“Hemos dado un concierto en plena pandemia”: 30 personas en la sala, 1500 pagando en online

“Hemos dado un concierto en plena pandemia”: 30 personas en la sala, 1500 pagando en online
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Hace apenas una semana tuvo lugar en Madrid la celebración de un concierto pionero en muchos aspectos. En una ciudad semi-confinada entonces, aún en Fase 1, con bares y restaurantes cerrados salvo terrazas con aforo limitado, la histórica sala de conciertos Moby Dick organizó un par de conciertos que pudieron ser disfrutados, tanto en formato presencial como virtual, de forma simultánea y no recuperable (es decir, que no quedaron almacenados en ninguna plataforma... exactamente igual que un concierto al uso).

Dentro de su ciclo Moby Is In Da House, la sala propuso un par de eventos (Indigo Dron el viernes 29 de mayo y Los Punsetes un día después, el 30 de mayo) a los que podían asistir un máximo de 30 personas, sin consumo y con mascarilla, una cantidad que se ampliará a 50 al haber pasado Madrid de fase. En menos de una hora se vendieron todas las entradas para Punsetes (a 5 euros), como era de esperar en un concierto que tenía algo de simbólico y de pistoletazo de salida para la recuperación de la escena nocturna, pese a las restricciones.

En cuanto a la otra mitad de este evento "mixto", la parte online del tema, se reunieron (a un precio de 3 euros por conexión) 1500 espectadores de todo el mundo, con especial incidencia de España y Latinoamérica, donde los Punsetes gozan de gran popularidad. La plataforma de pago que se encargó de la parte técnica fue Digitalfep, y tanto los organizadores como la sala han subrayado la importancia de que ésta no dependa de ninguna red social, como ha pasado con tantos conciertos virtuales que se han prodigado durante el confinamiento a través de Instagram y otras plataformas ya establecidas.

Los Punsetes: "El entusiasmo del público se percibía desde el escenario"

Hemos hablado con Manuel Sánchez, guitarrista de la banda, para que nos cuente su percepción del evento desde la perspectiva de los artistas. Nos relata cómo surgió la idea: "Nos lo propusieron ocho días antes del evento, era una iniciativa de la Moby Dick y la gente que de la plataforma de streaming", y gracias a ello, pudieron ser "pioneros en volver a tocar".

Desde arriba la experiencia fue positiva porque el público "estaba 'engoriladísimo': no podían beber, casi ni moverse, pero se notaba un entusiasmo muy de agradecer". Ese entusiasmo, nos cuenta, se percibía desde el escenario: "al fin y al cabo los artistas llevamos también unos meses encerrados en casa y estábamos reabriendo la Moby Dick. Esa euforia se notaba desde arriba".

Para Manu, hay futuro para este tipo de eventos: "No todos los conciertos van a suscitar el mismo interés, pero para otros conciertos de tipo evento, como el que dimos nosotros en La Riviera, sí es un poco más indicado". Es decir, que no como nueva vía exclusiva para los conciertos, sino como nueva forma alternativa de difusión, puede estar abriéndose una puerta interesante: "Para conciertos en sitios con el aforo más limitado, como está pasando ahora, esto parece apropiado, un complemento atractivo. Incluso en conciertos convencionales a los que por lo que sea no se puede ir, estará la opción de verlo aunque sea en streaming"

Los Punsetes

Medidas de seguridad exhaustivas

Hablamos también con una asistente al concierto, la consultora de comunicación musical Eva Fernández Cortés: "Pese a la incomodidad de ir todos con mascarilla, la organización era muy buena. La venta de entradas la llevaba la plataforma Dice.fm, una nueva ticketera que nos escribió antes de ir para preguntarnos con quién íbamos a ir. Les enviábamos los nombres y cuando llegábamos Moby Dick nos había asignado un espacio aislado para cada grupo específico. Por ejemplo, en nuestro caso éramos cuatro".

No hay entonces, necesidad de mantener la distancia con los acompañantes con la que se asiste al evento. "Es muy parecido a un concierto tradicional porque al fin y al cabo, en un concierto de toda la vida no te mueves mucho de tu sitio por todo el local", nos dice Eva. "La diferencia está más en las mascarillas y la falta de barra".

Directo

En cuanto a la rentabilidad y posibilidades del invento, hemos preguntado a Hugo García, coordinador de comunicación de Moby Dick, que nos dice que "en estos primeros bolos, el coste es muy elevado para la sala: el hecho de abrirla sin barra, sacar a la gente del ERTE, todas las medidas higiénicas que hay que implementar... nos quedamos un poco en lo comido por lo servido". Reconoce, sin embargo, que "se vendieron más entradas de las que esperábamos, y el hecho de reabrir la sala, ver a un grupo en el escenario y a nuestro equipo de técnicos y demás trabajando, pues ya vale la pena".

En cuanto a la perspectiva de futuro, Moby Dick se plantea "ofrecer la posibilidad de la retransmisión online en algunos conciertos, como una vía de difusión adicional. Que cuando nos llame un promotor para alquilar la sala, este sea un servicio más que podemos ofrecer. Lo vemos sobre todo para eventos tipo showcase o presentación de discos, más que para giras, donde puede haber grupos que no les interesa que la gente vea los shows en otros sitios que no sean sus conciertos".

También, añade Hugo García, la gente debe revalorizar los conciertos en directo después de los que hemos visto durante el confinamiento que "a veces tenían una calidad técnica deficiente. Si vas a pagar, hay que asegurarse de que tienen una buena calidad, y también que dos días después no te lo vas a encontrar en Youtube o en otra plataforma, que sea una experiencia exclusiva y limitada a ese momento". En todo caso, incógnitas y puertas que se abren para un futuro que se replantea las formas de ofrecer música en directo.

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