Uno de los grandes problemas de la educación en España tiene forma de reloj de arena. En este país, hay muchos estudiantes que se quedan con una formación básica, y, por lo tanto, escasa para encontrar trabajo. O que no llegan siquiera a completarla, por la alta incidencia del abandono escolar. Son los que engordan la base de ese reloj.
Por otro lado, existe un buen número de estudiantes universitarios, con unos altos conocimientos teóricos, pero no prácticos, y muchas veces sobrecualificados para lo que el tejido productivo demanda, que son los que amplían el reloj en la parte superior.
Su componente práctico, sumado a la corta duración respecto a la Universidad y su alto nivel de empleabilidad, han convertido en los últimos tiempos a la FP en la opción favorita de muchos jóvenes
Y el problema realmente está en el estrangulamiento del medio. Tradicionalmente, España ha contado con pocos jóvenes debidamente preparados (y en pocos años) para lo que el sistema productivo demanda. Ni más ni menos. Y eso es así porque, de siempre, la Formación Profesional, esa etapa de la docencia destinada a “fabricar” esos técnicos con muchas horas de práctica que hacen funcionar las empresas y la economía, ha sido la gran olvidada de las administraciones públicas. Y tampoco ha tenido buena imagen entre las familias y entre los propios estudiantes.
Pero en los últimos años, el escenario ha cambiado radicalmente. De ahí la pujanza de centros de FP como los de XTART, que llevan la Formación Profesional al siguiente nivel y pretenden darle una vuelta a los conceptos tradicionales en educación para conectarla con las necesidades reales del mercado laboral. En su caso, a través de un modelo de aprendizaje propio con McGraw Hill como partner académico, 19 ciclos formativos en cuatro ámbitos (Tecnología, Business, Salud y Emergencias y Protección Civil) y con la posibilidad de cursar FP en modalidad presencial, semipresencial u online.
Las razones del despegue de la FP
En líneas generales, su componente práctico, sumado a la corta duración respecto a la Universidad y su alto nivel de empleabilidad, han convertido en los últimos tiempos a la FP en la opción favorita de muchos jóvenes, dejando de ser “el patito feo” del sistema educativo.
Según datos del estudio ‘Panorama de la educación en España’, ocho de cada 10 titulados en un Grado Superior de FP trabaja a los 3 o 4 años de la graduación (una cifra que no se alcanza antes de los 5 años en el caso de los graduados universitarios). Pero, además, cada vez más adultos optan a cursar un grado para dar un giro a su carrera profesional.
El futuro de sus alumnos es prometedor. En 2030, según la Comisión Europea, el 65% de los profesionales requeridos provendrán de la FP
Las cifras dan fe de que muchas cosas están cambiando a toda velocidad en el sistema educativo español en los últimos años. Siempre a favor de la FP. El curso 2023/24 ha sido, según fuentes oficiales, el que ha registrado mayor número de estudiantes matriculados en la FP de la historia. Concretamente, 1,13 millones. Son un 35% más que hace solo cinco años. Y el doble que hace una década. De esta forma, el número de jóvenes en estas enseñanzas se acerca poco a poco al de los que optan por la Universidad.
Además, el futuro es prometedor. En 2030, el 65% de los profesionales requeridos provendrán de la FP, según la Comisión Europea. Eso lo saben desde hace muchos años países punteros como Alemania, donde las empresas se vuelcan para que los alumnos consoliden sus conocimientos con prácticas remuneradas y reconocidas, en lo que se conoce como la “FP dual”.
Ahí se encuentra el origen de XTART: en la necesidad de dar un paso más y crear un nuevo modelo de FP, ofreciendo al alumno la posibilidad de especializarse en función de las necesidades del mercado laboral, al mismo que le abre una puerta de entrada a través una bolsa de trabajo propia.
Los estudiantes lo tienen claro
Más allá de los datos, lo que verdaderamente deja constancia del avance y aceptación de la FP en los últimos años es el testimonio de los propios estudiantes. Jóvenes que, gracias a su apuesta por ciclos formativos, ya han encauzado su vida profesional.
Cristina (22 años) dice que le fueron “bastante bien” los dos años que estudió el Ciclo Superior de Higiene Bucodental. En su caso, ella venía de abandonar una ingeniería en la Universidad y optó por una enseñanza “de menor duración” y que le permitía “salir con experiencia y tener oportunidades de empleo tras finalizar las prácticas”. Y prueba de que volvería a repetir es que recomendaría la FP a sus amigos o conocidos sin dudarlo.
Por su parte, Guillermo (29 años) ha estudiado hasta tres ciclos. El último, el que ahora mismo está sacando, es el superior de Desarrollo de Aplicaciones Multimedia (DAM). Que, además, es compatible con la titulación que tiene en desarrollo de videojuegos. En su caso, al ser online, puede compaginarlo con su trabajo de informático en una empresa. Guillermo tiene claro que la corta duración de los ciclos ha sido clave a la hora de decantarse por la FP. “Son dos años y puedes acceder al mundo laboral de manera más rápida”, destaca cuando se le pregunta por las ventajas de estos estudios frente a la carrera universitaria.
