Si conduces agresivo, te subo el seguro: en EEUU la industria ya está comerciando con los datos del coche conectado

  • General Motors y otras automotrices, acusadas de comerciar con los datos de circulación de sus clientes

  • Estados Unidos ya investiga esta práctica que tiene difícil réplica en Europa

Jenny Ueberberg V 1k3vrx4kg Unsplash
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Abonar el seguro para todo un año y descubrir que la compañía ha subido la prima un 21% sin un motivo justificado. Al menos, eso es lo que pensaba Kenn Dahl, un hombre de 65 años que vio cómo el precio de su seguro se ha disparado pese a no protagonizar ni un solo accidente en toda su historia como conductor. ¿El motivo? Su forma de conducir que, a juicio de la aseguradora, fue demasiado agresiva.

La historia la cuenta The New York Times, quien explica en un extenso artículo cómo algunos fabricantes están vendiendo los datos de sus clientes a empresas que, posteriormente, actúan como asesores para las aseguradoras.

En el caso de Dahl, explican, el conductor se sintió extrañado cuando, sin motivo aparente, la aseguradora había elevado el precio de su seguro de manera exagerada. Preguntada la misma sobre las razones que justificaban este encarecimiento, desde la aseguradora señalaron que los datos aportados por la compañía LexisNexis hablaban por sí solos.

El conductor, entonces, se puso en contacto con la compañía, quien le remitió un informe de 258 páginas. En 130 de ellas se encontraba hasta el más mínimo detalle sobre el uso que se había hecho del vehículo. Salvo la posición del automóvil, para no desvelar a dónde se había dirigido el conductor en cada momento, habían quedado registrados multitud de detalles, como la duración del trayecto y la distancia recorrida, si el conductor había sobrepasado la velocidad máxima permitida o había llevado a cabo maniobras agresivas, como aceleraciones o frenazos.

Hasta ahora, señalan en el diario, ya se conocían los programas para obtener seguros personalizados. Las compañías animan a los clientes a instalar un aparato que monitoriza la conducción de sus clientes con la promesa de que reducirán el precio de la prima del seguro si su conducción entraña menos riesgos. Sin embargo, el éxito de estas campañas han sido mínimos pues los conductores suelen ser reacios a compartir este tipo de datos.

Pero todo ha cambiado con el vehículo conectado. Con el acceso a estos datos, las aseguradoras, los intermediarios y los fabricantes han encontrado una mina de oro pues estos últimos, han compartido datos de sus clientes aprovechando el monitoreo de los vehículos mediante su conexión a Internet. De esta manera, los tres eslabones de la cadena han ido haciendo negocio a espaldas del cliente. En este caso, General Motors sería el fabricante que ha ofrecido todos los detalles a LexisNexis que, posteriormente, dio los datos precios a la aseguradora de Dahl para aumentar su coste.

Tesla, por ejemplo, es una de las compañías que utiliza este sistema de "seguro personalizado" y parece estar obteniendo buenos resultados. La cuestión es que, en este caso, la empresa es transparente: ofrece su propio seguro y adelanta que utilizará los datos de conducción para calcula la cuota. Incluso se puede controlar la puntuación que estamos recibiendo por parte de la compañía desde la propia aplicación del teléfono móvil.

El problema de lo sucedido con Dahl y General Motors es que el primero no tenía ni idea de que su Chevrolet Bolt estaba recopilando un buen número de datos, guardándolos en la nube para, posteriormente, servir como alimento a su aseguradora en último término.

Esto lo han conseguido escondiendo el consentimiento expreso de los clientes. Además de General Motors, explican en The New York Times, Honda, Kia y Hyundai están llevando a cabo modelos de negocio calcados. De hecho, Kia, Subaru y Mitsubishi también aparecen en las bases de datos de LexisNexis. En sus aplicaciones ofrecen a los conductores la posibilidad de que éstos reciban una puntuación a su forma de conducir, con la promesa de recibir consejos para mejorar la seguridad al volante o reducir los consumos.

Pero lo que se esconde detrás de estas opciones es que, de activarlas por parte del conductor, todos los datos recopilados pueden ser compartidos con empresas como LexisNexis o las propias aseguradoras. Lo que quiere recalcar Dahl es que, en ningún caso, la compañía le alertó con claridad de que estos datos iban a ser compartidos con terceros.

Las implicaciones de la venta de estos datos

Teniendo todo esto claro, ¿puede una compañía vender datos tan sensibles a terceros y que, finalmente, repercuta directamente sobre el precio de nuestros seguros?

De momento, en Estados Unidos ya se está investigando si las compañías pueden hacer uso libre o no de este tipo de información, de cómo se ha obtenido y cómo se ha comerciado con ella. En Massachusetts, un senador ya ha pedido a la Comisión Federal de Comercio que investigue el asunto y en California, recoge Reuters, se está investigando a compañías (que no han sido reveladas) sobre el uso que hacen de los datos recogidos por sus vehículos en relación a su ubicación, la integración de teléfonos inteligentes y las cámaras.

En cuanto al uso de estos datos en Europa, Iván Rodríguez, abogado, nos explica ve muy poco recorrido en nuestro país y en el resto de la Unión Europea. "Siempre hay formas de jugar en los límites de la legalidad pero en España la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) no tardaría en acabar con ello", nos asegura.

"Esos datos recopilados son especialmente sensibles y sería una locura que se pudiera comerciar con ellos", nos recalca. Y pone un ejemplo, "imagina que mi reloj vendiera mis datos de salud a una aseguradora o lo que ha pasado con Worldcoin, que no han tardado apenas nada paralizarla", haciendo referencia a la compañía que registraba el iris y que ha visto paralizado su funcionamiento de urgencia por la AEPD.

Además, señalaba algo clave y trasladable al ámbito de la automoción. Rodríguez nos apuntaba, haciendo referencia al uso de un reloj inteligente, "imagina que yo tengo hipertensión. Puede ser porque tengo un problema en el corazón o porque me bebo cinco latas de una bebida energética al día. Eso podría afectar directamente a la cuota que pago". Y eso es, exactamente, lo que ha sucedido en Estados Unidos.

Una vez supo el por qué del incremento de la cuota del seguro, el conductor protagonista del artículo de The New York Times explicaba que había expuesto su caso en foros online para compartir su experiencia con otros conductores. Allí, un buen puñado de dueños de Chevrolet reportaron casos parecidos pero, además, especialmente agraviados habían salido los dueños de deportivos como el Corvette, que habían participados en eventos legales en circuito cerrado donde habían llevado a cabo aceleraciones repentinas de forma repetida. Esto mismo fue utilizado por sus compañías para encarecerles el seguro.

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