que llama especialmente la atención. Para quien ha vivido la transición de sistemas de interacción hombre-máquina, vivir algo así es desde luego singular. Viví la transición de la interacción con teclado (C-64, luego MS-DOS) a ratón y teclado (Windows, macOS, Linux), y luego viví también la transición a la interfaz táctil (Android, iOS) de nuestros smartphones. No parecía que hubiera nada que pudiera mejorar aquello. La voz planteaba la alternativa, pero jamás ha logrado ser algo más que una alternativa simpática para escenarios muy concretos.
Pero el seguimiento de los ojos y el gesto de pinza de las Vision Pro es realmente mágico. La precisión de ese seguimiento, cómo los iconos y las opciones a las que miras quedan elegantemente resaltadas y cómo esos gestos con los dedos pinzando funcionan es muy 'wow'. Es así.
Ese seguimiento óptico funciona sorprendentemente bien en este entorno, y eso se notó con el teclado virtual que aparece cuando quieres escribir algo en esas ventanas. Puedes hacerlo con el dedo índice de cada mano (nada de usar todos), lo cual es terrible, o bien puedes ir mirando cada letra del teclado y luego haciendo el gesto de pinza o pellizco para pulsar esa tecla. Para textos cortos la experiencia es buena, pero no pasa de ahí: si quieres escribir, utiliza un teclado. Punto.
Y luego está el mayor 'wow' de todos. El de los vídeos espaciales, que son una especie de combinación alucinante de realidad virtual y vídeos 360º de gran resolución. En nuestras pruebas pudimos disfrutar de una especie de mix de clips de distintos vídeos inmersivos, como el de la sala de ensayo de Alicia Keys —el vídeo en YouTube no hace justicia, creedme— y otros aún más alucinantes. Yo me quedo con dos.
El primero, el del fútbol, que te sitúa detrás y encima del larguero en una de las porterías en un partido y que reproduce una jugada de gol. Verlo así es alucinante, porque la inmersión es total. Es realmente como si estuvieras en el campo, con el mismo sonido ambiente y la misma experiencia visual. Y sin pasar frío o calor, sin nadie pegándote codazos o tirándote pipas encima, con todo lo bueno (o esa es la sensación) de estar en el sitio físicamente sin tener ninguna de las desventajas. Es alucinante.
El segundo, el de una familia jugando con su perro. Una vez más, sentías que estabas allí, con ellos. Y entonces quise tener vídeos así de mi familia y amigos. Quise poder recordarlo todo de esa forma tan inmersiva, tan real. Es una forma alucinante de revivir momentos. Una que deja a nuestros fotos y vídeos 2D en un triste ridículo. La diferencia es mayor que entre las viejas fotos arrugadas en blanco y negro de nuestros abuelos y la que tenemos ahora con las fotos de nuestros smartphones. Es, insisto, alucinante.
Esa, para mí, es la killer app de las Vision Pro. El gran 'wow'.
Y sin embargo, tengo dudas sobre cómo se grabaron esos vídeos. En estos momentos puedes grabar vídeos espaciales con las Vision Pro y con un iPhone 15 Pro/Max. No pude comprobarlo en los iPhone, pero sí grabé un breve vídeo de mis compañeros con las Vision Pro, y el resultado fue (muy) decepcionante.
La calidad (1080p) era como mucho discreta y es cierto que las condiciones de iluminación no eran las mejores, pero sobre todo noté que el vídeo era un desastre en la estabilización: yo moví mi cabeza de forma normal al grabarlo, pero en el vídeo todo temblaba más de lo que yo percibí durante la grabación. Aquí entiendo que lo ideal es 1) tener mucha luz y 2) que quien grabe esté lo más estático y quieto posible. No sé cómo grabaron los vídeos de las demos inmersivas de Apple —¿quizás con un iPhone 15 Pro Max en un trípode?— pero al menos la grabación con las Vision Pro me dejó frío. No era nada 'wow'.
'Overengineered'
Pero hay otros 'wow', claro. Como lo de poder ver películas o series y aislarte de la realidad con el control de "oclusión": de repente puedes crear un espacio virtual con una pantalla tan grande como quieras, pero que esté situada en el mejor cine que has visto, pero también en medio del desierto, o de la Luna, o de Tattoine. Donde quieras. La experiencia es fantástica.
También lo es la que ofrecen algunas demos 3D, como la de los dinosaurios que pude probar y que en el inicio muestra esa pequeña mariposa que se posa en tu dedo. Es algo que muchos periodistas contaron en su primera experiencia con las Vision Pro y que les llamó la atención por el realismo. No sé si ellos usaron antes unas gafas de realidad virtual, pero para mí la experiencia no fue nada sorprendente. Como mucho algo mejor por esa espectacular resolución de las pantallas de la Vision Pro, pero nada más. No gastaría el dineral que cuestan las Vision Pro para esto, ni de lejos.
También hay un pequeño 'wow' con esa posibilidad de usar las Vision Pro como monitor externo de tu Mac. Probe con un MacBook, pero funciona incluso con equipos basados en los Intel mentras tengan macOS Sonora. Me llamaba mucho la atención esa característica, y combinarla con la oclusión para simular que lo que te rodea no es tu despacho o habitación, sino cualquier lugar que imagines, es fantástico. Incluso ajusté la oclusión para que no fuera total y poder así ver justo el teclado para tenerlo como referencia, y luego, al mirar al monitor, que éste estuviera rodeado por un paisaje montañoso inmenso y luminoso.
