Un conserje desenchufó una nevera en un centro de investigación. Sin saberlo, acabó con 20 años de trabajo científico

Rpi
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Un apagón puede causar problemas de lo más variado, uno de ellos es que se nos eche a perder la comida de la nevera y, especialmente, la del congelador. Mucho mayor debió de ser el disgusto del equipo del Instituto Politécnico Rensselaer (un centro de investigación y docencia del estado de Nyeva York) cuando se dieron cuenta de que un congelador con numerosos cultivos y muestras biológicas había sido desconectado.

Tal y como recogen medios locales, una demanda reciente ha sacado a la luz esta curiosa historia: un trabajador subcontratado habría desenchufado por accidente un congelador del centro cuya alarma estaba sonando. Los hechos se habrían dado a mediados de septiembre de 2020 según la información extraída de la demanda.

¿Qués es lo que pasó exactamente? A través de lo que se ha dado a conocer de la demanda es posible tener una idea de lo que, presuntamente, ocurrió ese fatídico turno de guardia. Los problemas con el congelador habrían empezado unos días antes, con una leve avería del aparato.

Debido a lo delicado de las muestras, el  sistema de refrigerado debía mantenerse  en torno a los -80º C, con un margen de más/menos tres grados si se quería mantener de forma segura el contenido del congelador.

Como medida de seguridad, el termostato del aparato contaba con un sistema de alarma que se activaba con variaciones de dos grados. Es decir, si la temperatura no se encontraba entre los -82º y los -78º C, saltaría la alarma.

Un equilibrio precario

Pero algo ocurría con el aparato que el termostato marcaba los -78º C y no regresaba a los -80 grados. Tras inspeccionar el aparato, los investigadores responsables consideraron que podía esperarse a la llegada de un equipo de reparación en los días siguientes. Entretanto, colocaron un cartel explicativo en el aparato y bloquearon el acceso a los enchufes.

Unos días después el conserje, molesto por el sonido de alarma del congelador, acudió a ver cómo podía arreglar el problema. Identificó, erróneamente, que el problema se encontraba en un diferencial apagado que encendió.

El diferencial resultó estar encendido en un inicio, por lo que tras la intervención del conserje el congelador quedó desconectado de la red eléctrica. Cuando los investigadores llegaron por la mañana la temperatura se había disparado hasta los -32º C y los materiales habían quedado comprometidos.

El centro decidió iniciar el proceso de demanda, no contra el conserje sino contra la subcontrata, Daigle Cleaning Systems al considerar que ésta no había formado y entrenado adecuadamente al conserje para su trabajo. “Sólo trataba de ayudar”, explicaba en declaraciones a la cadena NBC Michael Ginsberg, abogado del centro.

Si bien no ha trascendido qué compensación económica exige el centro de investigación a la empresa, las pérdidas se estiman en 1 millón de dólares. Los responsables del centro destacaban también que se trataba de investigación puntera destinada a la mejora en paneles solares.

Por el momento es imposible saber en qué resultará el pleito entre centro de investigación y subcontrata o, más importante aún, en qué medida será posible recuperar las dos décadas de trabajo puestas en el congelador de la discordia. Al menos podemos extraer una moraleja, y es que las copias de seguridad, también pueden salvarnos el pellejo fuera del mundo digital.

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Imagen | Scott Kashkin, CC BY-SA 2.5

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