Un diminuto dispositivo que suma características nanofotónicas y bioquímicas puede revolucionar la forma en que se detecta la presencia de una hormona de uso prohibido en un atleta o trazas de una toxina en un alimento. Y todo ello sin largas esperas ni costosos laboratorios en el extranjero.
Se trata de un sensor en experimentación desarrollado por investigadores del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) y del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales (CSIC), ambos de Barcelona.
Con él se logra una precisión mejor y tiempo de espera menor que en los sistemas usados actualmente.
El sensor es una estructura de tamaño nanométrico que mantiene su capacidad para interactuar con la luz, al cual se le añade un compuesto biológico especialmente preparado para adherirse a su superficie y, al mismo tiempo, enlazar únicamente con moléculas de estanozolol, en este caso la sustancia que en las pruebas se quería detectar.
Así, la muestra a examinar se coloca sobre el biosensor, al cual se aplica luz blanca, obteniendo una respuesta diferente en el color de la luz en función de si hay o no estanozolol. Además, el biosensor se ilumina más o menos de acuerdo con la concentración de la hormona.
Vía | Elpais.