La caja de cambios manual está en declive. Bien por simplificación de las gamas, por una clara preferencia de los clientes en a partir de los vehículos de gama media o por la electrificación de la flota y la obligación de reducir emisiones, los coches automáticos están ampliando sus horizontes.
Sea por el motivo que sea, es probable que nuestro próximo coche sea automático (aunque algunas marcas se hayan empeñado en salvar el manual) o, simplemente, hayamos optado por uno de ellos después de llevar años (puede que decenas) con vehículo con cambio manual. ¿Qué debemos saber en estos casos? ¿Qué debemos tener en cuenta para hacer la transición lo más dulce posible?
Cómo conducir un coche con cambio automático
"Es muy sencillo, sólo hay que acelerar y frenar". Es la frase más repetida cuando alguien nos quiere enseñar a conducir un coche automático. Y la teoría está clara, hasta que nos sentamos en el asiento del conductor, vemos unas letras delante de nosotros que no tenemos ni idea de qué significan.
Antes de ponernos en marcha
En un cambio automático, es habitual que la palanca clásica haya sido sustituida por una mando de posiciones fijas, ya sea con forma de pomo de palanca de cambios, de rueda, con pestañas de selección o como palancas satelitales del volante, como hemos visto tantas veces en los coches americanos.
Sin embargo, todas ellas tienen unas letras en común que vamos a repasar:
- P (de Parking): es la posición en la que dejaremos el coche. En algunos casos se activa automáticamente cuando se selecciona el freno de mano eléctrico.
- R (de Reverse): es la marcha atrás.
- N (de Neutral): es el punto muerto.
- D (de Drive): es la marcha adelante.
Cómo circular con un coche automática
Ya en marcha, o habitual es que el coche nos obligue a pisar el freno y, a continuación, moveremos la palanca hasta la posición D (si queremos ir hacia delante) o R (si necesitamos marchar hacia atrás).
En caso de contar con una palanca de cambios que simula el pomo de una manual, es muy probable que el coche nos obligue a presionar un botón en la misma para seleccionar la R. Puede que también nos la pida para desbloquear la misma y salir de la posición P en la que deberemos dejar aparcado el coche.
Una vez iniciada la marcha, sólo tenemos que utilizar el pie derecho para acelerar y frenar. Si no tenemos ninguna otra función activada (veremos esto más adelante), bastará con levantar el pie del freno para que el coche se ponga en marcha y comience a cubrir muy despacio los primeros metros.
Olvídate del pie izquierdo. Si hace falta, los primeros días es mejor practicar un poco en un lugar seguro o llevar el pie lo más atrás posible
Nunca intentes utilizar el pie izquierdo para frenar ya que el tacto de ese pedal lo tenemos asociado al embrague e, inconscientemente, hacemos mucha más fuerza, lo que nos llevaría a una frenada en seco y podemos llegar a provocar un accidente por alcance.
Mi recomendación es que, si no te notas seguro, los primeros días aproveches una zona tranquila para automatizar todos los movimientos. Aparcar, desaparcar y practicar todo aquello donde te notas más inseguro. Además, también recomiendo llevar el pie izquierdo lo más retrasado posible, pegado junto a la puerta como si lo lleváramos atado al asiento, hasta que nos acostumbremos a no moverlo.
Pese a todo, si durante los primeros días haces movimientos en falso al embrague, especialmente en situaciones complicadas como una frenada inesperada antes de llegar a un ceda el paso, no desesperes, lo importante es corregir el movimiento y automatizar que éste no debe intervenir.
Nos bajamos del coche
Hemos llegado a nuestro destino y tenemos que aparcar. Como hemos contado, es probable que el vehículo nos pida que pisemos el freno antes de aplicar la siguiente marcha. También es probable que nos pida que el vehículo se encuentre completamente detenido, por lo que las maniobras serán un poco más lentas que con un cambio manual.
Una vez estacionados, lo más recomendable es poner primero el freno de mano (que seguramente también llevará una P) y, posteriormente, seleccionar la P de la caja de cambios. Así ahorraremo sufrimiento a la transmisión. Si lo hacemos en el sentido contrario, estaremos descargando todo el peso sobre la misma.