La percepción social de la FP ha mejorado mucho. Hace 15 años, era común pensar que habías fracasado por no estar en la Universidad, pero hoy día es cada vez más frecuente que los futuros profesionales opten por un ciclo de FP, porque sí que está muy bien visto
El Ciclo Superior en Administración y Finanzas fue la opción elegida en su día por Juan Carlos (35 años). “Opté por este ciclo porque tenía muchas salidas en cuanto a posibles trabajos, ya que la formación es muy completa”, recalca. Y las cosas le fueron bien. Puesto que empezó en 2006 a estudiar y antes de terminar el segundo curso ya tenía trabajo en una asesoría. Juan Carlos es de Cuenca, y en su caso la FP era una buena alternativa que, además, no le obligaba a desplazarse a otra ciudad para formarse. Él valora sobre todo lo centrado que está el temario, muy vinculado al desempeño profesional. Y reconoce que la percepción social de la FP ha mejorado mucho en los últimos 15 años. “Cuando yo estudiaba era como que habías fracasado por no estar en la Universidad, pero hoy día es cada vez más frecuente que los futuros profesionales opten por un FP, porque sí que está muy bien visto”.
Por las salidas que tenían, María (33 años) estudió en su momentos dos ciclos: Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y Técnico Superior de Salud Ambiental. Hoy trabaja de auxiliar de enfermería en un hospital. En su caso, la brevedad y las oportunidades profesionales que brindaba la FP fueron fundamentales en su decisión. “La formación es más corta y, al hacer prácticas, es más fácil quedarte trabajando donde las haces”. María, que tampoco duda en recomendar lo que ella hizo, dice que la FP está más valorada que en el pasado.
Habilidades prácticas y técnicas específicas
Yaiza (20 años) superó en 2022 un grado medio de auxiliar de enfermería. Ella dice que sus motivaciones iban más allá de encontrar una salida profesional y tener un sueldo: “Me atrajo la idea de ayudar a los demás y contribuir al bienestar de las personas. Se puede encontrar satisfacción en este ciclo, donde se brinda cuidado y apoyo a personas en situaciones de vulnerabilidad”. En todo caso, Yaiza valora que la FP se centre en “el desarrollo de habilidades prácticas y técnicas específicas que son directamente aplicables en el lugar de trabajo”. También aprecia que sean estudios más breves que una carrera universitaria. “Estas ventajas hacen que la FP sea una opción atractiva para aquellos que desean ingresar rápidamente en el mercado laboral y desarrollar habilidades específicas en su campo de interés”. Admite que antes la FP se veía como una opción educativa "inferior" a la Universidad, pero dice que hoy gana reconocimiento por la creciente demanda de habilidades prácticas en el mercado laboral y la calidad de los programas.
Alexandra (23 años): “Recomiendo la FP al cien por cien. Me ha aportado cosas positivas a nivel estudiantil y personal. Sales de tu círculo y conoces a gente más mayor y madura”
Marcos (19 años) está terminando el Ciclo Superior de Desarrollo de Aplicaciones Web. Desde siempre tuvo claro que no quería ir a la Universidad. Pero no quiere quedarse con este ciclo, sino que el año que viene quiere complementarlo con el de Desarrollo de Aplicaciones Multimedia, más centrado en el software para móviles. “Elegí la FP basándome en lo que me contaba la gente del sector de la programación. Oía que, en los dos años que dura un ciclo de FP, adquieres conocimientos similares a los de una carrera universitaria”. Para Marcos, el que la formación sea tan específica es uno de los grandes valores de la FP: “Te especializas en una rama concreta, mientras que en la ‘uni’ tocas demasiados palos”. Asegura que su experiencia en este tipo de estudios están siendo “muy buena” y no duda en invitar a la gente a que le dé una oportunidad a la FP.
Por último, el caso de Alexandra (23 años) ilustra otra de las posibilidades que tiene la FP, que es la de servir de puerta de acceso a la universidad. Ella estudió Higiene Bucodental, lo que le sirvió luego para empezar el grado de Odontología. “En mi cabeza tenía claro que no quería estudiar Medicina por el estilo de vida laboral que supone. Por lo tanto, decidí probar la FP de Higiene para ver si me podía gustar Odontología. Mi decisión iba encaminada 100% a luego poder acceder a la Universidad, ya que quería seguir estudiando”. Ese era el itinerario que ya había transitado su hermano, pero en la rama de comercio. En cualquier caso, Alexandra es consciente de las ventajas de la FP, más allá de que sirva de puente para los estudios superiores. Y habla sobre todo del enfoque práctico que tiene. Y considera una desgracia que algunos piensen todavía que son los estudios en los que acaban “los que suspenden”. “Yo recomiendo la FP al cien por cien. Me ha aportado cosas positivas a nivel estudiantil y personal. Sales de tu círculo y conoces a gente más mayor y madura”.
La completa oferta de XTART
En definitiva, el país y sus instituciones y centros de enseñanza están haciendo un esfuerzo por potenciar la FP. El ascenso y buena imagen de estos estudios se asienta en parte en la aparición de campus como los de XTART, del grupo UAX y The Valley, que ofrece grados medios y superiores en cuatro áreas: Salud, Emergencias, Business y Tecnología.
Los centros de XTART se ubican en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Murcia. En ocho instalaciones, con más de 60.000 metros cuadrados, el equipo docente se concentra en lo que de verdad importa: la conexión con las empresas y el aprendizaje a través de una formación práctica, para aumentar al máximo las posibilidades de empleabilidad de sus alumnos. Y para adaptarse a las necesidades de cada estudiante, XTART, que ha suscrito más de 1.500 convenios con empresas, ofrece sus grados en el formato que mejor le venga al estudiante (presencial, semipresencial u online).
Imágenes: XTART y Unsplah
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