El coche autónomo no repondrá el champán de la nevera, así que Rolls-Royce ha optado por otra solución: una escuela de chóferes

  • Los coches de Rolls-Royce son un producto tan exclusivo que la marca incluso ofrece cursos para los chóferes que han de conducirlos

  • Abrir puertas, meter el equipaje e incluso cómo desplegar el paraguas integrado en el coche son algunas de las asignaturas

Rolls Royce Spectre frente a un palacio
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Los fabricantes de coches están invirtiendo grandes cantidades de dinero en desarrollar la conducción autónoma para librar a los conductores de esa pesada carga. Sin embargo, la exclusiva marca Rolls-Royce ha optado por otro camino alternativo que también permitirá a los propietarios de sus coches relajarse en el asiento trasero a disfrutar de una copa de champán bien frío mientras llegan a su destino: un chófer que conduzca sus coches por ellos, y que lo haga según las especificaciones de elegancia y protocolo de Rolls-Royce.

La "experiencia Rolls-Royce" de guante blanco. Según publicaba Bloomberg, de las 6.000 unidades que la marca fabrica al año, el 20% va a propietarios que nunca lo conducirá, sino que es un chófer quien se encargue de ello. La proporción crece a medida que se escala en el catálogo de la marca, sobre todo cuando se trata de las versiones "limusina" del Phantom.

En ese contexto de exclusividad, la marca de Goodwood creó hace más de un siglo una escuela de chóferes para sus coches denominado Programa White Gloves, en el que no solo se enseña a conducirlos, sino que también a se aprende a ofrecer el mejor servicio de cara a quien ocupa los asientos traseros. "Fabricamos los mejores automóviles del mundo. El punto débil es el conductor", aseguraba Andi McCann, responsable de academia de chóferes de Rolls-Royce.

Enfoque al pasajero VIP. El enfoque del curso es ofrecer un servicio profesional y elegante a la altura de los pasajeros que ocupan las plazas traseras. Por ello, además de enseñar cual es el momento adecuado para acelerar al salir de una curva con un Rolls-Royce o cómo optimizar la frenada para que el pasajero no lo note, también se imparten lecciones de conducción evasiva y de seguridad.

Las funciones del chófer van más allá de la mera conducción, por lo que el curso también enseña mecánica e incluso cómo limpiar correctamente los materiales nobles con los que está fabricado el coche. "Esforzarse por alcanzar la perfección es un componente básico del lujo; todo lo que hagas debe ser impecable, sencillo, profesional y seguro", señala Andi McCann.

La "parada Champán" y cómo abrir la puerta. Una de las técnicas de conducción que se enseñan en el curso de capacitación para choferes de Rolls-Royce se llama "parada de champán" y, lejos de ser una parada para reabastecer la nevera, se trata de un sistema de frenada diseñado para que el líquido de una copa de champán no se derrame al detener el vehículo. El chófer debe conocer tan bien el coche como para mantener la presión constante y con la suficiente antelación como para anticiparse a la frenada, y levantar el pie justo antes de detenerse para evitar el tirón. Ese es el nivel de precisión.

Por otro lado, los chóferes también aprenden a abrir las puertas "suicidas" de los Rolls-Royce con una especie de coreografía suave y elegante en la que se aprovecha la máxima apertura y favorece la entrada y salida del pasajero, al tiempo que se le protege de miradas indiscretas a la hora de entrar en el coche. Se cuida hasta la fuerza que se aplica al cerrar la puerta para evitar ruidos molestos. "Abrir la puerta de un Rolls-Royce debería hacerse sin esfuerzo y con un solo movimiento. Es como bailar, mueves la cabeza y el cuerpo la sigue. Se hace con las piernas y los brazos". asegura McCann.

Por supuesto, en honor a la insignia del "Espíritu del Éxtasis" que lucen los Rolls-Royce en su frontal, el chófer nunca pasará por delante del coche para ir a abrir la puerta al pasajero o para volver a su puesto. Siempre lo rodeará por la parte trasera.

Aprender a usar el paraguas y meter el equipaje. En la escuela se aprende a convertir el simple acto de subirse a un coche en todo un ritual: desde que las ruedas se encuentren perfectamente rectas a meter el equipaje en el maletero de una determinada forma y, por supuesto, sin arrastrarlo y siempre en presencia del pasajero.

El paraguas integrado es un símbolo de Rolls-Royce, y también una herramienta que los chóferes de Rolls-Royce aprenden a usar en su formación. Desde adoptar la posición adecuada para cubrir al pasajero al entrar o salir del coche, hasta tácticas para protegerlo del acoso de los paparazzis apostados en la puerta de los eventos. Todo un arte.

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Imagen | Rolls-Royce

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