Otros detalles a tener en cuenta
Hasta ahora, hemos repasado el funcionamiento básico de un cambio manual pero hay algunos detalles que conviene repasar antes de ponernos en marcha.
Para qué sirve la letra N
Teniendo en cuenta todo lo que hemos dicho, entonces... ¿para qué sirve la N? La letra N hace referencia al punto muerto. En un coche manual es donde tenemos que llevar la palanca de cambios para no tener que pisar el freno y el embrague al mismo tiempo cuando estamos parados. En un automático, esto no es necesario y en los semáforos bastará con tener el pie sobre el freno.
Por tanto, la letra N sólo se activa en casos muy concretos. Con ella, el coche puede moverse si lo dejamos en una cuesta o lo empujamos en llano, porque no habrá ningún tipo de retención sobre la transmisión. Es, por tanto, el modo a elegir cuando metemos el coche en un túnel de lavado o tiene que ser remolcado por una grúa.
Esto último es muy importante porque si dejamos bloqueada la transmisión con la P y una grúa nos remolca, podremos causar importantes daños a la misma.
¿Y esas otras letras?
Además de las cuatro letras básicas (P, R, N y D), un coche automático puede tener otras letras adicionales que pueden estar o no en nuestro coche.
La letra S hace referencia al modo deportivo. Seleccionándola, el coche cambiará el comportamiento de la caja de cambios. Lo más habitual es que estire un poco más las marchas, entregando más potencia pero, también, consumiendo más combustible.
La letra B, al contrario, sirve para aumentar la retención del coche con la frenada regenerativa en un eléctrico o un híbrido. Aquí, bastará con levantar el pie del acelerador para empezar a activar la frenada, por lo que podremos jugar exclusivamente con este modo para circular por ciudad. En autopista y autovía es recomendable volver a la posición D.
La letra W está indicada para circular expresamente por un terreno muy resbaladizo. En este caso, la caja de cambios emplea la marcha más larga posible, reduciendo el par motor que llega a las ruedas para evitar que patinen.
Las levas, ¿para qué son?
Aunque el cambio sea automático, es posible que el coche cuente con levas para manejarlo en modo secuencial, como si fuera un monoplaza de Fórmula 1.
En este caso, tocando las levas subiremos o reduciremos una marcha. Así podremos estirar el cambio y atrasar el cambio de marcha para contar con más potencia a golpe de pedal o reducir las marchas antes de que lo haga el propio coche, aumentando la retención y aprovechando el freno motor para reducir el desgaste de los frenos.
En otras ocasiones, el cambio secuencial se encuentra en la palanca (o en ambos casos al mismo tiempo). Esta vez, el símil es el de un coche de rallies, que cambia de marcha con un toque hacia arriba o hacia abajo. El funcionamiento y el objetivo es exactamente el mismo.
Pese a todo, hay que tener en cuenta que, en el peor de los casos, el coche se "protegerá" para no calarse o evitar un desgaste excesivo de sus componentes. Por ello, es posible que el coche cambie de marcha sin nosotros solicitarlo o no reduzca tanto como podamos.
Auto Hold, ¿qué significa?
Además de todo lo anterior, cada vez es más habitual que los coches automáticos cuenten con Auto Hold. Este sistema es la frenada en espera y nos permite levantar el pie sin que el coche se mueva.
Como decíamos, en un coche automático la marcha se inicia con solo levantar el pie del freno. Esto nos obliga a mantener el pie sobre el pedal cuando estamos parados. Para que sea más cómodo circular por ciudad o en un atasco, con el Auto Hold no es necesario mantener el pie sobre el freno.
Imaginemos que nos acercamos a un semáforo, con el Auto Hold activado, frenaremos progresivamente hasta que, llegado el momento, nos detendremos por completo. En ese caso, podremos levantar el pie si miedo a que el coche continúe la marcha, pudiendo descansar la pierna sin pisar ningún pedal. Para reemprender la marcha, será tan sencillo como pisar de nuevo el pedal del acelerador.
Fotos | Seat y Audi
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