Hay aquí una curiosidad: el seguimiento visual y el "pellizco" no funcionan para interactuar con el Mac. Yo me confundí, como mis compañeros, pero pronto te das cuenta de cómo es obligatorio usar el teclado y ratón o trackpad como siempre si quieres interactuar con ese monitor virtual. En el resto del entorno, eso sí, la interacción óptico-gestual de las Vision Pro sigue funcionando tan bien como contaba. La opción era estupenda, pero no tengo nada claro que me convenciese trabajar así durante horas y horas.
Ahí influye algo de lo que se ha hablado, al menos en análisis que yo he leído o visto. El campo de visión de las Vision Pro no es especialmente amplio, y eso hace que por ejemplo en ese entorno virtual de trabajo el monitor no me transmita la sensación de productividad que tengo con mi monitor real.
Uso un Dell UP2715K con resolución 5K, y la definición de las Vision Pro era ciertamente comparable... pero solo justo en la zona en la que miraba. El resto estaba ligeramente "desenfocado" porque en Apple (como otros en el campo de la RV) se usa el llamado 'foveated rendering', una técnica que reduce la calidad de imagen en la visión periférica para reducir la carga de trabajo para el procesador. Es en realidad lo que hacen nuestros ojos en la vida real, pero el efecto en las Vision Pro, aunque muy logrado, no me acaba de convencer. Siento —y tengo claro, al menos tras esa breve experiencia— que si quiero trabajar, voy a hacerlo mucho más a gusto con mi monitor, mi ratón y mi teclado. Esto en viajes en los que no puedes tener ese monitor puede ser genial, pero para el día a día, insisto, sigue siendo una experiencia inferior, o eso me pareció.
Me faltó por probar dos de las experiencias que también llaman la atención en los análisis. La primera, la de los videojuegos. Aquí sí que vi como un compañero probaba el juego Synth Riders, una copia del célebre Beat Saber que lleva años triunfando en gafas de realidad virtual. Por lo que entendí de sus comentarios, la experiencia es simpática, pero no esencialmente distinta de lo que ofrecen precisamente otras gafas de realidad virtual.
Apple no parece demasiado interesada en el campo de los videojuegos —siempre me ha parecido súper llamativo— pero aquí los gamers tendrán la posibilidad de usar las Vision Pro como sustituto de su consola gracias a servicios como GeForce Now o xCloud, por ejemplo (a través de la pantalla virtual del Mac, al menos de momento): el juego en la nube cobra especial sentido si usamos esa gran pantalla virtual que son las Vision Pro.
La otra experiencia fue la de Facetime con esos avatares virtuales llamados 'personas' que Apple genera escaneando brevemente tu cara. Mi compañero Pedro Aznar sí que lo había probado y su avatar era decente, pero una vez más creo que esta opción es casi hasta prescindible. Sobrediseñada, podría decirse. O como dicen en inglés, overengineered.
Que es justo lo que para mí es EyeSight, esa opción que permite que cuando estamos viendo el mundo real o interactuando con él, la pantalla exterior muestre una recreación digital de nuestros ojos para que quien nos habla sienta que efectivamente le estamos mirando. La realidad es que esos ojos virtuales se ven poco y mal (la pantalla debería iluminarse mucho más), y el resultado global es que simplemente "algo no encaja". Aquí el 'wow' es más bien un 'antiwow' por lo decepcionante de esta característica. Apple debería, o bien mejorarla de forma espectacular en futuras revisiones, o eliminarla del todo.
Conclusiones: fantásticas, pero no tanto como para ser el nuevo iPhone
¿Qué me han parecido las Apple Vision Pro? Desde luego no me han parecido un iPhone, un ZX Spectrum o internet. No tengo claro que vayan a transformar nuestra forma de relacionarnos con la tecnología, pero sí muestran cosas interesantes de nuestro futuro.
Por ejemplo, que tener pantallas personales tiene sentido. Los cines lo tienen muy mal si los fabricantes logran crear gafas dedicadas exclusivamente a la experiencia de cine/vídeo de estas Vision Pro.
También que nuestras fotos y vídeos personales en 2D se acaban de quedar anticuados. Para mí esa es la característica diferencial de esa experiencia. Ya habíamos visto cosas en este sentido, sí, pero aunque podías grabar en 3D y en 360º, ver esos contenidos incluso con gafas de realidad virtual no era tan estupendo como esto. Aquí la experiencia es inmersiva de verdad, y tanto en el ámbito de los deportes y espectáculos como en el de los recuerdos personales para mí es evidente que el camino debería ir en esta dirección.
Pero en lo demás... uf. Muchas dudas, queridos lectores. Demasiadas virguerías tecnológicas. Demasiado 'overengineering', esto es, demasiadas características sobrediseñadas. Ni siquiera la interacción óptico-gestual, por mágica que sea, supera en mi opinión a un ratón y a un teclado o a la interacción táctil. Es útil para estos escenarios virtuales, sí, pero no la veo cambiando nuestra forma de usar nuestros dispositivos ni forzando a que se adapten a esa interacción.
El iPhone no se quedó en el 'wow'. Y me temo que las Vision Pro sí se queden en eso como producto, algo que ya les ocurrió a las gafas de realidad virtual. Al menos, en su iteración actual... y con ese precio.
El tiempo dirá.
En Xataka | Hay gente usando las Vision Pro por la calle. Esta película ya la hemos visto con los 'glassholes'
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