Los primeros segundos de las llamadas telefónicas se han vuelto un incordio. La tecnología tiene la culpa

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Hace unos años, cuando alguien me llamaba al teléfono, no había mucha más historia: yo respondía, sostenía el móvil en la mano durante todo el tiempo que pudiera hasta que se agarrotara el brazo, lo cambiaba de mano, y a seguir.

En los últimos años, la historia ya no es tan sencilla. Para empezar, la llamada suena simultáneamente en mi móvil, tablet, ordenador y reloj porque las funciones de ecosistema son lo que se estila y suena bastante conveniente.

Paradójica comodidad

Para continuar, es muy posible que una llamada telefónica me pille en el escritorio, y para no tener que perder la funcionalidad de una mano durante un rato, me ponga los auriculares inalámbricos justo antes de responder la llamada.

Es en ese instante cuando empiezan las complicaciones. "¿Me oyes?" "..." "Espera que conecte bien los AirPods". Miras el móvil, escoges conectarlos, no funciona. "Espera, espera...". Te quitas los auriculares, te los vuelves a poner. "¿Ahora?".

Cuando no son los AirPods es el multidispositivo, es responder desde el reloj pensando que los auriculares se encargarán (y no), es el manos libres del coche y tener que avisar de que vamos con el manos libres y de que no estamos solos.

La tecnología digital se solapa con el legado analógico que son las llamadas de voz y nos conduce a una experiencia que no es perfecta, sino que se come una buena parte del principio de nuestras llamadas, sobre todo cuando a uno de los interlocutores le pillan en una situación no-óptima, como querer usar los auriculares inalámbricos pero no tenerlos puestos todavía.

Hablaban de este flamante problema en The Atlantic mencionando algo que todavía no es un problema a este lado del Atlantic, la saturación de la infraestructura telefónica. La cuestión tecnológica sí nos resulta lamentablemente familiar.

Tenemos más dispositivos y más conectividad inalámbrica que nunca, pero algo no está del todo bien resuelto a día de hoy. No es que nunca funcione a la primera, pero sí que hay demasiadas ocasiones en las que una llamada —repentina, inesperada— no encaja con unos productos pensados para que les pille conectados, no para hacer el proceso cruzado.

Al menos hasta que lleguen unos auriculares inalámbricos con baterías que permitan pasar una jornada entera de uso continuado, incluso en llamadas telefónicas, va a ser complicado que se resuelva el problema. O eso, o mejora el proceso de emparejamiento incluso cuando hay una llamada telefónica a punto de ser descolgada.

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